Sólo en Buenos Aires, de acuerdo con estudios de mercadeo efectuados en la región metropolitana, a la fecha se cuentan con más de cinco mil afiliados a la Asociación Sindical de Motociclistas y Mensajeros (ASIM), que aglutina a los responsables de entregar los pedidos de los clientes, a través de un sin número de aplicaciones digitales. Y va en aumento.
Sólo en Santa Cruz de la Sierra, PedidosYa, Uber Eats, Patio Service, Naoki Sushi, Pedidos On Line entre muchos otros delivery, no sólo satisfacen las necesidades del mercado cruceño, sino que están transformando la cultura del consumo. De hecho, las marcas tradicionales, que carecen de algún sistema de delivery, están pasando por un problema de mercadeo muy serio y si no toman las riendas de su negocio y las reencauzan sobre esta nueva forma de consumo, perderán clientes y tendrán que cerrar sus puertas.
Los análisis de mercado, en esta parte de la región, sostienen que el delivery está creciendo a un ritmo constante del 30% y el retail, está en un impasse, ya que es la nueva cultura de consumo la que manda y no la venta minorista.
Para los expertos, cuando éstos se preguntan quién decide lo que cenaremos o compraremos, su respuesta es contundente: una aplicación (app). Y lo hará, porque determina el patrón de consumo en el mercado. En pocas palabras, las personas eligen su consumo a partir de la oferta de aplicaciones de entrega a domicilio.
Pero no es sólo comida. Ya son estructuras on line multivectoriales que ofrecen sus servicios de delivery que van desde la entrega de dinero en efectivo, hasta materiales escolares, compras express de supermercado, incluso semanales y mensuales.
El desafío ataca al modelo de negocios tradicional de las marcas. Sino están abiertas a reconocer los cambios que están ocurriendo en la mente del consumidor que se mueve en diversas plataformas de demanda. Y como la data es dinámica, incluso hasta en pocas horas de jornada se pueden detectar, tendencias, nichos, días específicos de demanda de ciertos productos y zonas urbanas que mayor o menor uso de aplicaciones realizan.
El e-commerce también pone la vara alta a los modelos de negocios de las marcas que deben nadar en corrientes de aprendizaje continuo, flexible y dinámico. Ya no hay negocios rígidos o nichos de dominancia donde el pensamiento del dueño del negocio es: “¿si así vendí siempre, porque debería cambiar hoy?”
El comercio digital esta creciendo de una manera exponencial y sustancial, aseguran los expertos, quienes incluso van más allá al sostener que aquellos comercios que cuentan con delivery, incrementan hasta un 15% su demanda comercial.
De ser un servicio opcional y ocasional, ha pasado a ser parte de la vida diaria de las personas que ven solucionadas sus problemas tan básicos como ordenar una pizza un viernes por la noche, hasta la medicina crítica de un paciente.
Incluso, los medios de comunicación también encaran esta disyuntiva. Es el delivery de la entrega de la noticia es el que manda a tiempo de consumir información y no, necesariamente, la noticia en sí misma. Si el periódico impreso no está en el celular, sino me envían alertas en Facebook, Twitter o Instagram, dejaré de optar por ese medio para reemplazarlo por aquel que sí ofrezca un servicio multipantallas de noticias.
Todo está en el delivery y su uso eficiente de data del consumidor. Ellos ya saben cuándo me quedé sin dentífrico, sin tomates, sin leche o que tal o cual día consumo pizza o hamburguesas y de qué marcas, o qué queremos con mis amigos cuando nos juntamos. Pero ojo, si el canal de entrega es deficiente, la reputación de la marca y del producto, por más bueno que éste sea, será eliminado de la lista del cliente y su sticker pegado en la puerta de la heladera, será arrojado al basurero.
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