Abril 20, 2024 [G]:

Evocación de Ramiro Condarco Morales a once años de su partida

Tuvo el privilegio de ser miembro de las tres corporaciones académicas más importantes del país: Academia Boliviana de la Historia, Academia de la Lengua y Academia de Ciencias.


Lunes 6 de Julio de 2020, 11:30pm






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El 15 de julio se conmemora el undécimo aniversario de la muerte del polígrafo orureño Ramiro Condarco Morales (1927-2009), ocasión válida para rememorar algunos rasgos de su personalidad y de la sobresaliente labor cumplida por este intelectual que aportó significativamente al estudio de la historia y la antropología, entre otras, como disciplinas científicas con una serie de trabajos sólidamente estructurados y extraordinariamente documentados.

Por ello, “está considerado como el historiador mejor documentado del país. Su obra cumbre llegó en 1966, cuando publicó Zárate, el Temible Willka, texto biográfico sobre el popular líder indígena del siglo XVIII”.[1]

Ramiro Condarco Morales “es quizá uno de los últimos exponentes del intelectual multifacético que discurre con igual desenvoltura por los predios de la historia, la cartografía, la antropología, la sociología y la poesía”, en palabras del consagrado bibliógrafo e investigador don José Roberto Arze.[2]

Fue un hombre dedicado al estudio, la investigación y la producción intelectual. Para que desarrollara satisfactoriamente esa pasión, contó con el incondicional y desinteresado apoyo de sus hermanas mayores Albertina y Laura, a cuyo lado pasó gran parte de su vida.

Los afectos familiares de RCM estuvieron preferentemente dirigidos a dos seres que influyeron notablemente en su trayectoria. Por un lado, a su madre, doña Martha Guadalupe Morales Porres (fallecida en 1973), para quien siempre fue el hijo predilecto, adorado y al que cuidó con infinito amor. Poco antes de morir, dejó a sus hijas Albertina y Laura, la responsabilidad de continuar con esa especial atención prodigada al hijo menor. Por otro lado, a su hermana mayor, Albertina Condarco Morales de Duchén, quien (en compañía y apoyo de Laura) cumplió fielmente el  último deseo de la madre, y llenó de maternales cuidados al hermano menor hasta el día de su muerte acaecida en 1985. A partir de entonces, el compromiso recayó, de manera exclusiva, en Laura que lo ejecutó estoicamente hasta su partida (2008) y a pesar de la enfermedad que la postró en cama los últimos años de su vida.

En ese contexto, la muerte de la madre, primero, y de la hermana mayor de RCM, después, dejó honda huella en su espíritu, razón por la cual consagró diversos y sentidos poemas en homenaje y recuerdo de esos seres queridos que forjaron su espíritu. A manera de ejemplo, transcribimos el titulado “Al, ¡Hermana mía!”, publicado en el poemario postrero, Madre Alba y poemas lineales, más un bouquet de luz para Yulena.

Hermana Sol,

Hermana Nieve,

El viento habla de veras

en las ramas del árbol

y recuerda tu nombre,

tu voz y tu palabra.

 

Tu voz azul

de roca transparente

y latido de pétalo,

tu voz con la que mi ánima

se reencontró a sí misma.

 

Hoy día el cielo trae

la limpidez de tu alma,

y el Mundo tiene, hermana,

necesidad de ti.

 

Adiós hermana y madre,

el alba ha anochecido.

 

RCM contrajo nupcias en tres oportunidades. Quedó viudo en su primer matrimonio y se divorció en los dos restantes. Su vida estuvo consagrada al estudio y la investigación, más allá de sus fracasos matrimoniales, fue un hombre con tendencia a la soledad, cuyo principal centro de atención eran los libros, mapas, cartas y todo aquello que fuera necesario para documentar sus obras. Pero también encontraba consuelo y compañía junto a sus familiares cercanos (hermanos y sobrinos).

