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A 27 años de la marcha por el Territorio y la Dignidad, "la lucha continúa"

“Ya son 27 años, nunca hubo un movimiento así que reivindiqué lo que tiene que ver con los derechos. Esto se genera por diferentes problemas de las tierras de nuestras comunidades, entonces eso fue la mayor preocupación para que entre todas las comunidades se levanten y vean el derecho de legitimación de nuestro territorio”, manifestó Marcial Fabricano,  quien era en aquel entonces el máximo dirigente de la Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB).


Miércoles 16 de Agosto de 2017, 5:45pm






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foto internet

La Paz, 16 de agosto (Urgentebo) .- Hoy se cumplen 27 años de la primera marcha indígena por el Territorio y la Dignidad, que se inició el 16 de agosto de 1990 en la ciudad de Trinidad. Más de 300 hombres y mujeres indígenas fueron los que partieron rumbo a la sede de Gobierno en busca de reconocimiento y debido a que sus tierras estaban siendo “manoseadas” por los empresarios madereros lo que les significaba la pérdida de sus tierras, de su territorio.

“Ya son 27 años, nunca hubo un movimiento así que reivindiqué lo que tiene que ver con los derechos. Esto se genera por diferentes problemas de las tierras de nuestras comunidades, entonces eso fue la mayor preocupación para que entre todas las comunidades se levanten y vean el derecho de legitimación de nuestro territorio”, manifestó Marcial Fabricano,  quien era en aquel entonces el máximo dirigente de la Central de Pueblos Indígenas del Beni (CPIB).

Afirmó que la marcha duró 34 días tras recorrer 640  kilómetros de la ciudad capital del Beni – Trinidad hasta la ciudad de La Paz. “Comenzó la marcha por tres pueblos indígenas, iniciamos la marcha con 300 personas y recorriendo el camino fueron incorporándose otras comunidades como San Ignacio de Moxos, San Francisco de Moxos, San Lorenzo de Moxos, por la región de Cochabamba se incorporaron otros”.

En la marcha, afirmó, no falté la solidaridad de los pueblos, empezando con la misma gente de Trinidad pues estudiantes de colegios y universitarios les ayudaron haciendo una campaña para que la población recolecte víveres para los comienzos y de esa manera fueron sustentados.

Fabricano recuerda la composición social era un concepto totalmente ajeno a los pueblos originarios, pues sobre ellos pesaba un rechazo, eran víctimas de discriminación.

“Con este movimiento, más bien, nosotros contribuimos a que el Estado boliviano, el pueblo boliviano, profundice, legitime mejor de un país y una sociedad democrática, esos fueron elementos que marcaron profundamente nuestra existencia”.

Luego de 34 días, los marchistas arribaron a la ciudad de La Paz.  Esta acción obligó al Gobierno de Jaime Paz Zamora a realizar varios decretos para reconocer su autoridad en la administración de su territorio y sus derechos ancestrales.

El recibimiento significó un importante reconocimiento de las tierras bajas, que en adelante no volverían a pasar desapercibidas por los gobiernos y la sociedad civil.

Fabricano dijo que lo que pasó en 1990 se llegó a un periodo de un cuarto intermedio, pero ahora están convencidos que la lucha continua y nunca se tuvo un descanso, porque durante estos 27 años la gente continúa con la dura batalla y pelea ante el sistema de Estado que se ensañó con los pueblos indígenas.

“Nunca nada va a ser fácil, estamos peleando contra grandes. Lo que un día el Estado boliviano reconoció nuestros derechos a pueblos indígenas, hoy el mismo Estado boliviano con otro conductor hace lo contrario. Se ha dedicado a desmontar todo lo que para nosotros fue conquista. La población sabe, por eso nosotros llamamos a ellos y empezaremos a luchar juntos contra una injusticia. Por ejemplo tenemos que defender lo que son las áreas protegidas, derechos humanos, tenemos que defender el medio ambiente, todos estos elementos es porque hemos luchado los pueblos indígenas”.

Dijo que estos aspectos son lo que deben llamar a que entre todos los bolivianos se logre que se corrija el accionar del estado boliviano y sus órganos como el Ejecutivo, que está haciendo cosas contrarios a lo que debe ser el interés del pueblo boliviano.

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