¿Es Bolivia la envidia de otros países, como se ha escuchado tantas veces? ¿Cree Ud., sinceramente, que en el exterior se envidia a nuestro país? ¿Quiénes serían los envidiosos? ¿EEUU? ¿China? ¿Japón? Si la respuesta es no…¿entre Argentina, Venezuela, Cuba o Nicaragua, será alguno de ellos? Si la respuesta es sí…¿será porque en el país de los ciegos, el tuerto es rey?
Es cierto que en los últimos 14 años el PIB de Bolivia creció por encima del 4%, pero no menos cierto es que tal expansión inició con el auge mundial en tiempos neoliberales cuando crecimos 4,2% en 2004 y 4,5% en 2005, aunque posteriormente en los años plurinacionales del 2009 y 2019 crecimos menos del 4% a consecuencia de tener una economía primario-exportadora, muy dependiente de los precios internacionales.
En verdad, no sé si hay países que envidien a Bolivia o no, especialmente con la gran pobreza aún prevaleciente, la precaria educación y el lamentable estado del sistema de salud vigente en el país; en todo caso, ¿no resulta un autoengaño compararse con quienes hacen mal las cosas, cuando lo sano y saludable sería hacerlo con quienes están mucho mejor, teniendo aún menos recursos?
Lo cierto es que, de haberse hecho caso los consejos que durante los últimos 14 años dieron diferentes entidades, Bolivia pudo haber estado muchísimo mejor que hoy. Pero no, se siguió el consejo de ONGs oportunistas, irresponsables activistas e ideologizados extremistas que nos impidieron avanzar a pasos agigantados en la producción de biocombustibles; el uso de la agrobiotecnología; la ampliación del área agrícola; la construcción del Hub aéreo en Viru Viru; el poner la vista en la Hidrovía Paraguay-Paraná para salir al Atlántico; reactivar al sector forestal-maderero; incentivar al importador, al comerciante y al empresario legalmente establecidos, en vez de acosarlos de mil maneras; combatir la informalidad y el contrabando; reformar la educación pero no mirando por el pequeño espejo retrovisor sino por el gran parabrisas del futuro; hacer ciencia e investigación aplicada; negociar acuerdos comerciales con economías más desarrolladas; permitir la emisión de bonos de carbono; promover el turismo receptivo en todo el país; fomentar la productividad y la competitividad; castigar la corrupción y profundizar la meritocracia en las entidades del sector público.
Con buenas políticas como éstas Bolivia pudo crecer al 7% o más y llegar a ser la Suiza de Sudamérica, para que luego digan de ella…¡qué envidia da este país!
(*) Economista y Magister en Comercio Internacional
Santa Cruz, 11 de marzo de 2020