En la vida familiar era un hombre generoso que compartía con quienes le rodeaban los conocimientos adquiridos en el día a día. Las interminables e ilustrativas tertulias que seguían a los almuerzos, cenas y horas del té eran verdaderas cátedras que nutrían cotidianamente nuestro espíritu, y se constituían en fuente inagotable del saber que nos impulsaba a buscar mayor información relativa a los temas abordados; y de esa manera, también, fomentaba en los sobrinos que tuvimos el privilegio de compartir el diario vivir con el tío-maestro, la pasión por la lectura y la investigación científica.

Estas tertulias familiares eran matizadas con pinceladas de humor e ironía que caracterizaron su singular temperamento.

RCM tenía la paciencia del maestro de vocación para corregir los originales de las primeras producciones literarias o ensayos de los sobrinos… con él aprendimos a escribir, a investigar, a seguir los lineamientos del método científico, a ser rigurosos a la hora de contrastar fuentes e información, a analizar la estructura gramatical de las composiciones, etc.

En los años de colegio, preguntábamos al tío-maestro algún tópico que había sido tratado en las clases o que nos había sido transferido como tarea. Inmediatamente aportaba con cuestiones del tema y otros conexos con singular sapiencia. Cuando no respondía inmediatamente alguna consulta, al día siguiente nos sorprendía con una verdadera clase magistral que llenaba sobremanera nuestra expectativa.

En esta época aprendimos a manejar el método de investigación científica, bajo cuyos preceptos elaborábamos nuestras tareas escolares, lo que más de una vez desató la incredulidad de algún desubicado profesor… Además nos nutrimos de la temprana lectura de Protohistoria andina, Grandeza y soledad de Moreno, El escenario andino y el hombre, en la corrección de cuyos originales enviados a imprenta (pruebas de galera) colaboramos precozmente.

La vasta producción intelectual de Condarco se inicia con dos poemarios: Mares de duna y ventisquero y Cantar del trópico y la pampa, ambos publicados en 1948, dos años después que fuera laureado en los juegos florales de 1946, con su Canto al Oruro Royal. Luego, en 1975, salió a luz Zedar de los espacios, poema épico —lamentablemente incomprendido— de largo aliento ambientado en el espacio sideral y en 1989 publicó su último poemario: Madre Alba y poemas lineales. Más un bouquet de luz para Yulena.

Sobresalió también como biógrafo e historiador con aportes bibliográficos como Zárate: El "Temible Willka" (1966, 1ª ed., 1983, 2ª ed. y 2011, 4ª ed.), Grandeza y Soledad de Moreno (1971, 1ª ed. y 1988, 2ª ed.), Rigoberto Paredes: historiador y etnógrafo (1971), Aniceto Arce. Artífice de la extensión de la revolución industrial en Bolivia (1985, 1ª ed. y 2002, 2ª ed.), Orígenes de la nación boliviana (1978), Historia del saber y la ciencia en Bolivia (1981), Historia del ilustre Colegio de Abogados de La Paz (1993). De todas ellas, la más conocida y difundida ha sido la biografía de Zárate Willka que marcó época en la investigación nacional. Este libro —según el historiador José Roberto Arze— vino “a conmover las concepciones estereotípicas sobre el papel de las masas indígenas en los agitados años de las luchas civiles que marcaron el tránsito del siglo XIX al XX y contribuyeron a que otros forjaran los lineamientos de una interpretación filoindigenista de nuestra historia”.[3]

RCM incursionó, además, en la cartografía vinculada a la historia, ámbito en el cual publicó dos atlas fundamentales: Atlas histórico de América (1968, 1ª ed. y 1986, 2ª ed.) y Atlas histórico de Bolivia (1985), de gran valor para el estudio de nuestro pasado, aunque infelizmente poco conocidos y menos aún difundidos…, pese a que este último fue declarado, en su momento, como texto de enseñanza escolar.

