26 de junio (Urgentebo).- “Mi hijo tiene 16 años. Anoche, llegó a mi casa golpeado porque se metió al grupo JPS. A veces, se pierde tres días y se queda con las chicas. Se pierde con la Amorosa, dicen que es la líder del grupo. La chica es mayor que mi hijo, ronda por todos los colegios de la Ballivián”. Así se lamenta una señora entrevistada por este medio sobre la situación de su hija, como resultado de que él y otros se van de juerga intensa en coches contratados.
“La Amorosa les hace tomar, tal vez le hizo trabajar a mi hijo. Todos se reúnen en el tacho (minibús) contratado, se suben todos para tomar bebidas alcohólicas ahí dentro; a veces alquilan una casa camino a Laja y el minibús vuelve a la ciudad para trasladar a otros chicos”, dijo la señora María.
Ella es una madre que vive en la zona 16 de Julio, El Alto. Llegó hasta la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen para presentar una denuncia contra el grupo de adolescentes que incita a su hijo al consumo de las bebidas alcohólicas en minibuses y casas alejadas.
El director de la Escuela de Padres, Gustavo Mejía, dijo que en el mundo de los adolescentes se ha puesto de moda consumir bebidas alcohólicas, tener sexo sin protección y consumir droga, mientras pasean por las laderas en taxis, minibuses y micros.
“Hay consumo de drogas, bebidas alcohólicas, existe sexo sin protección, cosas que alarman a la sociedad y a nosotros como institución”, dijo Mejía.
Por lo general, el recorrido se hace por las periferias de La Paz y El Alto, donde no llaman la atención de los vecinos, pues en minibuses y micros la música suena a muy alto volumen. También hay rutas que llegan hasta Valencia, Mallasa, Achocalla, incluso a Laja.
Van en grupos de cuatro coches que se parquean en círculos y encienden guiñadores para simular una discoteca.
Los encargados de alquilar los servicios de minibuses y taxis por horas son los propios adolescentes y a veces son las personas mayores las que alquilan los vehículos con el fin de tener relaciones sociales y sexuales con las adolescentes.
Hubo denuncias de que los jóvenes alquilan casas en zonas alejadas donde comparten sus compañeros para el desenfreno de los placeres. El hecho es romper las normas sociales. “Armar joda”.
Los vehículos cheleros tienen un negocio encubierto. Los choferes conocen las condiciones del servicio y en algunos casos comparten ganancias con los mismos adolescentes. En el caso de los minibuses se detectó un cobro de entre 50 a 80 bolivianos la hora, en el caso de taxis entre 30 a 50 bolivianos la hora.
Los adolescentes que se van de juerga son hijos sometidos al abandono de los padres o son hijos de padres que piensan que el mejor camino es solventar las necesidades de sus hijos.
No todos son chicos que pueden solventar este tipo de actividades, en ciertos casos, hay uno o dos que solventan todos los gas-tos, el resto son personas dependientes económicamente a cambio de que hagan ciertas cosas.
Los padres dicen que han perdido el control de sus hijos y que éstos hacen lo que les da la gana. Ese es el caso de la frustración de la señora María que pide la intervención de las autoridades.
La pasada semana la FELCC intervino dos “micros cheleros” que funcionaban como “cantinas móviles”, donde había menores de edad que consumían bebidas alcohólicas.
Los buses cumplían dos rutas, una que partía de la zona 16 de Julio, en El Alto, hacia el municipio de Tiahuanaco, el otro recorrido comenzaba en la plaza Juana Azurduy de Padilla, de la urbe alteña y llegaba hasta Achocalla.
El servicio se promocionaba por las redes sociales y una adolescente de 16 años era la encargada de reclutar a los clientes ofreciendo los pasajes a 15 bolivianos. Había otro encargado (mayor de edad) de contratar el bus.
La Policía detuvo un total de 103 personas, de ese total, 56 eran adolescentes de16 años. Algunos habían sido reportados como desaparecidos por sus familiares.
“El ingerir bebidas alcohólicas en vehículos y con menores de edad está prohibido según la ley 249. Y, el que no denuncie se hace pasible y es cómplice del delito”, advirtió Uzquiano.
La FELCC El Alto no registró otros casos similar a los “buses cheleros”, dijo.