26 de julio (La Nación).- Lionel Messi corre en el primer entrenamiento de Barcelona en Inglaterra, en su primera práctica con el equipo después de las largas y merecidas vacaciones junto a su familia. La pelota atada a su pie izquierdo no es la novedad, lo atractivo. Ahora, las miradas de los curiosos y las lentes de los fotógrafos apuntan varios centímetros más arriba. 170 centímetros, para ser exactos. Allí, su frondosa cabellera rubia se entrega a la rebelión del viento. El nuevo look de la Pulga es la gran sensación del desembarco catalán a suelo inglés. Parece ser el único tema de interés.
Pero ya no es una novedad el cambio de color de pelo que se hizo Messi. La noticia explotó en las primeras horas del domingo, cuando Antonella Roccuzzo, su mujer, compartió una imagen con la leyenda #blondeboy. Sí, una transformación casi absoluta para el rosarino. Eso sí: mantuvo la barba rojiza que popularizó durante la Copa América y que, según confesó su peluquero, Ariel Bermúndez, se la dejó porque "le daba un look más varonil, más de hombre y no tan de nene".
¿Platinado? ¿Rubio ceniza? ¿A lo Flavio Mendoza? Surgieron varios interrogantes sobre qué color había elegido Messi. Si bien en la primera imagen parecía más ceniza, las fotos que llegaron desde Inglaterra confirman que es un rubio más definido. "Se están usando mucho los colores ceniza, los colores grises, en el verano europeo. Pero nosotros no buscábamos eso, buscábamos el color que finalmente hicimos", explicó el estilista argentino, que vive en Barcelona desde hace 13 años y atiende a Leo desde hace cuatro. ¿Y por qué no se tiñó la barba? "Es su color natural. Tampoco vas a ir tocando todo. Porque empezás con el pelo, seguís con la barba y también tenés que tocar las cejas. Esto es sólo un cambio de look, hacer algo en el cabello".