Como antropólogo es autor de tres libros: Protohistoria andina (1967), El escenario andino y el hombre (1971) y Temas de antropología y arqueología (1989-1990).  Las dos primeras obras marcaron hitos fundamentales en el estudio de la antropología en nuestro país; El escenario andino desarrolla la teoría del control vertical de los pisos ecológicos, contribución realizada de manera precursora por Condarco en Bolivia, y simultánea e independientemente, por John Murra en Perú; pero tuvo la mala suerte de quedar preterida por ese fortuito fruto del azar.

Revolución del pan en Bolivia (1981), Tetragramas de la lengua castellana (1989), Breve Diccionario de Insultos (1989), Brevísimo diccionario filosófico del buen humor (1989) y Franz Tamayo: el pensador (1989), son otros títulos de la autoría de RCM.

Este polifacético intelectual orureño, legó, al menos los siguientes libros inéditos: La casta incaica (1968), Movimientos populares del período colonial (1976), El hierro en los Andes centrales prehispánicos (1979), El origen ando-indígena del arado de Castilla (1980), Historia económica de Oruro. Períodos prehispánico e hispano-colonial (1980), que ojalá pudieran editarse con el respaldo de algunas instituciones —estatales o privadas— vinculadas a la investigación y al desarrollo cultural.

Tuvo el privilegio de ser miembro de las tres corporaciones académicas más importantes del país: Academia Boliviana de la Historia, Academia de la Lengua y Academia de Ciencias.

La descollante labor intelectual de RCM no pasó desapercibida ya que recibió en vida variados e importantes reconocimientos entre los que cuentan: Premio Presidente de la República (1975), Hijo Predilecto de Oruro (1996), Premio de la Fundación Manuel Vicente Ballivián (1996), condecoración Gunnar Mendoza (Sucre 1997), Ciudadano notable de la ciudad de Oruro (1999), Premio a la Cultura otorgado por del Club de La Paz (2004), Premio Nacional de Cultura (2004), Cóndor de los Andes (2006) y Bandera de oro del Senado Nacional (2006), entre muchas otras distinciones.

ALGUNOS JUICIOS SOBRE ZÁRATE, EL ‘TEMIBLE’ WILLKA

La obra particularmente importante de RCM, en cuanto a su significación para la historia iberoamericana, es, ante todo, Zárate, el ‘temible’ Willka, mayormente debido a que ella aborda el dramático problema del clash of peoples (es decir, el choque entre pueblos o naciones provenientes del Viejo Mundo en el Nuevo), y en perjuicio de los de este último, hecho que parece subsistir hasta nuestros días.

Este libro, en síntesis trata del alzamiento indígena que tuvo lugar en Bolivia entre 1898 y 1899 durante la llamada revolución federal, y describe el rol que jugó en él el caudillo indígena Pablo Zárate Willka.

La temática está vigente, tomando en cuenta el resurgimiento de los movimientos indígenas en varios países de América. Veamos algunos juicios sobre la obra:

“...Contrastando con este relativo descuido de los estudios económicos, ha habido un renacimiento importante de la historia social de este periodo, este renacimiento se inició con un estudio innovador que echaba por tierra todos los presupuestos tradicionales acerca del sistema social dual y del aislamiento político del indio: Ramiro Condarco Morales, Zárate, el ‘temible’ Willka. Historia de la rebelión indígena de 1899 (La Paz, 1965)...”.[4]

“...La historia y la biografía (no es fácil separar estos géneros en Condarco) se han enriquecido con Zárate, el “temible” Willka (que, quién sabe si a pesar de su autor pero de manera inevitable, vino a conmover las concepciones estereotípicas sobre el papel de las masas indígenas en los agitados años de las luchas civiles que marcaron el tránsito del siglo XIX al XX y contribuyeron a que otros forjaran los lineamiento de una interpretación filoindigenista de nuestra historia...)”.[5]

