Abril 18, 2024 [G]:

‘Quo tendimus’, Lucho

Quizás no todos los recién advenidos las oyeron porque pronto empezó una competición para colegir quién vituperaba más a la Transición


Jueves 3 de Diciembre de 2020, 10:15am






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Para la entrega anterior, al escribirla me motivé en las Vidas paralelas de Plutarco de Queronea para, en elipsis, escribir mis Vías paralelas. Hoy me he dado cuenta que estos largos meses de cuarentena —y de muchas crisis— me han dejado refrescar las lecturas que, con excelente recuerdo, tuve en la adolescencia; por eso, aprovechando este período de casi calma —cual “ojo de tormenta”— al escribir entre las elecciones nacionales —antes, durante e inmediato después— que ya pasaron y las subnacionales que pronto empezarán y con peligro que me digan petulante, agradeceré a la memoria del Quo vadis de Henryk Sienkiewicz el poder preguntarle a nuestro Presidente: Quo tendimus, Lucho (¿Hacia dónde vamos?). (El ‘Lucho’ se lo agradezco al expresidente Morales que, con coloquialidad y, muy probablemente como yo ahora hago, sin atrevimiento del ninguneo llamó así afectivamente al Primer Mandatario).

Con tino y pertinente sagacidad, el candidato Arce Catacora —antes ministro, ahora Presidente— marcó en sus declaraciones de campaña un conjuntos de actitudes y valores diferenciados entre un “antes” —el “antes de antes” de la Transición, que vale decir: “antes” de la noche que se “paró” el TREP— y su “ahora” —que equivaldría a decir “después de elegido”—, lo que, para tranquilidad de muchos dentro y fuera de Bolivia —en los de “fuera” no sabría si se incluían las matricias (para estar en onda de despatriarcado) y los patricios del Grupo de Puebla—, se repitió en frases memorables (cual highlights de lo que sería su manera de gobernar) de su discurso de investidura: “Nuestro Gobierno buscará en todo momento reconstruir nuestra patria en unidad, para vivir en paz”, que reforzó al decir: “A pesar de las diferencias estamos en la obligación de estar a la altura del pueblo que nos demanda unidad, paz y certidumbre, unidad y complementariedad entre oriente y occidente, entre el campo y la ciudad, todos somos Bolivia” y que, en justo homenaje a Marcelo Quiroga Santa Cruz, mártir de la democracia, confirmó diciendo que “no es el odio lo que impulsa nuestros actos, sino una pasión por la justicia”.

Notables palabras que, unidas a un gabinete de nuevos nombres, trajeron la sensación que la frase “Este 8 de noviembre de 2020 iniciamos una nueva etapa en nuestra historia, y queremos hacerlo con un gobierno que sea para todas y todos sin discriminación”, era la mandatoria del Primer Mandatario.

Pero quizás no todos los recién advenidos las oyeron porque pronto empezó una competición para colegir quién vituperaba más a la Transición —el “de antes” que sí tuvo muchas sombras pero también nefastas herencias— para convencernos que “antes de antes” Bolivia fue Jauja, a pesar de que: si en el súper ciclo de precios extraordinarios para nuestras materias primas ingresaron más de $us 50.000 millones, 32.000 millones de estos fueron para gasto corriente —en sueldos y jornales se trepó de poco menos de un $us 1.200 millones (Bs 8.000 millones) en 2006 hasta más de $us 4.600 millones (Bs 32.000 millones) en 2019—; el PIB bajó de crecer el 6,8% en 2013 a solo el 2,9% en 2019 —este 2020, con la pandemia, será -11,1%—; las RIN cayeron de más de $us 15.000 millones en 2015 a poco menos de $us 6.500 millones en 2019; el déficit fiscal llegó en 2019 a casi $us 2.500 millones —7,7% del PIB, aunque este 2020 se pronostica que caerá a -11,1% por la pandemia—, el superávit acumulado del 14,5% entre 2006-2014 pasó a un déficit acumulado del 36% entre 2015-2019, y la deuda externa trepó de poco más de $us 3.000 millones en 2006 a más de $us 11.000 millones en noviembre de 2019 (datos todos del MINEF y el BCB). Con el Ministro Arce y sin pandemia.

Los primeros 100 días de gobernar la actual Administración Arce concluirán el martes de ch’alla tras la q’oa —homenaje e invocación a la Pachamama— y el periodo de gracia que la opinión pública da a un nuevo gobierno en cualquier país dará lugar al simbolismo popular y cristiano del Miércoles de Ceniza. Confiemos que de la gracia no pasemos a unos nemontemi criollos.

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