Sumay es un vocablo quechua que significa “bonito” y, a la vez, “bueno”. Por eso ha sido escogido por un equipo de mujeres que estudió en la Universidad Católica de Cochabamba, dirigido por María Laura Pinedo, para su emprendimiento de champús y detergentes ecológicos. “Son buenos para las personas y, a la vez, con el medio ambiente”, explica Pinedo. Sumay es uno de los 15 finalistas del concurso Emprende Ideas que organiza la Fundación Samuel Doria Medina A.
Como otros proyectos del concurso, Sumay comenzó con una experiencia personal y con una investigación científica. María Laura quería un champú que pudiera usar ella y que no contaminara el ambiente, pero no lo encontró en el mercado local. Todos los productos comerciales estaban llenos de sulfatos y otras sustancias abrasivas, potencialmente dañinos para la salud y para el medio ambiente.
La investigación consistió en encontrar una alternativa natural para esta carencia, que recayó en la “saponina de quinua”. Según explica Pinedo, esta es la “parte amarga” de la quinua, la que se aparta de ella para venderla como alimento. Por tanto, su uso implica el aprovechamiento de un residuo que, sin el mismo, se descartaría.
Luego de hacer experimentos con esta sustancia, se alió a dos socias, Winny Cejas y Leslie Mansilla, y comenzó a participar en ferias y encuentros de emprendedurismo. Y le ha ido muy bien en este campo, pues su idea ha ganado el premio Emprendedor Viva 360, ha sido seleccionada por la aceleradora de emprendimientos Solides de La Paz, ha obtenido el reconocimiento Kamay de la Federación de Empresarios y otro de la Cámara de Exportadores de Cochabamba.
Dos años después de haber comenzado, Sumay produce champú, champú para perros y lavavajillas que no contaminan el medio ambiente. Los vende en tiendas de productos naturales de todo el país y a través de las redes sociales a precios accesibles. Aunque tuvo que enfrentar los difíciles días de la pandemia, cuando todo se paró, la empresa ha logrado sobrevivir y hoy trabaja “con meses buenos y meses malos”, pero pensando en expandirse. Justamente, ganar uno de los premios del concurso le serviría para mejorar el marketing y seguir innovando en sus productos.
El procedimiento de producción es artesanal, orientado a asegurar la calidad del resultado. Para eso, la empresa adquiere la saponina de empresas que cultivan quinua sin pesticidas ni fertilizantes, es decir, quinua orgánica. Con ello se aseguran de que la propuesta sea coherente en todos sus aspectos.
Es cierto que sus productos no generan tanta espuma como los champús comerciales; Pinedo insiste en que “espuma no es limpieza”. Además, se añade algunas sustancias naturales que aumentan la espuma. Los clientes que más dispuestos están a buscar una alternativa como esta son, por supuesto, los que ya cuentan con una consciencia ecológica y procuran hacer un “consumo consciente”. No son pocos. Los jóvenes de ahora se suman a este estilo de vida en cada vez mayor número.
El lector puede encontrar este emprendimiento en todas las redes sociales como “Sumay Natural como tú”
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