“...En resumen, el libro aborda la movilización de comunidades aymaras y quechuas bajo el liderazgo de Pablo Zárate Willka, comunario de la región de Sicasica; su contribución militar decisiva a favor de los Liberales durante la guerra civil de 1899; la emergencia de un aparente proyecto político autónomo para varias reivindicaciones indígenas en un período de despojo masivo de tierras de comunidad; y, finalmente, la traición y represión violenta de las comunidades insurgentes. Los méritos del libro son múltiples, especialmente si se toma en cuenta que fue escrito en 1965: en un estilo imaginativo y ameno, el autor se apoya en una variedad de fuentes primarias, mostrando un rigor metodológico poco común en ese momento; ilumina un período histórico, las postrimerías del siglo XIX, generalmente ignorado hasta entonces, y nos ofrece una primera visión hacia adentro de la política aymara, visión libre además de los estereotipos racistas que prevalecían en el medio intelectual urbano. En fin se trata de una obra indiscutiblemente pionera, el primer hito en la etnohistoriografía boliviana moderna./  Más allá de sus méritos académicos, creo que la verdadera trascendencia del libro está en su impacto sobre el pueblo boliviano. Hoy día la figura de Zárate Willka es ampliamente conocida por diferentes sectores de la población, su nombre reivindicado en los movimientos campesinos y étnicos actuales y su historia recordada en la interpretación de cuestiones centrales como son el carácter colonial o ‘moderno’ de esta sociedad y la naturaleza de sus relaciones étnicas de poder. El significado político de Zárate Willka en nuestros días no se limita a su reciente apropiación simbólica por un grupo armado que maneja un discurso indigenista radical. Para citar sólo un ejemplo más, después de su aparición en 1965, durante el periodo del pacto militar campesino del Gral. Barrientos, el libro fue elogiado por su calidad por Humberto Palza Soliz, quien no dejó de ver en aquella historia un ejemplo aleccionador del peligro permanente del levantamiento indígena y la amenaza a la propiedad rural. Cualesquiera sean los distintos significados políticos de Zárate con el tiempo, todos muestran la vigencia y profundidad del tema. Con todo, Zárate Willka es una figura y una historia clave para el auto-conocimiento del pueblo y Ramiro Condarco, cuyo trabajo ha tocado el fondo de la conciencia histórica colectiva, ha hecho posible esta discusión dentro de la sociedad y este proceso de definición social  -inacabable por cierto, conflictivo a veces, pero al final de cuentas vital...”.[6]

“Con singular acopio documental sigue el choque de dos concepciones políticas, en el cual una parcela humana defiende la legitimidad tradicional, si hemos de emplear términos de Ortega, y la otra se propone convertir en norma social la todavía ilegítima y subversiva novedad de su credo. Par comenzar, presenta en síntesis una imagen de la época: su economía, sus diferencias de clases, su realidad geográfica. Acomete también el examen de las luchas sociales y, dentro de este enfoque se trata de ser global, la vida de comunarios y colonos, el régimen legal de la propiedad de la tierra y el desenvolvimiento del aborigen”.[7]

“Sólida y maciza obra aquella de Condarco. Asombra, de entrada la vastísima cantidad de materiales empleados en su elaboración, los más de ellos tomados de primera mano. Nada hay en ella que no tenga el respaldo de la fuente bibliográfica, el documento, la crónica periodística o siquiera la referencia verbal. Aunque fatigosa a veces para su manejo por el lector, la copiosa fuente informativa singulariza a la obra, dotándola de aquella virtud que ha dado en llamarse la seriedad. Tal seriedad entendida en el más estricto y noble sentido, significa absoluto verismo en la composición, entereza moral para referir y comentar, y de otro lado, merecimiento de confianza de quien lee con detención”.[8]

“Quizá la mejor descripción del despojo territorial de las propiedades indígenas llevado a cabo durante este período, así como de la eventual reacción de parte del campesinado del altiplano como participante en la llamada revolución federal de 1899 se encuentra en la singular obra de Ramiro Condarco Morales, Zárate el ‘temible’ Willka, 2ª  edición revisada, La Paz, Renovación, 1983, especialmente en las páginas 42-57”.[9]

