25 de octubre (Urgente.bo).- La historia de la niña de 11 años que fue violada, en Yapacaní, por el padre de su padrastro, causa conmoción en redes sociales, y más cuando la familia y la iglesia presionó para que la niña continúe con su embarazo. En redes sociales ya surgió la campaña #LasNiñasNoSonMadres en pedido que se someta a una interrupción legal del embarazo.
Según el artículo 153 del Código Penal de Bolivia, está permitido el aborto, en casos de violación, incesto, estupro, y riesgo para la salud de la madre; e incorpora la causal de malformaciones fetales incompatibles con la vida, reproducción asistida no consentida por la mujer, y en los casos que la embarazada sea niña o adolescente.
Sin embargo, como suele pasar en casos de aborto, la Iglesia Católica quiso ser parte del debate e hicieron énfasis en que la menor debe seguir adelante con su embarazo. Mediante un comunicado, señalaron "¡El amor siempre vence! El aborto no es admisible".
Debido a las presiones eclesiásticas, la madre de la víctima decidió echar pie atrás y no quiere que su hija aborte. Sin embargo, se dio a conocer la voluntad de la niña: aseguran que no quiere ser madre.
Al respecto la politóloga Susana Bejarano cuestionó el accionar de la iglesia. “Esta noticia deja a cualquiera con el estómago revuelto. La niña es víctima de la violación, de la presión de la iglesia, de la presión de una sociedad estigmatizadora. Su calvario no acaba, suma más violencia del seno del hogar, que no solo es el lugar del origen del crimen, sino que además ahora son quienes cruelmente pretenden extender el calvario de esta niña hasta el fin de sus días” escribió en sus redes sociales.
El post continúa: “Una niña de 11 años a la que sistemáticamente viola su padrastro, aunque este desgraciado le haya arrebatado la inocencia de la niñez, sigue siendo una niña. A los 11 años, sometida a una iglesia perversa que piensa en el nacimiento, pero no en el tipo de vida que estos nacidos van a tener (¿cómo le llamará el nacido a la niña? ¿Hermana? ¿Mamá?, con 11 años de diferencia... ¿Mamá? ¿Cómo le llamará a su abuela? ¿Y a su padre le dirá abuelo, papá o abuelastro?), cuestionó.
Calificó el hecho como violencia perpetrada por la iglesia y al familia hacia la niña: “La familia que debería intentar enmendar el enorme daño que se le hizo, la obligan a continuar con un embarazo, que vale la pena reiterar: es producto de una violencia perpetrada en un hogar de los que ellos son responsables de mantener sin violencia. Todo esto es una crueldad que ningún Dios perdona”, concluye.
Por otro lado, la comunicadora Fátima Sánchez también opinó al respecto: "Soy madre, soy hija, soy mujer y sobre todo soy cristiana, pero está pobre niña no puede ser víctima por el resto de su vida".
En la misma línea, Luciana Molina publicó: "La Iglesia del lado equivocado de la historia por enésima vez. La niña de 11 años de Yapacaní violada por el criminal de su abuelo es 'aconsejada' por la iglesia y su familia poner en riesgo su vida para hacerse cargo de una wawa. Eso es tortura. Las niñas no son madres"