Diciembre 23, 2024 -H-

La pugna entre indígenas y campesinos

Paradójicamente, este gobierno populista es quien crea esa profunda división entre indígenas, campesinos y los denominados “interculturales”. Además provoca la disputa entre cocaleros tradicionales y “biometrizados”.


Martes 4 de Julio de 2017, 11:30am






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La pugna entre los indígenas y campesinos no es nueva, pero recrudece y puede agravarse, especialmente en varias comunidades de Apolo, capital de la provincia Franz Tamayo del departamento de La Paz. El reciente caso es de la comunidad de Irimo, donde los indígenas expulsaron a tres comunarios y no permiten la creación de otra comunidad por los disidentes.

Paradójicamente, este gobierno populista es quien crea esa profunda división entre indígenas, campesinos y los denominados “interculturales”. Además provoca la disputa entre cocaleros tradicionales y “biometrizados”.

Entre ellos, no se ven diferencias culturales ni étnicas. Solo en los papeles. Habitan el mismo territorio, se visten iguales, trabajan en los mismos espacios, cosechan los mismos productos, y hablan hasta el mismo idioma. Algunos aprendieron a saludar en leco o la lengua nativa rika, para impresionar.

Para los campesinos, la CPE y el mismo Gobierno les otorgó demasiadas atribuciones a los indígenas, tanto que con las TCO (Tierras Comunitarias de Origen) se adjudicaron tierras principalmente con recursos naturales más valiosos en desmedro de quienes también consideran que tienen los mismos derechos.

Los campesinos se sienten discriminados porque no encuentran diferencia entre indígenas y ellos. “Vivimos en las mismas comunidades, realizamos los mismos trabajos, nos vestimos igual, tenemos las mismas costumbres, hablamos el mismo idioma,  porque ellos ya ni hablan en su dialecto”, es la queja permanente.

Por su parte, los indígenas –según documentos del CPILAP – (Central de Pueblos Indígenas de La Paz) señalan que los campesinos especulan con la tierra, cultivándola por un tiempo para después venderlas. Explotan la naturaleza sin tomar medidas de conservación.

Argumentan que los madereros condujeron a la degradación de los bosques haciendo desaparecer maderas valiosas. Los campesinos cultivan tierras de mayor extensión, principalmente monocultivos como la coca, lo que provoca la degradación de los suelos. Además practican la ganadería bajo sistemas no adecuados, la minería deja los ríos contaminados por los químicos usados con la consecuente disminución de la pesca.

Y así cada sector o grupo indígena-campesino se acusa mutuamente. Cada quien tiene su justificativo. Desde sus resoluciones creadas, estatutos, reglamentos internos, afiliaciones locales, nacionales e internacionales para avalar su vigencia. La realidad: conflicto entre ellos.

¿La madre del cordero? Apropiación de territorio. La disputa por territorio con recursos naturales. Nadie quiere ceder nada.

El caso de Irimo es ese. No es el tema religioso ni educativo. La pelea es por la tenencia de territorio. En esas tierras hay oro y recursos maderables. Además esas tierras son aptas para todo tipo de cultivo. Entonces, se agudiza la pelea.

Nadie quiere ceder nada. Todos se acusan de una u otra cosa. Se fueron unas 20 familias de Irimo. Deambulan en Apolo junto a sus niños que no acuden a la escuela. La posición de los comunarios indígenas de Irimo bajo acta, es que las tres personas expulsadas por crear otra comunidad y afiliarse a la Federación de Campesinos (eternos rivales) y otras acusaciones, es que no pueden volver al pueblo, los otros sí.

Los comunarios expulsados y la gente que los sigue, advierten con seguir luchando y que no pueden ser expulsados de su territorio. Afirman que permanecerán afiliados a la Federación de Campesinos como nueva comunidad “Santos Pariamo”. Ya tomaron un abogado para su defensa. Esa es la pelea en este momento. Esas posiciones tan radicales parecen irreconciliables.  

Los campesinos en Apolo son mayoría. Pertenecen a 65 comunidades contra 21 de los indígenas. Están congregados en organizaciones de la coca, café, madera, ganadería, miel de abeja, copal, incienso, minería, entre otras, pero los indígenas si son minoría en número, tienen una estructura mejor organizada y cuentan con asesoramiento y financiamiento externo. La batalla entre indígenas versus campesinos está latente, mientras las autoridades locales y nacionales como las instancias correspondientes de atender este conflicto miran de palco.

(*) Edgar Toro Lanza, es periodista. Director de Radio Apolo Bolivia y el periódico APOLO XXI.

 

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