Pocos saben el significado de post-verdad o posverdad, aunque ello no impide que sean víctimas de su efecto. La posverdad es la “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Los demagogos son maestros de la posverdad” (Real Academia Española).
No es algo reciente -mentirosos y manipuladores siempre han existido y los habrá a futuro por sus mezquinos intereses- sin embargo, este término se popularizó hace pocos años gracias al caldo de cultivo de las redes sociales.
El Diccionario de Oxford eligió la post-verdad como su Palabra Internacional del Año 2016 -por lo acontecido con el Brexit en Gran Bretaña y las elecciones en EEUU- definiéndola como “un adjetivo relacionado con circunstancias en las que los hechos objetivos son menos determinantes para definir la opinión pública, que los que apelan a las emociones y creencias personales” ('Post-truth' declared word of the year by Oxford Dictionaries, BBC News, 16.11.2016).
La verdad no importa, basta “manejar las emociones”. Cabalmente, esto pasó con el Brexit -el referéndum para la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea- arengando el “SÍ” por las redes. Demasiado tarde el arrepentimiento para quienes -engañados- votaron así, pero se enteraron luego que ello afectará sus empleos e ingresos…
Adiós a los hechos críticos, objetivos y demostrables. Manipular las emociones, las creencias y deseos del público para conseguir un fin, está de moda. Pero no solo los expertos en marketing comercial o político lo hacen sino cualquiera que tenga un celular y pueda publicar en las redes (lo triste es que cuando alguien no está de acuerdo con algo y ataca cobarde e impunemente a otra persona mostrando su incapacidad de contender en el campo de las ideas).
La distorsión deliberada de la verdad con fines políticos, comerciales y personalistas (ansia de fama) lleva a la manipulación de las creencias y emociones para posicionar conceptos -a veces con tanta pasión- que hasta el mismo autor acaba creyendo su propia historia (incapaz de reconocer su error).
Noticias falsas (Fake News), descontextualización de los hechos, acusaciones, exageraciones y memes insidiosos en un entorno donde pesa más lo que se cree, piensa o quiere -antes que la verdad- nos está llevando a ser una sociedad hiperinformada e hiperconectada pero hiperconfundida e hiperdesorientada.
“Es más fácil engañar a la gente que convencerla que fue engañada”, dijo Mark Twain.
(*) Pastor y economista
Santa Cruz, 25 de septiembre de 2019