La asambleísta Norma Piérola, conocida por sus desplantes y su malacrianza, reapareció en un programa de una emisora simpatizante del gobierno. Arremetió con su consabida locuacidad rencorosa contra “los comunistas que están por todas partes” y cuando no, contra el ex presidente Evo Morales. Todavía recordamos su grosería ante la primera autoridad del país, cuando se negó a darle la mano y desvío su cuadrado rostro con la altanería de una birlocha que estrena un abrigo de visón. Su odio a la izquierda política y a los indígenas no deja llamar la atención, porque alguna vez le escuchamos cantar con una voz afinada la canción cimera que le dedicaron al comandante Che Guevara. ¡Qué vericuetos estrambóticos ocurrirán en su poderosa testa para expresar esas rimbombantes contradicciones! Solo ella y su pasado lo saben, por ahora trata-inútilmente- visibilizarse para que alguna tienda política la tome en cuenta. Parece que sus días como asambleísta acabaron, y tal vez pueda emprender una nueva carrera como cantante.
La terrible suerte de Potosí es proverbial, una ciudad que fue reputada por su riqueza y de estar contemplada en la historia como la ciudad más importante del siglo XVII, tiene varios asambleístas ineficientes; asimismo sus dirigentes políticos son los campeones para dejar a medias cualquier proyecto favorable para su departamento. Pumari, el joven dirigente cívico que se convirtió en un baluarte que impidió la explotación del litio en el anterior gobierno, para después saltar al protagonismo de los movimientos pititeros, desapareció silenciosamente. Su horrorosa negociación con el candidato ultra conservador Camacho y sus afanes aduanales fueron un funesto antecedente para su derrumbe. Ahora Potosí perdió soga y cabra y el gobierno al que ayudó a tomar el poder, intenta renegociar con una trasnacional su explotación del salar en condiciones menos favorables. Perdió soga, cabra y aduanas en una sola acción. Es fácil imaginarse a una persona como él de gobernante. ¡El Tío de la mina nos libre!
El asambleísta Barrientos, usa los medios televisivos solamente para llorar y quejarse. Todo el tiempo, en pose lastimera, se esfuerza por defender a su gobierno, sin cambiar el tono de mastín apaleado. No opina ni dice nada sobre el litio, solo modula su quejumbrosa voz para hablar siempre lo mismo, obsesionado con el MAS, mientras la sociedad potosina espera resultados. Edwin Rodriguez, ahora promueve un movimiento contra las AFPs, sin puerto seguro, solo para ponerse en vitrina. Ambos irán a llorar al río.
Doria Medina tiene el innegable talento de reclutar izquierdistas perdidos, alrededor de su fundación Pazos Kanqui, (una suerte de correccional), como el extinto Herbert Muller que llegó a ser Ministro de Economía. Ademá$$$ de tener esa capacidad de convencimiento, aseguró que cuando gobierne convertiría la Casa del Pueblo en un Hospital. Ahora cogobierna, tiene el poder y estamos en plena pandemia ¿Porque no lo hace? ¿Qué está esperando? Así, su imagen mejoraría, pero no lo hará porque era solo demagogia electoralista y alardeo que el viento se llevará.
El Asambleísta Monasterio utiliza el mismo lenguaje del Ministro Murillo, no maneja conceptos, solo insultos contra sus adversarios, con ese talante autoritario es un posible reemplazo del abollado ministro de gobierno, cuyas acciones contra la población más vulnerable y su enfermiza obsesión azulina, han erosionado su figura y de su candidata, la Sra. Añez. Semejante al embajador Serrate de Bolivia en EEUU, trío al que puede arrimarse el ministro Cárdenas, que ofreció dotar a las mujeres de armamento, en vez de educación para su defensa.
El nuevo ministro de Economía y Finanzas Públicas, Oscar Ortiz, experto en navegación zigzagueante, todo terreno y multipropósito, como el buque de Guaqui; una vez fuera de peligro le toca lidiar con otra virus: la economía que está en terapia intensiva. El ejecutivo, desde la cabeza a los pies, no saben o no pueden cuidarse ¿Podrán hacerlo con la población boliviana? Un gran pretexto para prorrogarse, en tanto todos estamos indefensos e inermes y no debemos esperar nada del gobierno. Los vientos amenazan con llevarse a muchos políticos, pero eso dependerá de la benevolencia del Wayra Tata.
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