Algunos creen que las redes sociales (RRSS) son un factor determinante para lo importante. Estas plataformas digitales son parte de lo que Horkheimer y Adorno denominaron como la industria y el monopolio cultural, y serán eficaces para fines de consumo. En lo que concierne a aspectos relevantes, no.
Hechos y no dichos, pues veamos:
En las presidenciales de México, Gálvez, candidata redes, gastó 4 millones de dólares para publicidad en redes. Sheinbaum destinó 1,2 millones para redes. Sheinbaum es la presidenta electa.
En noviembre del 2023, en Argentina, Milei, el candidato redes, fue balotaje como segundo ante Massa. El ultraderechista no hubiera ganado esa elección si no pactaba con la “casta política” que insultaba.
En marzo del 2023, inició la crisis del banco Fassil, varios clientes no podían retirar su dinero, después se reveló desvíos de fondos… El Fassil manejó su crisis institucional con tiktokeros. La gente seguía retirando sus ahorros.
En 2019, en Bolivia se habló de la “política 2.0” como estrategia de campaña, parecía broma, venía de gente que está sólo en su realidad. Quienes apostaron por este tipo de “proselitismo” perdieron.
En 2020, “analistas”, “expertos” y “especialistas” aseguraban que las RRSS iban a ser “-determinantes- para las elecciones”. No le atinaron ni en pandemia y quienes se guardaron en sus casas nuevamente perdieron.
En estos hechos no se cumplieron con los procesos comunicacionales, cuya teoría data desde la Antigua Grecia, con el modelo de Aristóteles: locutor-discurso-oyente.
El modelo de Lasswell: quién-qué dice-a través de qué canal-a quiénes-con qué efecto. Quiénes, eran políticos, los cuales no tienen credibilidad o en el caso del Fassil, tiktokeros que su especialidad es entretener. A quienes se dirigían, eran a personas que debían recuperar su dinero. El efecto, fue nulo.
El modelo de Shannon y Weaver: fuente-transmisor-canal-receptor- destino. La fuente, nuevamente políticos y changos que se dedican al hueveo. El transmisor, no usó los códigos adecuados. El receptor, gente que iba tomar una determinación relevante, y por consiguiente no se llegó al destino, porque no hubo una decodificación de los mensajes.
A esto sumo el ruido comunicacional (Berlo), el cual evitó que la comunicación sea efectiva. Hasta aquí solo hice un repaso de algunos aspectos de las teorías que cualquiera que se dedique a la comunicación y a información conocen.
Las RRSS en Bolivia más usadas son: WhatsApp (11,8 millones de usuarios), Facebook (10,9 millones) y TikTok (8,8 millones), con estas cifras los que centran sus esfuerzos en redes las deberían tener fácil y ganada, pero no es así. En tiempo de crisis y de campañas, estos espacios se convierten en cloacas de desinformación, por lo cual su efectividad para persuadir y convencer es ínfima.
Las TIC generaron nichos. Los usuarios “comunican” a personas que piensan de manera similar. Un ejemplo tonto, más no hallo otro, es un individuo tratando de convencer a sus padres biológicos de que es su hijo, eso está sobreentendido.
Por lo anterior escrito, no pretendo denigrar el trabajo de los que se dedican al manejo de RRSS y no argumento que no se debe usar estas plataformas; son una pata de apoyo más. Sin embargo, en lo que hago énfasis en los “modernistas” e “innovadores”.
Chomsky expuso: “a los ignorantes se les vende más fácil las mentiras, los espejismos y las falacias. Los ignorantes se dejan imponer las modas sin cuestionarse. Los ignorantes son más fáciles de distraer”. Hay sujetos que forman parte de sociedades débiles, poco maduras, frívolas y flojas, son la sociedad de los tiktoks…
Una comunicación efectiva es producto de un análisis, diagnóstico y posteriormente del planteamiento de una táctica y estrategia, en los que se deben tomar en cuenta contextos, canales, cultura, tiempo, espacio y lugar, de igual manera me gustaría dar un repaso sobre esto, pero la tinta sólo me alcanzó hasta aquí.
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