La Paz, 30 de mayo (Urgente.bo). En agosto de 2019, el semanario El Compadre, hermano del periódico digital Urgente.bo, publicó una entrevista a la reconocida artista boliviana Luis Molina, quien falleció la madrugada de este domingo vencida por el Covid-19. Hija de una familia de folcloristas, Luisa Molina se dedicó al canto desde los 14 años. Triunfó como parte del grupo Bolivia y como solista y en la última parte de su vida radicó en Estados Unidos, de donde tenía previsto retornar a Bolivia para formar artistas.
En la entrevista compartió su vida detrás del escenario, el sacrificio y los trabajos múltiples que tuvo que desempeñar para sacar adelante a sus hijos en EE.UU.
¿Por qué se fue del país?
Un pariente me invitó, esa invitación hace que aparezca en Estados Unidos un país que yo no apuntaba, yo quería estar en Europa, pero me llegó la invitación. Encontré a mi segunda pareja, el remedio me resulto peor que la enfermedad, de quien me separe. Y tenía la visa para 10 años.
¿Cómo le fue?
Son 24 años que estoy viviendo en California (EE. UU.), voy alternando con Bolivia. Me casé, de repente la felicidad me hizo pensar que era algo hermoso pero fue breve, decidí quedarme donde no había posibilidades de difundir mi música, pero había que trabajar y alternar, inicié apoyando en la danza en el colegio de mis hijos.
¿Ganaba bien?
Había invitaciones de los amigos paisanos, pero eso no me permitía vivir con lo que ganaba como cantante, opté por trabajar, conocí todos los trabajos, estuve en fábricas, en hamburgueserías, llegué a hacer hamburguesas en menos de un minuto. Luego instalé una microempresa de piñatas para independizarme.
¿Triunfo cómo artista en EE. UU.?
No he alcanzado a hacer conciertos en EE. UU., solo en nuestra amada Bolivia el artista de afuera es primero y los artistas bolivianos somos terceros. He tenido presentaciones importantes, pero para la comunidad de bolivianos y mexicanos, pero sí o sí tenemos que alternar trabajo y arte.
Fue dura la estadía
Pague el derecho de piso muy caro, hoy mis hijos están muy bien y me siento bien. Trabajé en todos los campos. En fábricas donde está vigente la esclavitud, estaba prohibido sentarse, doblar la rodilla, es que ese país tiene que producir por eso también progresan.
¿Continúa su empresa de piñatas?
Sigue, queremos expandirlo.
¿Cuándo llegó Bolivia?
En julio. Estamos haciendo un pequeño tour por todos los departamentos junto a mi grupo: Juan Carlos Suntura, Alfredo Harriague, Delia Ticona, Wilson Flores y Willy Suntura.
El público no olvida sus temas
Son temas que no pasan de moda, que si no los cantos me dicen que no soy Luisa Molina: Sé feliz, Añoranzas, Ironías de Amor, tienen que ir en una presentación sí o sí. Son 25 años que tienen y no dejan de pedirlo.
Estos temas han sido el pasaporte para perfilarme como solista.
¿En algún momento tuvo problemas con la voz?
Dios me regaló un don. Escuche una entrevista con Celia Cruz que dijo que iba a dar el secreto de cuidar su voz y la escuche. No fumo, no bebo, a mis 64 años no he tenido problemas con mi voz. Hago mis controles. El humo de segunda mano nos hace más daño, 25 años en el país del norte y ni en la casa se puede fumar.
¿Se quedará en Bolivia?
Al año pienso radicar en Bolivia, quiero hacer otro tipo de actividades sin dejar el canto. Nunca voy a retirarme, dejaré la música cuando Dios me diga basta. Voy a alternar, quiero apoyar a nuevos valores, quiero descubrir nuevas voces femeninas y masculinas. Quiero hacer festivales para descubrir nuevos talentos y apoyar a nuevos valores. Quiero que el artista sea el primero acá en Bolivia.
¿Será maestra de canto?
Estamos con ese proyecto con mis hijos de abrir una academia con todas las disciplinas: canto, baile, teatro, hay planes para poder trasmitir mis conocimientos.
¿Estudió canto?
Soy empírica, hice algunos cursos de vocalización. No estudie actuación, pero tengo siete hermanos con los cuales aprendí y todos incursionamos en la música. Mi papá, Renato Molina, es el fundador del primer grupo folclórico en Bolivia del grupo Sajama en Oruro y Lola Terrazas, mi mami.
¿Desde qué edad canta?
Desde los 14 años, pero recuerdo que en la escuela rogaba y lloraba para que me dejen cantar.
¿Qué recuerda de su faceta de actriz?
En la obra La Rosita me toca hacer el papel de Bernita, era una cholita muy linda, un tipo la ilusionó, se aprovecha de ella, tuvo un hijo y ante esa decepción comienza a beber, ese papel me tocó hacer a mí. Me tocó cantar mareada, hice el papel tan real que dijeron que me tomé. Ese papel subió mi ranking como cantante.
¿Planes para el teatro?
El próximo año estamos poniendo la vida de Bernita en escena desde niña. La obra ya está escrita. Queremos darle realce al teatro. En esta obra se nos va Bernita. Mi hija hará el papel de Bernita de joven. Yo haré el papel de mayor.