El Alto, 29 de noviembre (EL COMPADRE/Jacqueline Maydana).- Ella luce una pollera roja que combina con una blusa blanca adornada con perlas. Una de sus manos está apoyada en la cintura y camina hasta la acera de una esquina en la avenida Jorge Carrasco, donde gira la cintura de derecha a izquierda, con un coqueteo sutil, pero efectivo. Allí, en pocos segundos, al menos unos siete hombres, entre jóvenes y adultos, se acercan a ella y le hablan al oído. Esa escena es similar en la calle 8 y 9 de la zona 12 de Octubre de El Alto, donde la chola trabajadora sexual es la fantasía de cada vez más varones.
Juana (nombre ficticio), tiene 25 años, es madre de dos hijos por quienes lucha cada día desde el trabajo sexual. Ella luce una pollera azul con adornos, una blusa de color perla y un sombrero beige. La vestimenta, explicó, es un factor llamativo para los varones, ya que las cholas no descubren mucha piel a diferencia de las “señoritas” y ellos “fantasean con nosotras”.
“Aquí trabajamos más cholitas y tenemos nuestros clientes, porque los clientes dicen que tienen más fantasías con las cholitas por las polleras, las enaguas, por lo que andamos más tapadas que las señoritas de vestido”, relató a El Compadre.
Aylin Aparicio, dirigente de la Organización de Trabajadoras Nocturnas de Bolivia (OTNB), explica que en ese sector de El Alto entre el 50 y 60% de las trabajadoras sexuales visten pollera.
“Lastimosamente, el hambre no discrimina (…) la necesidad de llevar el pan a nuestras casas ha hecho que las compañeras de pollera también ingresen a este mundo. Ellas se han hecho más visibles, se han tenido que tomar las calles de El Alto porque las autoridades nos han cerrado las fuentes de trabajo”, sostuvo.
Además, explicó que por la pandemia, el trabajo sexual aumentó en 70%. De ese porcentaje algunas cholas son “originales” y otras son “transformer”, en este último estilo, las mujeres no suelen ser reconocidas por sus familiares o cercanos.
Lo que cautiva de ellas
María Luisa Choquehuanca, una representante del sector, indicó que solamente en la 12 de Octubre hay más de 800 trabajadoras sexuales, la mayoría, cholas, que se encuentran en las calles 7, 8 y 9, pero en los clubes privados también hay trabajadoras que visten de pollera.
Desde la avenida Carrasco, Juana cuenta que a los hombres, “la curiosidad, los mata. Hay cosas así que nos dicen los clientes, que les gustan las cholitas, que buscan las fantasías, que quieren experiencias nuevas, ya que a una cholita se la ve bien diferente”.
Un rasgo resaltante de Juana es su alegría y picardía. Y ella destaca que los hombres buscan a la chola por esas virtudes. “La mujer de pollera generalmente muestra un carácter más sociable, divertido y carismático”, comenta.
Ella afirma que es importante mostrarse así para que el cliente "se anime" a elegirlas. A otros, dijo, les gusta el olor de la ropa, los colores y las enaguas. Recuerda que entre sus clientes hay casos de hombres que jamás estuvieron con una chola y desean experimentar algo nuevo. Luego, terminan por gustarles las mujeres de pollera.
“Ha habido clientes que nunca han estado con una cholita, pero han tenido la curiosidad y vienen y dicen ‘nunca he entrado con una cholita’ y después le empiezan a gustar las cholitas, han entrado una primera vez y después (buscaron) solamente cholitas”.
Las edades de las cholas que trabajan en el sector son variadas. Según Juana, hay mujeres desde los 25 hasta los 50 aproximadamente. Lo mismo ocurre con los clientes. En un paso por esas calles, se observa a hombres que tienen desde 18 hasta los 70 años.
“La pollera no es mala”, sentenció Juana. Por el contrario, es un atuendo que cautiva, por ello, contó que muchas “señoritas” empezaron a usarla de manera seguida hasta que se quedaron con el estilo.
“Hay muchas que se han cambiado de esa manera y así se han quedado con la ropa, así caminan en la casa, en la calle, porque es algo que te tiene que gustar, porque la pollera no es malo. La mujer de pollera es un amor, a mí me encanta vestir de pollera”, expresó.
“Hay que ofrecerse al cliente, hay que convencerle, a veces si está triste, le tienes que sacar una sonrisa para que se anime y quiera entrar”, reconoce Juana.
¿Por qué prefieren la mujer de pollera?
La sexóloga Marinéz Salazar explicó que el erotismo es la búsqueda consciente del placer que se manifiesta en diferentes conductas y acciones, y destaca que al buscar el placer en una relación coital se generan una serie de fantasías.
“El hecho de desear tener relaciones con una mujer de pollera se trata de la fantasía de que se traten de mujeres más bien tímidas, más recatadas, esa puede ser una de las posibilidades porque se busque una relación coital con mujeres de pollera”, explicó.
Indicó que es probable que los hombres adultos sean quienes más busquen a mujeres de pollera porque se genera una reminiscencia de la cultura de la que se proviene.
Además, mencionó que las fantasías eróticas también responden a procesos culturales y el hecho de que en El Alto se conviva con mujeres de pollera puede llegar a provocar la búsqueda de relaciones sexuales con ellas, a diferencia de la ciudad de La Paz donde se convive más con mujeres que visten de pantalón o con ropa más del estereotipo foráneo.
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