25 de diciembre (Urgente.bo).- La celebración de la Navidad, es decir, el nacimiento del Niño Jesús para la Iglesia Católica, tiene un trasfondo que supera la tradición de los regalos, villancicos o chocolatadas. En Bolivia, esta festividad religiosa confluye con la “gran fiesta del sol”, tiempo de fertilidad para el área rural, como lo fue para el imperio romano con el nacimiento del “Sol Invicto”, todo con un solo sentido. Y una de esas expresiones de la interculturalidad es que en el departamento de Chuquisaca se agasaja al niño Dios con el picaresco chuntunqui.
El nacimiento de Jesús tiene un significado teológico y simbólico, señala el padre diocesano, Enrique Pusarico, pues la fecha elegida por la Iglesia Católica se relaciona con el solsticio de invierno en Europa y Asia, lo que significa que el Hijo de Dios, como el sol, “derrota a las tinieblas”.
“Jesús nace con un objetivo claro, ser la luz del mundo para los demás. Él viene envuelto, no solo en pañales, sino en la cultura de las naciones y asume diferentes idiomas, sale en busca de los necesitamos para salvar al mundo del pecado”, señaló.
Según relata la biblia, Jesús nació en un pesebre de Belén, al sur de Jerusalén. Los pastores y los tres reyes magos o “sabios” que le llevaron obsequios fueron guiados por la luz de una estrella resplandeciente en el cielo.
A la par de este relato, surge otro desde el imperio Romano ya extinto, considerado el antecedente de la Navidad católica. La festividad “Nativitas Solis Invicti” en latín o el nacimiento del Sol Invicto en español; era una celebración pagana que se llevaba a cabo entre el 22 y 25 de diciembre caracterizada por grandes banquetes, intercambio de regalos y una decoración particular con guirnaldas y velas entre pedidos para que la deidad los bendijera con buena cosecha.
Dicha festividad se asemejaba a una fiesta de carnaval con excesos. Por esa razón el emperador Constantino oficializó la Navidad de Jesús en el año 330, haciendo coincidir la fecha con la del nacimiento del Sol Invicto. Así, la Iglesia fusionó antiguas creencias paganas con los principios fundamentales del cristianismo.
“Así se convierte el domingo en el día del Señor en vez del día del sol. Dios es todopoderoso, creador del cielo y de la tierra que, además, es el creador de ese pasto, el sol y todo lo que nos rodea. Entonces, Jesús es el sol invictus, el sol que no se vence”, agregó Pusarico.
En Bolivia, las tradiciones en la fiesta de Navidad tienen una influencia anterior a la colonia y ya con la presencia de los españoles adquirieron un sentido católico. El antropólogo Milton Eyzaguirre, jefe del departamento de Extensión Cultural del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), relata que en el periodo prehispánico se celebraba el Qhapaq Raymi, el solsticio de verano, el 21 de diciembre, con la que formó un sincretismo religioso que perdura hasta la actualidad.
El sincretismo en la Navidad
En el occidente del país, la celebración de la Navidad se caracteriza por cantos más tradicionales con el uso de términos de la región, pequeñas ropas tejidas con figuras y colores indígenas, además de las fiestas tradicionales en torno a la imagen del Niño Jesús en la Noche Buena y el día de su nacimiento.
“El lenguaje simbólico de la cultura, acompañada de estos cantos, de la comida, de la vestimenta, de oraciones en silencio, de reunir a los niños, haciéndoles sentir que es su fiesta alrededor de otro niño, es un lenguaje muy sencillo para expresar una fe muy profunda”, señaló el sacerdote Enrique Pusarico.
Sin embargo, para Eyzaguirre son dos formas de ver la realidad sintetizadas en un solo concepto “una más visible y la otra encubierta”. “No olvidemos que en la zona andina estamos atravesando la fiesta de las illas que comienza en noviembre con la producción de t’ant’awawas, elementos pequeños para la prosperidad, para el buen cultivo agrícola y producción pecuaria. Entonces ¿qué es lo que sucede? El 21 de diciembre, según la tradición, es la fiesta de la Pacha, que es la fiesta central, que está vinculada con la fertilidad, con la prosperidad de algunos productos”, añadió.
En ese contexto, el Niño Jesús pasa por ser una ’illa’, es decir, una figura sagrada que trae prosperidad a la región y “está camuflado con la ropa indígena que se maneja en diferentes sectores”.
Las tradiciones referentes al solsticio en el occidente nacen mucho antes de la llegada de la creencia católica con el Niño Jesús que, más que bien, hizo que la cultura andina se distorsione con el pasar de los años hasta llegar a un sincretismo “negativo” para nuestra cultura, pero que evoluciona con el pasar del tiempo.
El chuntunqui, entre el niño y la fertilidad
En los días previos a la Navidad, una variedad de cantos y bailes resuenan en las calles y festivales. El famoso “chuntunqui” proveniente de Villa Serrano, Sucre, es una forma de adorar al Niño Jesús con alegría. Esta interpretación músical está acompañada de una danza del enamoramiento no tan relacionada con el nacimiento del hijo de Dios.
Eyzaguirre señala que el “chuntunqui” es un baile encubierto para la Navidad, pero con un trasfondo más de enamoramiento y fertilidad, creado para los jóvenes solteros que buscan pareja en la temporada.
“Por eso en los chuntunquis, en las danzas, en los bailes de Villa Serrano, se hace algo muy significativo que es el ’volteo’, que nos dice qué las mujeres solteras tienen que mostrar poco más las partes íntimas, las enaguas de las muchachas en esta fiesta”, agregó.
Además, el día de la fiesta inicia en torno a la luz de Cristo, pero con el pasar de las horas, cubren la imagen del Niño Jesús y sacan bebidas alcohólicas, diversidad de música picaresca y bailes más extrovertidos para la ocasión, es decir, inicia la fiesta.
Esta tradición se evidencia en algunas regiones de Sucre, Potosí y Cochabamba, “aunque por la proliferación de la cristianda, la cultura original de Bolivia se fue perdiendo”.
///