Diciembre 22, 2024 -H-

Nuestro pobre individualismo

En su ensayo Borges dice que el argentino, a diferencia de los americanos del norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado, yo me animo a decir que el boliviano tampoco pues como en el país de Borges nuestro país ha tenido pésimos gobiernos


Miércoles 12 de Mayo de 2021, 11:00am






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En julio de 1946 la revista Sur publicaba el ensayo de Jorge Luis Borges “Nuestro pobre individualismo” del cual tomo el título y la primera frase como premisa de la presente anotación ahora que el Perú ha osado declarar como patrimonio propio la danza de la Morenada, situación que hizo eco indignado en autoridades, artistas, gestores culturales, historiadores, psicólogos, abogados y uno que otro youtuber.

Las ilusiones del patriotismo no tienen término y acá están listos los hijos de Bolivia para defender hasta las últimas consecuencias nuestra cultura y danzas patrimoniales, no importa si el hecho nos lleva a un incidente internacional con el Perú pues lo que más necesitamos en tiempos de crisis sanitaria y económica es un conflicto que nos devuelva la identidad.

Pero antes de embarcarnos en reuniones con altas autoridades, en elaboración de agendas, en gestiones ante organismos internacionales y dirigir nuestro discurso nacionalista al mundo entero debiéramos recordar un par de cosas, solo para estar seguros de no hacer un nuevo ridículo internacional.

Historiadores y peritos en danzas patrimoniales coinciden en un aspecto central: la Morenada tiene su origen en la época colonial, así lo aprendimos en la universidad hace más de 20 años quienes en ese entonces estudiábamos la carrera de Administración Turística. Entonces, para remontarnos a tiempos coloniales, comprendamos que la geografía de aquel entonces contemplaba una vasta región conocida como Virreinato del Perú por lo que bien podríamos decir que hace menos de 200 años los bolivianos éramos tan peruanos como la mismísima causa limeña. Con gran acierto un gran profesor de historia de aquellos años nos revelaba que el origen de la cultura aimara se encuentra en la región chilena de Coquimbo y que, desde allí, inició su expansión por tierras altiplánicas que entonces ocupaban culturas ancestrales como la quechua en lo que nuestro recordado profesor llamaba, una de las primeras invasiones de América.

Una página gubernamental del hermano país chileno nos dice que la tradicional huminta es un plato típico de la región del Tarapacá, me pregunto si es razón suficiente para movilizar a todas las caseras de humintas y ver si es posible promover la reivindicación de nuestro amado platillo, y es que, para algunos, hoy es más importante redefinir las fronteras del arte, la tradición y la cultura.

En su ensayo Borges dice que el argentino, a diferencia de los americanos del norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado, yo me animo a decir que el boliviano tampoco pues como en el país de Borges nuestro país ha tenido pésimos gobiernos y finalmente, el Estado es simplemente una abstracción conceptual. Podríamos decir sin temor a equivocarnos que antes del Estado están la cultura, la identidad, la música, la lengua y las tradiciones, así es, antes de Bolivia y antes del Perú.

Un lúcido Gamaliel Churata nos decía que los americanos no tenemos literatura porque escribimos en español, “Español es el numen de la Literatura Americana. Y por tan calderoniana razón es la literatura de la fuga”. (Churata: 1957) También era certero al decir que, antes de sentirse fruto, América debe saberse raíz y para pensar en el porvenir nuestro deber es mirar antes al pasado y pulsar nuestra esencia que no es peruana, boliviana o chilena sino americana.

No se trata de una intención política pues ya tenemos suficiente de buenas intenciones, se trata de una intención artística, cultural y estética que requiere reconocernos como unidad en la diversidad de cara a un mundo cada vez más duro. En este punto yo me declaro americano, apátrida como el arte y las tradiciones que nos pertenecen a todos, porque me gusta leer un poema de Violeta Parra o escuchar una canción de Mercedes Sosa y sentirlos míos, porque nuestras raíces africanas no solo están en la saya, están en la cumbia de Las Palmeras, en el merengue house de Proyecto Uno y claro que sí, en la Morenada de la que hoy tratamos de apoderarnos. Apoderarnos, un despropósito si es nuestra y siempre lo será.

Señores yo no necesito que la Unesco me recuerde que América es un patrimonio de la humanidad, no necesito que un Ministro o un Secretario salga a marcar agenda para meterme en la cabeza que los bolivianos debemos unirnos en estas situaciones.

Me declaro americano, hijo de esta tierra morena en la que el arte y la cultura encuentran su mayor realización, la verdadera hibridación idealizada por Churata está en cada rincón de este continente, en la música, en la danza y en nuestra lengua que en estos tiempos no puede nacionalizar un ápice de sentimiento americano.  

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