En el salar de Uyuni, los turistas quedan maravillados con las postales que la naturaleza entrega. El espejo de sal más grande del mundo es un atractivo sin igual y cuando el visitante llega hasta el lugar, no tiene dudas de que el viaje valió la pena. En la temporada de lluvias da la impresión de que la tierra y el cielo, son una sola unidad, que uno se refleja en el otro.
¿Cómo llegar hasta el salar de Uyuni? Los expertos en turismo afirman que si uno quiere viajar hasta ese sitio de Bolivia, hay que hacerlo en una vagoneta Land Cruiser, que es una “máquina perfecta” . “Con este vehículo te entregarás al verdadero turismo aventura en Bolivia, ya que te permitirá perderte por rutas secundarias sin preocupación: el potente motor y las gruesas ruedas de las vagonetas 4×4 son ideales para todos los terrenos”, recomienda el sitio Arblatinamerica.
Tal consejo es posible hacerlo realidad porque en el salar de Uyuni, el vehículo más utilizado es precisamente esa vagoneta. “Ve al salar de Uyuni y fíjate, el 98% de los vehículos son Toyota, son Land Cruiser”, afirma Gerónimo Melean, vicepresidente Ejecutivo de Toyosa, en un repaso de la historia de 40 de la empresa boliviana que consolidó la presencia del emblema japonés en el país.
Ahora bien, la presencia de Land Cruiser en esa joya de Bolivia no es casualidad. Es la combinación entre la garantía y durabilidad que ofrece Toyota y el esfuerzo de Edwin Saavedra , por convertir a Toyosa, en una de las de empresas de mayor referencia y confianza del país. Es el resultado del esfuerzo de un equipo.
Y en esos 40 años de vida Toyosa sabe que, además, del Land Cruiser, los bolivianos mostraron mayor preferencia por el automóvil Corolla y la camioneta Hilux.
TOYOSA, LA HISTORIA DE SAAVEDRA
Y, ¿cómo se levantó Toyosa en Bolivia? “Con el esfuerzo y pujanza de don Edwin Saavedra, para quien esto no es trabajo, porque él hace lo que le gusta. Es incansable, es muy trabajador, y empuja constantemente la empresa, siempre hacia adelante”. Saavedra es un boliviano nacido en Cochabamba, cuya historia y triunfo están ligados a a su hogar y a la marca japonesaEl afirma con frecuencia que sus principales mentores y sembradores de valores han sido sus padres: Santos Saavedra Escalera, reconocido militar y héroe nacional de la Guerra del Chaco, y María Nelly Toledo.
Hace más de 40 años, en uno de sus primeros trabajos, llevaba mineral en un vehículo Toyota. Lo cargó en exceso –como ocurre actualmente con los viajeros a Guanay- y llegó a su destino. Luego, preocupado por el coche, lo llevó al mecánico, quien le dijo que estos autos son duros, que lo único que había que comprar es una empaquetadura. Ya con esa experiencia, tiempo después compró un vehículo Toyota para un proyecto de granja avícola en la Llajta. Pero una persona se lo compró. Esa operación le hizo cambiar de idea. Eran los años 80. Dejó el plan de crianza de gallinas. Vendió todo lo que tenía para invertirlo en el proyecto de comprar coches y venderlos.
div class="media media-element-container media-default">“Don Edwin tenía la suerte de que te traía un carrito, lo veían y se lo compraban. Primero lo hizo con varias marcas y luego cuando ya iba a Chile, trajo solo Toyota, . Y en uno de esos viajes, se cruzó con el que era vicepresidente de Toyota para América. Las estrellas se alinearon y consigue el contrato para representar a Bolivia. En esa época el distribuidor era Toyota Boliviana, pero era muy pasivo y no se movían como lo hizo Saavedra”, cuenta Melean, uno de sus ejecutivos más estrechos y de confianza.
Así Toyosa se inició en octubre de 1981 en Cochabamba y desde el corazón del país se expandió a todo el país. Saavedra se puso la empresa sobre las espaldas para llevarla adelante. Él viajaba para recoger los coches. Él se ocupaba de lograr financiamiento para que su esfuerzo crezca. Con los años, esa empresa logró presencia en todo el territorio nacional.
EL CRECIMIENTO DE TOYOSA
A la intuición de hacer negocios automotrices, a su enorme capacidad de hacer relaciones públicas, Saavedra sumó la confianza de la japonesa Toyota, que le capacitó en la mística, los principios y prestigio de ser parte de Toyota. “Es un modelo de trabajo y de ahí sale lo que es el Toyota Well , una disciplina de cómo vas conduciendo el negocio. Él ha ido formándose en eso y también en lo que es su intuición, su percepción”.
Hoy, 40 años después, Toyosa tiene más de 600 trabajadores en todo el país y fue la semilla para el nacimiento de otras empresas dirigidas por Saavedra, “quien no heredó nada ni ha recibido nada de regalo. El ha trabajado cada milímetro de lo que tiene”, afirma Melean.
Los trabajadores de Toyosa saben cómo trabaja Saavedra, por eso afirman que esta empresa es una universidad que marca para siempre y que está conformada por un equipo de apasionados perfeccionistas, que buscan satisfacer las necesidades del mercado, distribuyendo el mejor producto a precios acordes al mercado nacional.
Los clientes también tienen un criterio definido. Quienes adquieren un vehículo Toyota saben que tienen ventajas, por ejemplo, en la reventa. Pero antes, en la capacidad del coche, porque es un vehículo confiable, que tiene el respaldo de una empresa creíble.
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