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El crustáceo "gigante", una especie que vive a más de 8.000 metros de profundidad


Lunes 7 de Junio de 2021, 10:30am






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7 de junio (Urgente.bo).- Las profundidades marinas, donde no llega ningún rayo de luz, esconden muchísimos secretos e incógnitas. De hecho, más del 80% del fondo oceánico aún no se ha inspeccionado con tecnología moderna para saber con exactitud cuáles son sus características y la fauna que allí prospera. Por eso, cada nueva especie que se descubre en la zona abisal (zonas de más de 6.000 metros de profundidad) nos aporta un preciado conocimiento.

En 2018, dos expediciones internacionales de investigación se centraron en la parte sur de la fosa de Atacama, situada entre Perú y Chile. Los científicos partieron por primera vez en el barco chileno RV Cabo de Hornos para estudiar la parte más profunda de la trinchera, conocida como Richard's Deep, como parte de la expedición Atacamex. Un mes después, los científicos del barco alemán RV Sonne estudiaron el ecosistema de trinchera más amplia, tomando muestras desde 2.500 metros hasta Richard's Deep.

Las dos expediciones desplegaron sumergibles no tripulados y tomaron muestras. Tras su posterior estudio han podido identificar un crustáceo, hasta ahora desconocido, que ha apodado Eurythenes atacamensis. 

Se trata de un anfípodo, un tipo de crustáceo estrechamente relacionado con un camarón. Los científicos creen que es endémico de esta fosa y mide más de 8 centímetros de largo, casi el doble del tamaño de su pariente más cercano, lo que lo convierte en un gigante.

Los E. atacamensis pueden viven entre los 4.974 y 8.081 metros de profundidad, lo que incluye el punto más profundo Richard's Deep. De hecho, es una criatura muy abundante de esta fosa. Como carroñero, este anfípodo juega un papel fundamental dentro de la red alimentaria al interceptar y redistribuir los alimentos que se hunden desde arriba. Detectan y consumen rápidamente carroña, como restos de caballa, pero desafortunadamente también pueden ingerir microplásticos accidentalmente.

Su hogar es una de las 35 trincheras que alcanzan profundidades abisales. Estas trincheras están formadas por un proceso geológico llamado subducción (donde una placa tectónica es forzada debajo de otra haciendo que el fondo del océano se hunda rápidamente). El volumen de la Fosa de Atacama es casi el mismo que el de la vecina Cordillera de los Andes, también creada por la zona de subducción tectónica.

Comparado con las condiciones en la superficie, el ambiente abisal (o de aguas profundas) parece extremo. Es completamente negro con temperaturas del agua que varían entre 1°C y 4°C en los puntos más profundos.

La presión hidrostática a profundidades abisales varía de 600 a 1100 atmósferas, lo que equivale a colocar una tonelada en la punta de un dedo.

Pero este entorno es completamente normal para los organismos que viven allí. Los habitantes de la Fosa de Atacama tienen un conjunto de adaptaciones bioquímicas, morfológicas y de comportamiento que les permiten prosperar.

Estudiar estos ecosistemas no es una tarea fácil, razón por la cual la zona abisal se ha subestimado en comparación con las partes menos profundas del océano.

Este descubrimiento es otra pieza en el rompecabezas de la comprensión del mundo en el que vivimos y las sutiles interacciones entre los organismos y su entorno. Nos ayuda a comprender cómo prospera la vida en las partes más profundas del océano, en condiciones que parecen imposibles para los mamíferos terrestres como nosotros.

También nos permite vislumbrar la zona abisal, no como un hábitat extremo desprovisto de vida, sino uno lleno de una biodiversidad extraordinaria

La Vanguardia

 

 

 

 

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