24 de mayo (Urgentebo).- El charango, desde su aparición, ha sido parte de las expresiones populares, sus características tímbricas le da una peculiaridad a la música boliviana y, hasta la fecha, es parte fundamental de la expresiones autóctona de los pueblos nortepotosinos que animan sus diferentes festividades, la cuales en su mayoría marcan el cambio de época, al son de este instrumento bullanguero.
Este instrumento tiene su origen en la antigua vihuela de mano, traída por los españoles en el siglo XVI, durante la colonia a las regiones del Alto y Bajo Perú. Obras indovirreynales dan fe de su existencia a partir del siglo XVII, entre ésas están las sirenas charanguistas esculpidas en la iglesia de San Lorenzo (Potosí), que se empezó a construir en 1547 y cuya portada fue tallada entre los años 1728 a 1744.
Según el libro El Charango, su vida, costumbres y desventuras, escrita por el maestro Ernesto Cavour, detalla que la consolidación del charango inicia a partir de 1616 como producto de la aculturación y transculturación por parte de los indígenas, quienes usaban el instrumento para alegrar sus fiestas y acompañar sus viajes, mientras transportaban minerales y otros productos desde las serranías a los valles y llanos.
El charango tuvo varios cambios a lo largo de los siglos y, también en su interpretación. Es el caso que se dio en 1971 cuando Cavour innova en este sentido al hacer poner a un charango de cuerpo plano con cuerdas metálicas las pastillas electromagnéticas de una guitarra eléctrica; sin embargo, la construcción de este instrumento no se da de manera continua por modelos o serie.
Años después, el charanguista Donato Espinoza se hace construir un charango eléctrico; pero, tampoco empieza a elaborar el instrumento de manera seguida ni por cantidad. En este fenómeno, pueden influir varios factores: el mercado, músicos que aún no se abren a experimentar otros sonidos, el costo del instrumento y otros.
En 2014, el luthier argentino Mariano Delledonne ganó un premio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) por la construcción de un charango eléctrico, a partir de ese momento tuvo una gran demanda y en consecuencia desde ese momento empieza a fabricar el instrumento de manera artesanal, pero por modelos y en serie.
Delledonne, en entrevista con Urgentebo, señaló que comenzó a estudiar luthería desde el 2003 y que se especializó en la construcción de instrumentos eléctricos, es por ello que le nació la curiosidad de construir charangos eléctricos y comenzó a buscar los calibres de las cuerdas y pastillas electromagnéticas que sean específicas para el mismo.
“(Actualmente) Tengo dos modelos de charangos eléctricos, cada uno con sus particularidades técnicas y estéticas, adaptándose a las diferentes necesidades de los músicos”, enfatizó.
Asimismo, Mariano explicó que el año pasado fabricó un ronroco eléctrico, el cual fue presentado en el festival Charangos del Mundo de la presente gestión. Detalló que tanto los charangos y el último instrumento mencionado están en manos de varios músicos de diferentes países de Latinoamérica, también de Estados Unidos, Francia, Italia e Israel.
¿Desde cuándo comenzó tu interés por la luthería y, en específico, por la construcción de charangos?
Mi interés por la luthería comenzó en el año 2003, en aquel momento estaba transitando el primer año en la universidad, cursando la carrera de Antropología y desde hacía unos años atrás también tomaba clases de guitarra por lo que mi primer contacto con los instrumentos musicales fue a través de la ejecución. Casi fortuitamente conocí a un luthier riojano radicado en Buenos Aires, quién me inició en este hermoso oficio.
Recuerdo que el primer instrumento que construí fue un charango y poco después llegaron las guitarras. Es así que desde aquel primer día cuando tuve la difícil tarea de darle forma al futuro cuerpo de un charango, a partir de un antiguo bloque de cedro, hace ya 15 años atrás, la construcción de charangos tuvo siempre una importancia primordial en mi oficio como luthier.
¿Qué te llevó a decidirte por la construcción de charangos eléctricos?
A lo largo de mi formación y desarrollo en este oficio, y luego de afianzarme en la construcción de instrumentos acústicos, tuve una etapa en la cual me interioricé en la construcción de instrumentos eléctricos.
Es así que hice algunos cursos con otros luthiers especializados en el tema y por un período breve, pero intenso y fructífero, me dedique a la construcción de guitarras y bajos eléctricos. La consecuencia es casi evidente: ¿por qué no construir charangos eléctricos? Debo confesar que ya había tenido propuestas de varios charanguistas para que me anime a llevar al charango hacia esos horizontes ya que consideraban que podía ser algo interesante y en aquel momento, no encontraban quién lo haga.
Me llevó mucho tiempo desarrollar este instrumento ya que en los inicios tuve que atravesar varias dificultades tanto por la falta de información como por la falta de insumos. Tuve la gran satisfacción que primer charango eléctrico fue encargado desde la ciudad de Cochabamba, Bolivia.
Cabe aclarar que se trata de charangos estrictamente eléctricos, diferentes a los que comúnmente se les llama de la misma forma, pero poseen cuerdas de nylon y micrófono piezoeléctrico.
