LA PAZ, 18 de agosto (Urgentebo).- Cientos de caimanes muertos yacen en el lecho seco del río Pilcomayo, en Paraguay. Algunos murieron de hambre y sed, otros que aún están vivos se hunden en el barro para evitar los ataques de buitres en un área golpeada duramente por la sequía en el Chaco al norte de Paraguay, cerca de la frontera conBolivia.
La sequía en el Chaco paraguayo es considerada la peor en por lo menos dos décadas, y la segunda peor en 35 años, según reportes de la agencia de noticias AFP reproducidos el jueves por diarios como El Telégrafo de Ecuador y Correo de Perú.
El fenómeno coincide con la sequía que afecta actualmente a gran parte del Chaco y la Amazonía de Bolivia, donde se calculan en decenas de millones de dólares los daños ya sufridos por la agricultura y la ganadería.
Según los reportes, las aves se posan encima de los animales agonizantes para picotearlos. Los baqueanos tratan en vano de espantarlas. Durante la estación de sequía, entre abril y octubre, el Pilcomayo, que nace en la Cordillera andina en el departamento de Potosí y pasa por Chuquisaca y Tarija antes de internarse en tierras argentinas y paraguayas, se seca.
Se trata de un fenómeno cíclico que "se ha acentuado por el cambio climático y la deforestación", indicó Luz Aída Aquino, directora del Fondo Mundial para la Naturaleza en Paraguay. Como no ha llovido desde abril en el Chaco, el lecho del río quedó a la vista.
“Aquí hay una fauna riquísima y abundante. Los animales empiezan a morir de forma masiva, primero los peces, luego los carpinchos (Hydrochaeris hydrochaeris) y los yacarés",como se llama a los caimanes de América del Sur, afirmó la experta.
En la zona llamada Agropil (Agropecuaria Pilcomayo) en el límite entre Paraguay y Argentina, a 800 km de la capital Asunción, el cauce del Pilcomayo se ha convertido en "un cementerio de animales muertos, por falta de agua y alimentos", sostuvo Aquino. "Antes, los bosques eran un refugio para ellos, pero con la deforestación" ya no tienen adónde ir.
"Se está viviendo la mayor sequía en 19 años, la segunda peor en 35 años", advirtió Ramón Jiménez Gaona, ministro de Obras Públicas de Paraguay.
Cementerio
Las imágenes son devastadoras. Reptiles apiñados en las únicas reservas de agua que quedan: lagunas artificiales o pozos ubicados en las haciendas de la zona. Sin embargo, muchos de ellos mueren de hambre y sed y quedan casi como fósiles, completamente calcinados.
"El ganado no puede acercarse para beber por temor al ataque de los yacarés" sedientos y hambrientos, advierten los expertos.
Alcides González, un ganadero de la zona, dijo que se están perforando pozos de agua para proveer a los diques que se van secando.
"(Los caimanes) cuando se encuentran en un ambiente muy seco tienden a caminar grandes distancias dentro del bosque en busca de alimentos y esperando mejores condiciones ambientales", explicó la bióloga Aida Luz Aquino de la entidad ambientalista WWF, sección Paraguay.
El Pilcomayo reduce al mínimo su caudal en el invierno austral pero se precipita como un torrente impetuoso entre diciembre y marzo arrastrando gran cantidad de sedimentos que terminan taponando su cauce.
Observadores apuntan a la comisión encargada del dragado en invierno de la zona. Un ente trinacional de control y protección del Pilcomayo tiene sede en Bolivia.