La Paz, 29 noviembre (Soledad Mena Urgentebo.com).- De civil y con la añoranza de vestir el uniforme de la Policía Boliviana. Así encontramos al exmayor David Vargas, en la Universidad Pública de El Alto (UPEA). Su liderazgo en momentos difíciles para él y sus camaradas puso fin a su profesión hace 16 años; el gobierno de turno lo dejó sin trabajo por reclamar mejores condiciones. Trabajó en diferentes oficios para mantener a su familia.
“Yo me imaginaba ser enterrado con uniforme, ser enterrado con honores, pero el destino tenía otros planes para mí”, lamentó Vargas.
Vargas fue dado de baja a los 40 años por amotinarse, por decir asesino y ladrón a Gonzalo Sánchez de Lozada, déspota a Carlos Sánchez Berzaín tras los hechos de febrero de 2003.
Su visión del país cambió cuando escuchó a Felipe Quispe (El Mallku), el año 1989, cuando en una entrevista que le hizo Amalia Pando en una entrevista, él dijo: “No quiero que mis hijas sean tus empleadas”. Así explicó su levantamiento en armas.
“En ese momento entendí que había dos Bolivias. Vi a mis hijas y pensé en su futuro, en ese tiempo solo tenían la oportunidad de ser empleadas, no podían aspirar a ocupar cargos públicos”, dijo el expolicía, quien demanda que todos los bolivianos, sin exclusiones, tengan la misma oportunidad.
Mientras estuvo en las filas del orden, Vargas exigió que sus camaradas sean respetados, especialmente los suboficiales y clases. “Le enseñé a Carlos Sánchez que no podía abusar, atropellar a los policías. En su momento le puse en su lugar al Ministro de Gobierno, eso me costó conocer lugares donde nadie iba”, recuerda.
Dejó una huella en la institución del verde olivo, pues, según efectivos consultados por este medio, Vargas está fuera de la Policía, pero con sus palabras representa aún a los clases.
Sintió un alivio tras la expulsión de los norteamericanos que influían mucho en la designación del Comandante General de la Policía, pues el general elegido debía tener la bendición de los “gringos” para ejercer ese cargo. Uno no podía ser policía ni general sino tenía Visa de ingreso a EEUU, recuerda.
Cuando fue dado de baja, le prohibieron que visite instalaciones policiales o la Academia de Seguencoma.
El castigo que le dieron fue aún más duro cuando el sueño de sus dos hijas se rompió. Ellas se preparaban para ser policías. Él fue retirado de la institución cuando sus hijas terminaban el bachillerato.
Estuvo 12 años sin trabajo, tenía que mantener a sus ocho hijos, cumplir con el pago de las pensiones del colegio y la universidad, para ello tuvo que trabajar de todo.
“He trabajado de todo, fui guardaespalda individual de prestes que tenían oro en todo su cuerpo. He sido stríper, hay que decir la verdad, tenía que mantener a mi familia, no me avergüenza”, reveló Vargas.
Ahora sus “camaradas” le buscan para pedirle orientación, ayuda psicológica o terapia. “Algunas veces me pagan con un refresco, con un sándwich de palta, a veces yo les invitó”.
Desde hace cuatro años dicta clases de criminología en la carrera de Derecho de la UPEA, su trayectoria lo respalda: estudio Ciencias Policiales, Psicología, Administración Superior en Carabineros, Diplomado en Criminología, en políticas aplicadas y gestión pública. Es especialista en laboratorio criminalística y estudia un doctorado en Educación Superior.
En la vida política impulsa que el Tribunal Supremo Electoral declare inejecutable la sentencia 084/2017 que permite a Evo Morales y Álvaro García Linera a repostularse en las elecciones del 2019.
El expolicía de 56 años no es candidato ni militante de ningún partido político. “No le debo nada a nadie, puedo criticar tal como veo la política”, aclara.
Cuando le dieron de baja de la policía no tenía una posición político-partidaria. Los hechos le empujaron a cuestionar la política en el país, es algo que le ha costado porque siempre se veía como policía y hoy viste de civil.