Los Tamales Doña Ercilia forman parte de una tradición culinaria que pasó de madre a hija en el municipio de Padilla de Chuquisaca. Este emprendimiento es uno de los finalistas del Concurso Emprende Ideas en Gastronomía de la Fundación Samuel Doria Medina.
La elaboración de los tamales no es fácil; primero se debe remojar el maíz; luego, hervirlo con ceniza y batirlo hasta que la cascara se desprenda; a continuación, moler hasta lograr una pasta compacta, con canela y anís, que se sazonará con azúcar o sal, de acuerdo con el gusto. Paralelamente, se prepara la carne de cerdo frita con ají colorado, parecida a la fritanga. Esta sirve de relleno. Después, se forman pequeños paquetes en la chala de maíz (tipo huminta) y se pone a cocinar por el lapso de tres horas.
Gracias al inigualable sabor de los tamales padillenses, este negocio fue la fuente principal para que Doña Ercilia logré que sus hijos puedan estudiar en el colegio y luego abrazar una profesión.
Ella migró del campo con el sueño de que sus seis hijos puedan aprender a leer y escribir en la escuela del pueblo. La necesidad desafió su imaginación para encarar la búsqueda de un ingreso para vivir.
Al principio, Doña Ercilia y su esposo se dedicaban a cultivar maíz y a criar cerdos, pero no siempre podían vender todo el maíz que producían, así que a veces este producto se echaba a perder. Entonces, surgió la idea de preparar tamales con el maíz sobrante, rellenos con la carne de cerdo cocinado con ají típico de la región, el que también cultivaban.
Así empezó el negocio de esta familia chuquisaqueña. Después de la escuela, los niños ayudaban a su mamá a vender tamales en el pueblo. Entre ellos, estaba Lisbeth, quien creció con el ejemplo del emprendimiento.
Hoy Lisbeth Ortega es quien se encarga de Tamales Ercilia. Ella estudió Administración Financiera en la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, luego volvió a Padilla con el objetivo de convertir el negocio familiar en un emprendimiento nacional. Actualmente, se forma como técnico medio en gastronomía para complementar sus conocimientos.
Los tamales se hicieron famosos entre los sucrenses. Los envíos a Sucre son regulares, mientras que este producto también se cotiza en Santa Cruz, donde se envía precocido y congelado para que no pierda su calidad.
///