En este caso las cuerdas son metálicas y los micrófonos son pastillas electromagnéticas similares a las de una guitarra eléctrica, por tal motivo adquiere todas las propiedades de un instrumento eléctrico, llevando al charango hacia nuevos universos sonoros, con una impronta propia y particular que le otorga la posibilidad de experimentar con múltiples pedales de efecto y consolas digitales.
¿Te especializaste en alguna institución académica para empezar con la construcción de charangos eléctricos?
Como mencioné anteriormente, mi formación se dio en los talleres de diferentes luthiers, cada uno con diferentes especializaciones. Todos aportaron a mi formación, junto con la necesaria y constante práctica y experiencia personal en el taller que creo indispensable. El charango eléctrico es un instrumento particular en el que se conjugan todos esos conocimientos previamente adquiridos.
Eres ganador de la beca Creación del FNA, detállame ¿cómo se dio proceso para que tu proyecto sea elegido?
El proyecto Charango Eléctrico obtuvo la Beca a la Creación del Fondo Nacional de las Artes (FNA) en el año 2016, en aquel momento la producción de charangos eléctricos ya estaba bastante definida pero necesitaba terminar de afianzarlo.
En el año 2014 recibí un premio de la UNESCO por este instrumento lo cual significó un gran impulso pero también resulto en una gran demanda por parte de los músicos que se enteraron de este nuevo charango. Es así que decidí presentarme a la convocatoria, entendiendo que sería de gran ayuda para consolidar el proyecto y organizarme en la producción. Felizmente resultó ganador, lo que significó un nuevo impulso para el proyecto que sigue creciendo hasta el día de hoy.
¿Qué tipo de maderas usas para la construcción del charango eléctrico y cuánto tiempo demora?
El modelo que tuvo más difusión está construido en plátano, nogal y guayacán, pero utilizo una gran variedad de maderas de diferentes lugares del mundo, por eso en mis instrumentos se pueden encontrar desde el Jacarandá boliviano hasta el Ébano africano. Son muchos los parámetros a tener en cuenta a la hora de la selección de maderas: sus propiedades físicas y químicas, el tipo de corte, el secado, la función que va a cumplir dentro del instrumento y, no menos importante, su belleza estética.
El tiempo de demora depende mucho del tipo de instrumento, en relación a los charangos eléctricos últimamente estoy construyendo pequeños lotes en los que demoro varios meses ya que su construcción es completamente artesanal.
¿Las pastillas que usas para los charangos eléctricos son de guitarra?
Las pastillas utilizadas son construidas específicamente para este instrumento, íntegramente aquí en Argentina.
¿Para qué género musical más proyectas tus charangos eléctricos; jazz o rock?
No creo pertinente ligar el charango eléctrico a un género musical específico, prefiero dejar que fluya libremente. Me parece que este instrumento le abre muchas posibilidades al charango, pero esa es una tarea de los músicos que se animen a este desafío.
Me quedo con una frase del maestro Jaime Torres, a quien tuve el enorme gusto y privilegio de construirle un charango eléctrico: inmediatamente hay que comenzar a componer música para este charango. Las puertas están abiertas, esto recién comienza.
¿Las bobinas de las pastillas del charango eléctrico son dobles o simples?
En relación a tu consulta sobre las bobinas he construido algunos con simple, pero me inclino más por las dobles.
¿Las cuerdas para el charango eléctrico las haces fabricar para el calibre del instrumento?
El encordado del charango eléctrico lo armo yo mismo, en base a los diferentes calibres de cuerdas existentes en el mercado. Es muy importante tener en cuenta el tiro y la afinación del instrumento.
¿Cuántas líneas o modelos de charango eléctricos tienes?
Tengo dos modelos de charangos eléctricos, cada uno con sus particularidades técnicas y estéticas, adaptándose a las diferentes necesidades de los músicos.
El primer modelo, sencillo y delicado, es ideal para quien se quiera acercar a este instrumento y experimentar la versatilidad del charango eléctrico; posee un lustre satinado que permite sentir la suavidad y la textura de la madera y vine acompañado de una funda artesanal para transportarlo donde se desee.
El segundo modelo, fino y elegante, es pensado para músicos profesionales; posee un acabado brillante que realza las vetas de las maderas y viene acompañado con un estuche rígido de primera calidad, construido a medida del instrumento. Este modelo fue distinguido por la UNESCO y ganador de la Beca del FNA, también fue seleccionado para el catálogo INNOVAR del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Argentina en el año 2018.
Es importante señalar que en el 2018 realicé un modelo de ronroco eléctrico, afinado en B-E-B-G-D, el cual fue presentado en la edición 2019 de Charangos del Mundo en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina.
Todos estos modelos ya están en manos de diferentes músicos, muchos de ellos ubicados en países de Latinoamérica y otros en lugares tan distantes como Italia, Francia, Israel y Estados Unidos. A todos los une el mismo sentimiento: el amor por el charango.
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