“La verdadera trascendencia de su aporte se encuentra, sin embargo, en su obra titulada: Zárate, el temible Willka. Historia de la rebelión indígena de 1899 en la República de Bolivia escrito en 1965. Esta obra merece uno de los más grandes reconocimientos no sólo porque el autor trató con extrema meticulosidad los hechos de la Revolución Federal sino también porque sacó a luz una de las rebeliones indígenas más importantes de nuestra historia. Hay que recordar que, hasta aquel momento, la historia oficial se traducía en una historia de héroes y de presidentes y que la participación de los indígenas era escasamente mencionada. Condarco, abre con esta obra un amplio camino para las futuras investigaciones etnohistóricas. Se trata de una obra indiscutiblemente pionera por la cual le estamos agradecidos”.[10]

“Estamos ante un alarde de heurística, que cultivó con pasión Ramiro Condarco Morales durante su vida intelectual, y sobre todo en su condición de profesor universitario (…) En Zárate el “temible” Willka, apoya sus afirmaciones en bases documentales de primera mano que hace de esta obra insuperada hasta hoy (…) Esta obra, de impactante actualidad devela la intimidad de la guerra civil de 1899, en la que se juegan los intereses de una nueva oligarquía boliviana, gestada esta vez, en el Norte para defender ‘exclusivismos regionalistas’ para cuyo fin se alían dos sectores opuestos como son los constitucionalistas y los liberales de La Paz (…) El autor hace gala, nuevamente, de su dominio de las fuentes empleadas en su investigación, llegado a establecer la ‘doble moral’ de los ‘gerentes de la revolución’, quienes afirmaban públicamente que los indígenas habían actuado sponte sua, y que su intervención en la guerra civil no tenía ninguna importancia, no vacilaron en reconocer y confesar, en notas confidenciales, que fueron las fuerzas indígenas el más importante factor de éxito para la victoria de la fuerzas rebeldes (…) A falta de fuentes, el autor acude a las fuentes orales, identificando a los sobrevivientes de aquella época o a sus descendientes y en otros casos a los custodios de la memoria colectiva que se transmitía de generación en generación por la tradición oral (…) se pretende reivindicar la obra de Pablo Zárate el “temible” Willka, en la senda abierta ya hace varias décadas por Ramiro Condarco Morales, quien dejó un preciado legado a las generaciones del presente, que supieron descubrir en su obra, una guía simbólica, para orientar sus reivindicaciones históricas, en un país en el que el referente indígena no puede ser excluido”.[11]

ALGUNOS CRITERIOS SOBRE EL ESCENARIO ANDINO Y EL HOMBRE

“Considerado como precursor de J. Murra, tras H. Trimborn y L. Baudin, pero también como un co-autor anterior e independiente de la llamada teoría acerca de la existencia prehispánica del eco-sistema vertical andino...”.[12]

“...El Dr. Ramiro Condarco Morales fue pionero, por ejemplo, al analizar, estudiar y desentrañar el patrón que siguieron las sociedades andinas en el aprovechamiento de los recursos geográficos y ecológicos de los Andes, patrón que no sólo les confiere su especificidad sino que permite también comprender su organización social, económica y cultural. La “simbiosis interzonal” y la complementariedad ecológica y económica que hoy en día se cita innumerables veces y de manera tan cotidiana que ya parece ser un patrimonio común y anónimo ha sido uno de sus más grandes aportes. Y sin embargo, debido a las condiciones imperantes en este país /Bolivia/, la magnitud de sus aportes no fue comprendida a cabalidad ni siquiera por sus contemporáneos. El reconocimiento que se le ha hecho ha sido también insuficiente. Debemos recordar, en este sentido, que otro investigador, John V. Murra, logró precisamente su éxito y fama por haber planteado su teoría del ‘control vertical’ poco tiempo después, gozando, no sólo de los recursos económicos, académicos y de divulgación, sino también de los réditos intelectuales y morales que significa un intelectual destacado en cualquier país vecino y más aún en el hemisferio norte...”.[13]

Como se observa por las valoraciones precedentes, ambas obras de RCM, es decir, tanto Zárate, el “temible” Willka cuanto El escenario andino y el hombre fueron ampliamente comentadas de manera positiva por la crítica especializada. En el caso de El Escenario… si bien su difusión fue importante, en cambio, los estudios paralelos de John Victor Murra en Perú opacaron los descubrimientos de RCM, al contar aquél con una serie de recursos de muy difícil acceso en nuestro contexto.

