Oruro, 09 de febrero (Soledad Mena, Urgentebo).- El milenario pueblo Uru Chipaya que hizo frente a la civilización aymara, al imperio inca y a los mismos conquistadores españoles, hoy lucha por sobrevivir. Los actuales son tiempos del Estado Plurinacional, pero los jóvenes Uru Chipayas buscan un mejor destino fuera del país, en Chile.
La nación indígena originaria Uru Chipaya vive en pobreza; el pueblo que dominó el agua ahora sufre por la tierra agreste. Viajan 280 kilómetros a la ciudad por hortalizas y verduras. Y los hijos muchos más kilómetros en busca de oportunidades, para trabajar como agricultores en Chile
Uru Chipaya está ubicado a cuatro horas de la ciudad de Oruro, a 280 kilómetros. Es una de las primeras culturas precolombinas que subsiste hasta ahora con sus costumbres.
En pleno siglo XXI, Uru Chipaya no ha cambiado, allí persisten las malas condiciones de vida. El olvido y abandono de las autoridades hace que algunas familias hacen el éxodo, hacia Iquique y Antofagasta de Chile. Generalmente los adolescentes son los que migran al país vecino; lo hacen dos veces al año, en enero y junio, en época de vacaciones escolares. Trabajan en la agricultura para la compra de útiles, uniformes, artefactos y ropa.
“Los jóvenes y las jovencitas migran a Chile. No hay fuente de trabajo si hubiese, se quedarían. Hay quienes se quedan meses, a veces hasta un año, luego vuelven, yo también estaba en Chile trabajando en agricultura, la mayoría de los chipayas trabajan en la agricultura”, dice Crimaldo Quispe, comunario del sector.
“Los hijos de mi hermano están en Chile, yo no puedo ir porque estoy cuidando a mi mamá (Sebastiana Quispe), allá están mis tíos, yo fui a Chile a sembrar lechuga”, dijo Emiliana Alavi Quispe, hija de Sebastiana, símbolo chipaya y protagonista de la película "Vuelve Sebastiana".
La actividad económica de la comunidad se concentra en la agricultura, produce quinua, cañagua y papa en mínima cantidad, para la subsistencia familiar. En la provincia Atahuallpa, la tierra es salada por lo que la producción es escasa. Por eso, los campesinos se agrupan para el lavado de la tierra desviando las aguas del río Lauca, la única fuente del líquido vital. “Sembramos quinua trabajamos mancomunadamente. El terreno es salado, tenemos que lavarlo. El agua solo viene del rio Lauca, él nos mantiene”, dijo Francisco Lázaro Quispe, comunario del sector.
El camino para llegar a la nación indígena tampoco los favorece, desde Guaracaya hacia Chipaya, la ruta es de tierra.
El río Lauca es la única fuente que suministra de agua a la comunidad, en época de frio, de junio a agosto, el rio se seca y los comunarios hacen pozos.
También están limitados en el suministro de alimentos, se trasladan hasta la ciudad para comprar verduras y otros alimentos.