La Paz 04 de mayo (Soledad Mena, Urgentebo).- Sin un brazo ni una pierna, así es como llegó Kelly B. desde Cochabamba hasta La Paz el lunes 25 de abril como parte de la caravana de las personas con capacidades diferentes que pide un bono mensual de Bs 500. Ella y su hija de dos años, se instalaron en la plaza de San Francisco soportando los embates del clima. Aprendió hacerle frente a todos los problemas que se atravesaron en su vida. Aun recuerda que quedó en esa condición física, como consecuencia de un accidente, no quiso seguir viviendo, pero se rehízo y aprendió a utilizar otras partes de su cuerpo para valerse por sí sola.
“Al principio me quería suicidar, qué voy hacer así, sola, mi familia nunca me ha apoyado. Seguí por mi hija, una se da mañas para manejar las cosas. A veces me salen ampollas en las piernas, pero me aguanto porque mi hija corre y tengo que cuidarla”, cuenta la joven de 29 años desde la plaza San Francisco, donde duerme.
A sus 22 años un cable suelto que estaba entre las sábanas del hotel donde trabajaba la electrocutó. Perdió el miembro inferior y superior derecho y estaba a punto de perder la pierna izquierda.
Su vida cambió
Ese día su vida cambió; primero, su esposo la abandonó, sus hermanos la dejaron sola, tuvo que aprender a manejar su brazo izquierdo, aunque a veces se cansa porque es el único. “Tengo que alzar cosas y alzarle a mi hija”, dijo.
Para ser autosuficiente empezó a adoptar otras partes del cuerpo, como la boca, que la usa para encender el fósforo, o la pierna donde pone las papas para pelarlas. Ella tiene que mostrar a los choferes su deficiencia física para que le cobren un boliviano el pasaje, que es lo establecido. “Ese 0,50 bolivianos que me descuentan me sirve a mí, para mis gastos”, sostiene mientras miraba a su hija.
Con sus ahorros decidió comprarse una pierna ortopédica que le costó mil dólares, la planta quedó gastada después de haber marchado desde Cochabamba. “Cuando me pongo parezco normal, la gente no se da cuenta, me empujan. A veces me salen ampollas”, manifestó.
Se dedicó a la venta de artículos para mantenerse pero no le alcanza porque tiene que pagar el alquiler del cuarto donde vive.
Se siente discriminada
Se siente discriminada porque no fue calificada como persona con discapacidad grave y menos muy grave, para beneficiarse del bono de Bs 1.000 anuales que otorga el Gobierno.
Como esta historia, hay varias. Las personas con discapacidad psicomotora desean a veces no despertar en la mañana, viven encerrados entre cuatro paredes. Muchas de estas personas quedaron sin una pierna o un brazo producto de un accidente.
El calvario se hace más grande en una madre, que tiene que cuidar a su hijo con capacidad física e intelectual. Muchas tienen que cargarles, limpiarles, asearles, comprar pañales cada día y darles de comer. Más todavía, cuando ella es de la tercera edad.
Testimonios
Jesusa Mamani: Carga a su hijo para no dejarlo solo
“Tiene quince años, no camina, no come, no se sienta, por eso le cargo. Cuando tenía nueve meses le dio meningitis y se quedó así. En pañal gasto más, le pongo dos al día me cuesta cinco boliviano. Trabajo pelando papas”.
Felix (Nombre ficticio): Quisiera dormir y no levantarme más
“Tengo que salir desde las seis de la mañana para que me alcen los buses, es difícil subir, por eso debe ser que no me quieren levantar. No puedo valerme solo. En las noches clamo a Dios, quisiera dormir y no levantarme más”.
Agustina Vargas: Empuja la silla de rueda de su hijo
Llegó desde Punata empujando la silla de ruedas de su hijo Abraham de 23 años, que sufre de discapacidad física e intelectual. Con alguna dificultad en la pronunciación del castellano relató que viven solos, su esposo los abandonó.
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