La Paz, 13 de septiembre (Urgentebo).- Uno de los más importantes referentes del cine documental de Chile y Latinoamerica se encuentra en Bolivia, se trata de Ignacio Agüero que es el protagonista de uno de los Focos del 2017 en el Festival de Cine Radical.

“Para hacer documental se necesita muy poca gente, por lo general tres personas: director, sonido y cámara. La sala llena o la taquilla no es una exigencia porque el documental está fuera del star system. Tampoco hay presión de terminar el rodaje en una fecha precisa. Estoy no es ninguna ley, es solo mi experiencia”, indica Agüero que presentará cinco de sus once documentales en La Paz.

Hoy,  en la Cinemateca se exihibirá un clásico documental del cine latinoamericano, “Como me da la gana” (1985) y para la clausura del Radical, su secuela, “Como me da la gana II” (2016), estas peliculas distan 30 años una de la otra, en el primero Agüero interrumpía rodajes ajenos para preguntar qué sentido tenía filmar bajo la dictadura de Pinochet. En la segunda, el realizador aborda a distintos directores que conforman la nueva generación de cineastas chilenos para conocer su metodología de trabajo y los secretos de la profesión.

Miguel Hilari, parte del equipo organizador del Radical, destaca el trabajo de Agüero a quien considera un padre cinematografico y adelantá que en el vecino país existe un gran movimiento dentro de la no ficcion.

“Me parece que no ha envejecido, se mantiene super fresco y eso es  increible”, señala Hilari, realizador nacional que ingresó al mundo del documental con su opera prima El Corral y el Viento.

Agüero inicó su carrera filmando de manera clandestina durante la dictadura de Augusto Pinochet en los hornos de Lonquén, donde se encontraron restos de detenidos desaparecidos, este es su primer documental llamado No olvidar (1982).

 “El documental es un modo de permitir la revelación de las cosas, a través de la observación sin propósito –considera el director. El oficio del documentalista se basa en que se dé tiempo para mirar, porque ese tiempo es el que va producir revelaciones”, explica Agüero a El Clarin, sobre “Cien niños esperando un tren” (1988),  otra de las peliculas que se mostrarán el Foco del festival.

Pero quizas es su obra más política, El diario de Agustín (2008), el documental más popular del chileno, en él que pone de manifiesto qué rol jugó Agustín Edwards Eastman, dueño del periodico El Mercurio, en la gestación del golpe que derribó a Salvador Allende. También indagó en su asociación con la CIA y las operaciones de prensa que realizó para encubrir los asesinatos de la policía secreta.

En “El otro día” (2012),  parte de la grilla del festival,  Agüero filma su casa y a quienes tocan el timbre, para luego pedirles visitar sus propios hogares,  una suerte de registro entre lo íntimo y lo público en la vida de la ciudad, la capital de Chile, Santiago, que también se ve desnunada por el ojo del realizador en “Aquí se construye (2000)” donde registra la desaparición de las viejas casas frente al avance inmobiliario y la modernización arquitectónica.

Alguna vez Agüero dijo que “más que un representante de la realidad, un documentalista es un jugador”, años después explicó:

“Es un juego doble. Uno es el juego de estar como un cazador frente al mundo real. La realidad siempre está escondiendo algo y el juego consiste en descubrir lo que está escondido. Y eso requiere de un método de artificio o de una forma de capturar la realidad, asaltarla y quitarle lo que tiene escondido. Eso es una parte del juego. Y la otra parte es lo que uno hace con eso: configurar otra realidad que es la película, en la cual uno ya pasa a tomar todas las decisiones como en la escritura y en el montaje”.