La Paz, 13 de julio (Urgentebo).-Veredicto masivo contra Johnson & Johnson en el marco la batalla legal que se libra en Estados Unidos por los casos de cáncer de ovario en mujeres que usaron polvos de talco, uno de los productos más icónicos del conglomerado de salud. Un jurado en Saint Louis (Missouri) ordenó a la multinacional a pagar 4.690 millones de dólares a 22 mujeres y sus familias, que culpan de la enfermedad al asbestos que contamina el producto para bebés. La compañía apelará el fallo.
El jurado popular decidió que se indemnice a las afectadas con 550 millones de dólares como compensación por los daños causados. A esa cantidad le sumó después 4.140 millones como sanción para castigar la conducta de la compañía por no advertir a los usuarios del producto que el polvo de talco elevaba el riesgo de contraer cáncer de ovario. Se trata del veredicto más grande impuesto en este caso hasta la fecha.
Seis de las demandantes fallecieron y 17 de ellas no son de Missouri, un Estado donde los tribunales suelen ser muy receptivos a este tipo de demandas colectivas. El veredicto se conoció tras cinco semanas de testimonios de expertos de las dos partes. Mark Lanier, abogado de las mujeres, acusó a J&J de “encubrir durante más de 40 años evidencias de la existencia de asbestos en sus productos”.
La batalla legal es monumental. Johnson & Johnson se enfrenta a más de 9.000 demandas por todo los Estados Unidos. En su defensa utiliza el argumento de que el talco es un producto seguro y libre de asbestos. La agencia que supervisa la seguridad de los alimentos (FDA, en sus siglas en inglés) realizó un estudio con muestra del producto en las que no detectó presencia de esta fibra cancerígena. "Es todo una conspiración", valora Bart Williams, abogado de J&J.
En un veredicto anterior en Los Ángeles, la compañía fue condenada a pagar 417 millones a una mujer. Era el más alto hasta ahora pero aquel fallo fue apelado con éxito por la compañía. "Se impuso la ciencia", añade Williams. También otro en Missouri, donde la multinacional tiene en curso varias apelaciones pendientes de resolver. J&J anunció de inmediatico que recurrirá este último también, porque el juicio estuvo plagado de errores.
“Cada veredicto contra J&J que salió de este tribunal que ha ido al proceso de apelación fue revertido y los múltiples errores presentados en este juicio fueron peores que los de los anteriores proceso que fueron apelados con éxito”, asegura la multinacional, al tiempo que su abogado recuerda que pasó algo similar con los implantes de silicona. Hay una reciente decisión del Tribunal Supremo que pone, además, límites a este tipo de demandas.
El talco es un mineral que se encuentra muy próximo al asbesto en el proceso de minado. No en todas las demandas se vincula el cáncer de ovario con esta sustancia cancerígena, de hecho las tácticas de los abogados fueron cambiando. Pero en este último juicio, los abogados argumentaron que se mezclaron en el proceso de minado y después fue imposible de separar. J&J lo negó con rotundidad y explicó que su proceso de purificación garantizar que está limpio.
Mark Lanier pidió expresamente a J&J tras el veredicto que retire el producto del mercado “antes de que cause más angustia, daño y muertes por esta terrible enfermedad”. “Si J&J insiste en vender el talco, entonces debería etiquetarlo con una seria advertencia”, añade. Considera que las pruebas que utiliza la compañía no permiten detectar las fibras de asbestos.
Los títulos de Johnson & Johnson, que decidió batallar caso por caso, perdían cerca de un 2,5% tras conocerse el veredicto. Actualmente hay más de 300 demandas pendientes en California y más de 4.500 por el resto de EE UU. El uso del asbestos está prohibido desde hace décadas en gran parte de los países por su elevada toxicidad y a que la fibra es potencialmente cancerígena.
Los estudios realizados hasta la fecha sobre el vínculo entre el polvo de talco y el cáncer no son concluyentes. La American Cáncer Society señala en este sentido que alguno detectó un pequeño riesgo de que pueda elevar los riesgos de contraer la enfermedad, pero hay muchos otros que no pudieron probarlo. J&J argumenta por este motivo que no tiene necesidad de advertir a los consumidores. "No nos vamos a dejar intimidar", concluye Williams.
EL PAÍS