La Paz, 15 de julio (Urgentebo.com).- La inoperancia, las crisis económicas de los países, la falta de interés y el viraje ideológico de los gobiernos de la región son cuatro de las más notables causas que transformaron a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en el elefante blanco de América Latina que es hoy.
En el comienzo, los 12 gobiernos que en ese momento se suscribieron a la iniciativa, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Venezuela, Ecuador, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Guyana, vieron en la iniciativa una manera de coordinar estrategias regionales que fortalecieran la economía de los países, e incluso políticas de defensa conjuntas.
Ante el descrédito que agitaron gobernantes como el fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez y el ecuatoriano Rafael Correa, la Unasur se concibió como un organismo para hacerle contrapeso a una menguante OEA, sin la influencia de Estados Unidos y con un marcado sesgo de izquierda, lo que hizo que algunas capitales dudaran de hacer parte del conjunto.
Sin embargo, según dijo a EL TIEMPO Adam Isacson, del centro de pensamiento estadounidense Wola, “la creación del organismo también obedeció a una iniciativa de doble rasero de Brasil, con la que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva –hoy en día, tras las rejas– buscó acompañar a Venezuela en su proceso (revolucionario) y a la vez quitarle un poco de protagonismo por medio de la creación de una estructura regional, con sede en Ecuador”.
Para ese entonces, en el poder se encontraba Chávez, y su revolución bolivariana y el socialismo del siglo XXI acaparaban la atención internacional y articulaban la política exterior de varios países.
Precisamente, Chávez, entre otros mandatarios de ideología “antimperialista”, como Nestor Kirchner y su esposa Cristina K., fueron de los que desarrollaron y financiaron la organización en sus primeros pasos. De hecho, Néstor K. fue su primer secretario general.
“Unasur realmente surgió en un momento bastante difícil y le ha costado desligarse de la relación que muchos le atribuyen con Venezuela y el régimen chavista de Nicolás Maduro”, agregó Isacson.
Sumado a lo anterior, la crisis que empezaba a aflorar en Venezuela y la incapacidad del organismo para manejarla fueron creando una brecha entre los miembros que más adelante se marcó con diferencias ideológicas que nunca se pudieron superar y terminaron por llegar a su punto crítico en enero de 2017, cuando, tras la salida de la secretaría general del expresidente colombiano Ernesto Samper, no se ha logrado un consenso para elegir un nuevo ejecutivo para la entidad.
Para Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, “en este momento ya no existe interés ni para reparar lo que sucede dentro de la organización ni para lanzar otra iniciativa que la reemplace. Y, sobre todo, tampoco existen las condiciones”.
Shifter se refiere a que no solo la crisis política llevó a la caída de Unasur, sino también las fuertes crisis económicas que atravesaron o viven países como Brasil, Venezuela, Argentina y Colombia, que no les permiten sustentar este tipo de organizaciones, pues sus presupuestos se ven recortados y dirigidos a solucionar sus problemas internos.
“Después de 10 años, ya es evidente que no funcione bien y que no está cumpliendo un propósito positivo. El hecho de que el mismo Evo Morales, quien ha estado a la cabeza de la organización en los últimos años, haya aceptado que Unasur está en crisis ya significa que se está extinguiendo. Además, denota, sí, un único consenso entre los miembros: que Unasur ya no funciona”, añadió Shifter.
Esta debacle también se fue cocinando con la muerte o vinculación en procesos judiciales de líderes como Chávez, Lula , Correa y la pareja Kirchner, algunos de ellos en la trama de la multinacional Odebretch o en el escándalo de Lava Jato.
Así mismo, dichos mandatarios contrastan con las nuevas generaciones de presidentes que poco interés muestran en aunarse para crear un organismo conjunto.
“La tendencia de los actuales jefes de Estado va más hacia vincularse a grupos o subgrupos como la Alianza del Pacífico (económico) o el Grupo de Lima (presión prodemocrática para Venezuela), pero no hacia mantener vivos organismos como Unasur. Colombia, por ejemplo, nunca participó, o lo hizo de manera muy marginal, y Maduro tampoco lo menciona como sí lo hacía Chávez. Ahora están demasiado divididos”, analiza Isacson.
Para ambos expertos, poco efecto tiene en la región la extinción del organismo latinoamericano, pero sí cabe recordar propósitos importantes que tuvo en su momento, como el de transformarse en una especie de Unión Europea para tener más independencia y menos influencia de fuerzas externas como Estados Unidos, China o Rusia.
“Si esto se hubiera logrado, probablemente estarían blindados de poderes ajenos. Pero, si la región continúa fragmentada y no actúa políticamente de una manera coordinada, va a seguir dominada por muchos más años”, finaliza Isacson.
Vía EL TIEMPO