Diciembre 24, 2024 -H-

ECOBOL: Crónica de una bancarrota anunciada

Ecobol generaba un déficit promedio anual de más de Bs 10 millones, pérdida que era financiada por la deuda impaga a proveedores y finalmente, no pagando los sueldos de sus trabajadores, lo más sensible del presupuesto de gastos de ECOBOL, pues la planilla de salarios significaba casi el 60% del total de los gastos.


Jueves 22 de Marzo de 2018, 10:45am






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Si algo tienen en común la extinta Empresa de Correos de Bolivia (ECOBOL) con Santiago Nasar, personaje principal de la novela “Crónica de una muerte anunciada” de García Márquez, es que el pueblo (en el que vivía) en su conjunto, sabía que iba a morir, quiénes serían sus ejecutores; y no hicieron o no pudieron hacer nada para evitarlo.

La muerte de ECOBOL, precede de hechos singulares, que no tienen nada que ver con la pregonada intervención del Estado en la economía a través de la implementación de empresas estatales como el motor de la nueva arquitectura económica y el llamado Proceso de Cambio.

Entre el 2007 y el 2016, se crearon más de veinte empresas y se reactivaron otras tantas de diferente dimensión económica, miles de millones de dólares fueron transferidos o percibidos por estas empresas a través de préstamos o aportes del gobierno.

Ejemplos de dineros malgastados y perdidos como los 50 millones de dólares prestados a ENATEX, los 40 millones de dólares prestados a la Empresa de Construcciones del Ejército (ambas en procesos de liquidación); o los 60 millones que fueron a Quipus, otra empresa que se encuentra contablemente en quiebra técnica, nunca llegaron a ECOBOL; es decir, no corrió con esta suerte de “inyección de capital”, que quién sabe también hubieran acabado perdiéndose.

“Nace nueva estatal de correos y se liquida la ECOBOL de Goni”, decía el titular del periódico oficialista CAMBIO del primero de marzo, como justificando el cierre del pasado y la promesa de un nuevo futuro. Lo que no refiere el matutino gubernamental, es que la empresa estuvo en manos del régimen actual durante diez años. Las noticias durante este tiempo, reflejaban que ECOBOL fue “entregado” para su administración a los Ponchos Rojos (como cuota política), acusaciones que señalaban que el ex Canciller Choquehuanca “designaba” Gerentes; y varias huelgas de los empleados que reflejaban una realidad que no podía ocultarse, la empresa estaba agonizando.

Datos oficiales de ejecución de los ingresos y gastos de ECOBOL, entre 2011 y 2017, del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, muestran que la Empresa libró una suerte de sobrevivencia, pues dependía de los recursos que podía generar con sus operaciones y que en ese tiempo se acercó a los 270 millones de bolivianos; 80 millones de bolivianos menos (de déficit) que los gastos generados en esas mismas gestiones, que pasaron los 350 millones de bolivianos.

Es decir, que la empresa generaba un déficit promedio anual de más de 10 millones de bolivianos, pérdida que era financiada por la deuda impaga a proveedores y finalmente, no pagando los sueldos de sus trabajadores, lo más sensible del presupuesto de gastos de ECOBOL, pues la planilla de salarios significaba casi el 60% del total de los gastos.

Autoridades gubernamentales admitieron sobre esta crisis en varias oportunidades, pero los datos contables nos muestran que dejaron que la Empresa muera irremediablemente, pues no existió, al menos entre el 2011 y el 2017,  ningún préstamo, transferencia o aporte que recupere las finanzas de la estatal de correos; y según declaraciones de ex – empleados, tampoco ningún plan de salvataje o modernización.

Todos sabían que iba a morir, que el gobierno de turno así lo había decidido y nadie hizo nada, es la novela de ECOBOL que parece hubiera sido escrita por el mismísimo Premio Nobel.

La empresa de correos no tuvo el apoyo de otros “emprendimientos” empresariales en tiempos de Proceso de Cambio, como si fuera el hijo no querido por haber sido engendrado por un padre diferente ; pero tampoco se libró de la característica que parece se generaliza en varias de las empresas públicas existentes, contaminadas por la corrupción, produciendo bienes o servicios inútiles, convertidas en instituciones de prebendarismo político partidario o corporativo, y con grandes limitaciones técnicas en sus funcionarios.

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