La prolongada bonanza económica que acabó en el año 2014 afectó al mundo entero y Bolivia no fue la excepción. Nuestros indicadores macroeconómicos no son ya los de antes. Crecemos -es cierto- pero los pronósticos no son tan promisorios, habida cuenta que lo que debería estar subiendo, baja; y, lo que debería estar bajando, sube. Pero, tal parece que la dirigencia de la Central Obrera Boliviana (COB) no se dio por enterada de ello porque si lo supieran ¡qué futuro le espera a la clase trabajadora!
Digo esto porque el Ampliado Nacional de la COB en Tarija (4.4.2019) decidió exigir al Gobierno un 12% de incremento al haber básico y 10% al salario mínimo -facilito es pedir- pero ¡cuánto cuesta invertir y crear empleos dignos en un país donde la informalidad campea!
Sin duda una irracionalidad, una irresponsabilidad -fuera de toda lógica- una de las más absurdas demandas oídas desde la época de la UDP cuando la intransigencia de la COB por dádivas del Estado provocó un descalabro de la economía y un gran sufrimiento a la familia boliviana. ¿Es acaso el deseo de la COB que disminuyan las empresas legales y formales, que se destruyan empleos y se desestabilice la economía? Si esa fuera su intencionalidad, va por buen camino…
Frente a ello, siendo que la inflación del 2018 fue de sólo 1,51% la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, a través de su Presidente Luis Fernando Barbery, y la Confederación Nacional de la Micro y Pequeña Empresa, por medio de su Presidente Néstor Conde, coincidieron en que el aumento salarial no debería pasar del 2%.
Sin embargo, a la COB parece importarle un bledo que en Potosí “la cancelación del doble aguinaldo y la reducción del flujo económico de la gestión pasada y lo que va de este año provocó el cierre de 24 empresas de los sectores de textiles, carpintería y comercio” (ANF, 29.3.2019), y que igual situación se dé en otros distritos del país.
Para hablar con fundamento decidí hacer un sondeo de opinión entre mis amigos de Facebook preguntándoles lo que preferían: estabilidad laboral sin incremento salarial o un alto aumento con riesgo de perder su empleo. Un contundente 96% dijo que prefería la seguridad de su trabajo -tal vez por la baja inflación o porque cada vez resulta más difícil conseguir empleo- mientras que apenas un 4% se mostró del lado de la COB.
Si los jefes de hogar tomaran conciencia del grave peligro que corren sus empleos por tan desaprensivo pedido de la COB, con toda seguridad dirían: ¡No me ayude compadre!
(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional
Santa Cruz, 10 de abril de 2019
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