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Los chambones


Lunes 27 de Septiembre de 2021, 12:45pm






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Los chambones, según el curioso Diccionario de Americanismos de Alfredo Neves, (1973), son unos zapatos ramplones que usan en Puerto Rico. Por supuesto, nada más alejado de la definición que conocemos los bolivianos; para nosotros el chambón o chambona es un principiante que comete errores, confunde las cosas y puede provocar problemas, desastres o malos entendidos con una chambonada.

Todos, en algunos momentos de la vida, hemos sido chambones: al conducir por primera vez un automotor, conquistar un amor, escribir una carta para solicitar trabajo, subir al vuelo a un autobús, etc. Estas fallidas acciones provocan percances domésticos de alcances menores; sin embargo, cuando nos meten o nos metemos a la vida política pueden ocasionar múltiples heridas y desencuentros fatales e imprevisibles.

Las y los legisladores “nuevones”, como gusta llamar a los jóvenes legisladores a mi compadre Teo, cometen chambonadasque son muy visibles y no corresponden apersonas madurasque debendemostrar conocimiento de las competencias, obligaciones y sobre todo, los límites que les marcan las normas y reglamentos legislativos; pero estas chambonadas no solo se restringen a este grupo, sino también a autoridades con amplia trayectoria política y profesional; aguzados por sus afanes de mantener su poder político o empresarial, incurren en variada estupidez.

Así, la joven senadora Andrea Barrientos, que podía entrar a la historia por mantener su autonomía de pensamiento y producir el primer encuentro para acercarse a la lejana reconciliación de una sociedad fracturada, recula inmediatamente explicando en lenguaje cantinflesco que “sacaron de contexto mi intervención”. Obviamente que fue su el jefe de su partido que le jalo de sus mechas como a su muru imilla para decirle que estamos en guerra con el oficialismo y esperamos que fracasen en todo. Los legisladores del oficialismo tampoco abrieron su espacio autónomo para acercarse a esa señal, actitud que hubiera significado un quiebre importante en ambas fuerzas antagónicas que siguen atizando la discordia y promover un cambio de visón de los jóvenes legisladores. Asimismo, el dúo dinámico de los diputados Astorga y Reyes, a quienes los medios afines a la oposición, convirtieron en estrellas mediáticas chambonas, se ocupan de fabricar bilis en contra de Evo Morales y darle consejos al Presidente Arce, como si ellos hubieran ganado las elecciones con el 55%.

La grosería del gobernador de Santa Cruz que, con sus desplantes intenta mantener la simpatía de sus adherentes, ha puesto al descubierto las chambonadas en su gestión, es más, criticada por su ex aliado Costas: una cosa es vociferar y otra hacer gestión. Sus legisladores se parecen mucho a él: locuaces, gritones e ineficientes. Y por el frente, el legislador oficialista Cuellar que, cada que abre la boca, genera malestar en su partido por sus palabras irreflexivas. Estas legiones de nuevos chambones no se reencontrarán para propiciar el dialogo y curar las heridas que produjo la aventura de la señora Añez y su órbita perversa; la beligerancia mutua pone en evidencia que ambos tienen parte de la culpa y es como si vivieran en un mundo ajeno a nuestra vida cotidiana.

La chambonada intergaláctica tiene como autores al Poder Judicial, institución que difirió más de una década una sentencia ejecutoriada y permitió que Manfred Reyes sea habilitado por el Tribunal Supremo Electoral, gane las elecciones ediles y proclame su descubrimiento de golpe judicial. Ahora es un reo sentenciado y alcalde. Solo en Bolivia ocurre estos dislates que abren una leonera que dará aire al pititismo con una buena excusa; oportunidad para los políticos duchos que ejercitarán sus maniobras, interpretando las normas y leyes según convenga a la temperatura. Así, en algún momento, con mi compadre Teo pensamos que el dedo encontrado en la hamburguesa de una empresa cruceña, era un plan malévolo de Evo para engendrar una persecución gastronómica a la oposición, fue una chambonada.

Confesamos, queridos lectores, que la política boliviana está plagada de chambones, algunos causan risa, pero todos aburren.

¿Cómo hemos llegado a este escenario pobre de ideas y creatividad para resolver nuestros problemas? La mezquindad y pequeñez moral es evidente cuando cada gallo canta en su corral al otro gallo que hace lo mismo.

Convenimos con Teo que Bolivia es un país muy bello y estos chambones la agravian.

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