Sin embargo, al margen de estas obras, y como vimos en párrafos anteriores, RCM aportó con señeros estudios biográficos sobre Gabriel René Moreno (1834-1908) y Aniceto Arce (1824-1906), dos personajes que  con rasgos y campos de acción diferentes, constituyen hitos en la historia de Bolivia. Cada una de ellas alcanzó dos ediciones, pero infelizmente, la de Moreno es totalmente desconocida, habida cuenta que el año 1988 salió en fascículos coleccionables en 17 entregas con el matutino cruceño El Mundo (entre el 19 de enero y el 24 de mayo), de tal modo que son muy pocas personas quienes tuvieron la paciencia de coleccionar los respectivos fascículos. Es una pena, porque la biografía prácticamente fue reescrita por el autor a la luz de nueva documentación a la que accedió 17 años después de la aparición de la edición de 1971.

En fin, valgan estas líneas para traer a la memoria la figura de uno de los más destacados intelectuales bolivianos de la segunda mitad del siglo XX.

 

[1]Anuario de La Razón, La Paz, 2009.  

[2] José Roberto Arze. “Homenaje a la intelectualidad orureña en la persona del Ramiro Condarco Morales” en Carmen Beatriz Loza y Esther Aillón (Ed.) Homenaje al escritor Ramiro Condarco forjado en los mares de tierra. Carrera de Historia, UMSA, La Paz, 2009. P. 69.

[3] José Roberto Arze. “Homenaje a la intelectualidad orureña en la persona del Ramiro Condarco Morales” en Carmen Beatriz Loza y Esther Aillón (Ed.) Homenaje al escritor Ramiro Condarco forjado en los mares de tierra. Carrera de Historia, UMSA, La Paz, 2009. P. 70, 71.

[4]H. S. Klein, Historia de Bolivia, La Paz, Juventud, 1982. pp. 342-3.

[5] José Roberto Arze. “Homenaje a la intelectualidad orureña en la persona del Ramiro Condarco Morales” en Carmen Beatriz Loza y Esther Aillón (Ed.) Homenaje al escritor Ramiro Condarco forjado en los mares de tierra. Carrera de Historia, UMSA, La Paz, 2009.  

[6] Sinclair Thomson, Recordando a Zárate...”. Presencia literaria (LP.14.Ago.1994): 11-12.

[7] Rodolfo Salamanca Lafuente, El Diario, (LP.22.May.1966).

[8] Hernando Sanabria Fernández. “Condarco Morales y el ‘temible’ Willka” El Diario (LP.19.Ene.1969): 3.

[9] William Lofstrom. Cobija y el litoral boliviano, vistos por ojos extranjeros: 1825-1880, La Paz, Editorial Quipus, 1991. p. 93.

[10] Pilar Mendieta Parada. “Ramiro Condarco Morales”. La guerra federal, fascículo de la Coordinadora de Historia, publicado con La Razón en 1999.

[11] Luis Oporto Ordoñez. “Prólogo”. En Ramiro Condarco Morales. Zárate, el “temible” Willka. Historia de la rebelión indígena de 1899, 4ª edición, Santa Cruz de la Sierra, El País, 2011.

[12] Shoza Mazuda, I. Shimada & C. Morris (Ed.) Andean Ecology and Civilization. University & Tokio Pres. 1985.

[13] Rossana Barragán Romano, diciembre de 1995.

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