La Paz, 28 de agosto (Urgentebo).- ¿Qué emergería de la cruza de un dragón y un lobo? Nuevos planes de guerra y amor en Game of Thrones. Ayer a las 22 se estrenó el séptimo y final episodio de la séptima temporada del drama medieval fantástico.
Con seguridad, en los días sucesivos será descrito como el más visto en la historia de la serie, que este año afianzó su furor global. Y sus rostros símbolo, Daenerys Targaryen y Jon Snow, fueron la garantía de esta despedida hasta 2019. Tuvieron al fin su encuentro sexual frente a millones en este episodio de elevada potencia dramática, épica y sensual.
El amor entre la Madre de Dragones y el Rey en el Norte fue un momento poderoso, pero no el único, en el último episodio (que también se vio por la plataforma on-line HBO y, desde el lunes, por Flow y Canal 1 HD de Cablevisión). Al inicio, las tropas de Jamie Lannister (Nicolaj Coster-Waldau) y las de Daenerys (Emilia Clarke) se miraban de lejos. Al fondo avanzaban las hordas a caballo de los Dothraki, fieles a aqualla. Pero habría que esperar: cada pieza se acomoda rumbo a la temporada que viene. En tanto, por el mar llegaban Tyrion Lannister (Peter Dinklage) y Jon Snow (Kit Harington) a King’s Landing, para su encuentro en la ruinas de Dragon’s Pit con la tirana común para todos: Cersei Lannister (Lena Headey).
Ella y su hermano-amante, Jamie, los recibieron, pero Daenerys no apareció de entrada, claro, para resguardar su vida. Había llevado todo su ejército y no necesitaba exponerse. ¿Cuál era el objeto de la reunión? Convencer a Cercei Lannister de la existencia de los White Walkers y su ejército de zombies, bien al Norte (pero con ganas de cruzar el Muro de hielo para aniquilar a todos los vivos). “¿Ella no vino?”, indagó Cersei cuando vio a todo el cónclave enemigo en Dragon’s Pit, pero no a Daenerys. Al segundo, ella llegó volando en su dragón Drogon y se sentó en su lugar para la reunión.
Tyron Lannister, como siempre, ganó cámara con su carisma. Él y Jon Snow quisieron convencer a Cersei del peligro, “para el millón de personas en King’s Landing”, que representan los White Walkers y sus muertos. Como la vieron dudosa, le trajeron un zombie para que entendiera de una vez. Salió corriendo de una caja y quiso atacar a Cersei, que lo miró despavorida. Le dieron una cuchillada, lo cortaron en dos, luego en cuatro, pero se seguía moviendo.
En eso, Jon Snow hizo la demostración: lo prendió fuego y luego lo acuchilló con acero valyrio, las únicas dos cosas que los pueden matar. “Sólo hay una batalla que importa. La gran guerra. Y está aquí”, dijo Snow. Y Cersei jugó su nueva carta. Dijo aceptar la tregua para pelear contra los White Walkers, pero sólo si le prometían lealtad a ella, la Reina de Westeros, y tentó a Snow con convertirlo en Señor del Norte.
“Yo sólo tengo una reina y es Daenerys Targaryen”, dijo él, frente a la cara pasmada de Cersei. Jamie Lannister tenía su decisión tomada: pelear contra la nueva amenaza sin alma.
Tyrion Lannister tuvo su escena más crucial en la temporada. Se reunió, luego de años de sospechas y odios mutuos, con su hermana Cersei. Repasaron sangres y facturas de antaño mientras La Montaña Clegane -su enorme custodio con pinta de Frankenstein- lo vigilaba con la mano en la espada. Cuando Cersei se llevó una mano al estómago, sin probar una gota de vino, Tyrion le dijo: “Estás embarazada”. ¿Y Daenerys y Jon Snow? Se miraban fijamente en Dragon’s Pit, esperando. “Mis ejércitos pelearán con ustedes en la Gran Guerra. La oscuridad viene para todos”, fue la respuesta final de Cersei. “Pero no olviden quién gobierna aquí”.
Al Norte, otra mujer demostraría quién manda. La pelirroja Sansa Stark (Sophie Turner), Lady de Winterfell hasta el regreso de su hermano rey, Jon Snow, escuchó nuevas palabras conspirativas de Petyr Baelor, Littlefinger (el actor Aidan Guillen) en contra de su otra hermana Stark: Arya, ahora devenida una fría cuchillera. Por eso, dos escenas después a nadie sorprendió lo que ocurriría. “¡Vamos a juzgar a alguien que cometió traición!”, dijo Sansa delante de Littlefinger y Arya. Las visiones del otro hermano, Bran Stark, el Cuervo de Tres Ojos, habían revelado, antes, los actos oscuros de Littlefinger. “Gracias por todas tus lecciones, nunca las olvidaré”, le sonrió Sansa, sin emoción, y Arya le sacó el miedo: le cortó el cuello a Littlefinger. ¿A cuánto habrá subido el rating en ese instante, uno de los más deseados en la historia de Game of Thrones?
En King’s Landing tenían otro conflicto familiar que resolver. Cersei le confesó a Jamie Lannister que había mentido: no piensa plegarse a la guerra de los dragones y los del Norte contra los White Walkers. Ella confía en los 20 mil hombres que contrató en secreto. “Que los monstruos se maten entre ellos”. Pero Jaime es cauteloso. “Si ganan los muertos van a venir a matarnos. Si ganan los vivos, también, por traicionarlos”. Es la despedida -por ahora- de los hermanos amantes. Jamie irá a pelear contra el líder de los White Walkers, el Señor de la Noche. Entonces, suavemente, comenzó a nevar sobre King’s Landing.
Allí quedó trazado el gancho a la siguiente temporada. Otra revelación esperaba en Winterfell. Bran Stark se reunió con Samwell Tarly, el mejor amigo de Jon Snow, para contarle la ansiada verdad sobre el origen de aquél: Dijo: “El verdadero apellido de Jon no es Snow. No es un bastardo. Es hijo del Lyanna Stark y de Rhaegar Targaryen, el hermano de Daenerys. Es el heredero del Trono de Hierro”.
Tarly lo miró temblando y los espectadores también, pero enseguida aplaudieron por millones. En un camarote de un barco, Jon y Daeneyrs aparecieron desnudos, en pleno amor. ¿Cómo reaccionaría la platinada al saber que es su sobrino? ¿Quién querrá más el Trono de Hierro, una vez que venzan a los White Walkers? Otra gran duda que tendrá que dilucidar la octava y final temporada.
La posdata fue de un terror blanco, con otra visión del Cuervo de Tres Ojos como puente. Allá al Norte, los guardianes del castillo Eastwatch, en lo alto del Muro, comenzaron a distinguir entre la nieve a miles y miles de zombies, caminando hacia ellos: el ejército de los muertos. Y en el cielo se delineaba otra forma blanca, inmensa, aleteando hacia ellos. Era el dragón Vyserion, montado por el Señor de la Noche. La bestia que en vida respondía a Daenerys, su Madre, ahora es un dragón con ojos azules que no escupe fuego: larga hielo letal por la boca y, en 20 segundos derrite el Muro para activar la invasión. El invierno ya había llegado: ahora son los zombies los que pueden pasar, sin ansiedad, para matar.