Por ley N° 424, el 17 de octubre en Bolivia es el día de la Dignidad Nacional, en reconocimiento a quienes perdieron la vida entre 11 y 17 de octubre de 2003 en la llamada “Guerra del Gas”, cuyo esforzado sacrificio propició la recuperación de los recursos naturales, dignidad que se heredó desde la resistencia culturalizada en la colonia…”.
Pero ¿qué es la dignidad? Hay quienes deben conocer el amplio significado de lo que es dignidad, como aquel principio y valor que abarca el derecho a vivir de manera plena, con acceso a condiciones que garantizan una vida justa y equitativa, como la educación, la salud, la seguridad, justicia y trabajo digno. También está vinculado a la capacidad de ejercer la libertad, tomar decisiones responsables, propias y participar en la sociedad sin sufrir marginación ni exclusión.
En contextos de lucha social y política, como el de Bolivia o de los procesos de emancipación y justicia, la dignidad se asocia a la reivindicación de los derechos y el reconocimiento de las culturas, identidades y formas de vida que históricamente han sido vulneradas. La lucha por la dignidad es, en esencia, la lucha por la justicia, la equidad y el respeto hacia toda la comunidad de la vida.
Lo descrito es reflexión, resultado de esa lucha histórica, que hace más de dos décadas, lo contrario a la dignidad, la indignación y las ansias de transformar el panorama político en Bolivia formaron parte de la conciencia colectiva de un pueblo que, desde su resistencia cultural, capacidad de articulación y movilización, unidad y proactividad, logró romper las cadenas del republicanismo neoliberal. El costo fue altísimo y las heridas aún duelen: la sangre de los heridos y la vida de los patriotas caídos en defensa de lo nuestro y de los bienes que la Madre Tierra nos otorga la Patria. Estos héroes, quienes defendieron la dignidad del futuro de un país que lleva el nombre feminizado del “Libertador”, aún no han encontrado justicia judicial.
Esa explosión de conciencia histórica y social dio lugar a la consolidación de una agenda popular que exigía nacionalización de los recursos estratégicos y un proceso Constituyente, principalmente. Si bien la promulgación de la Constitución Política del Estado Plurinacional en 2009 fue un resultado hito, aquel pacto de iguales quedó a medias, por negligencia e ignorancia de quienes no quisieron debatir y consensuar las dimensiones de la Plurinacionalidad boliviana basada en principios y valores ético morales de las Naciones y Pueblos Indígena Originarias Campesinas. El proyecto de transformación integral aún está incompleto y aunque la Constitución desarrolló bases fundamentales, el proceso de cambio así simplificado parece ya no existir; y que sigue pendiente activar voluntades políticas serias y comprometidas para encarar un serio proceso de descolonización y la despatriarcalización. Este trayecto, que nos invita a "andar desandando" el sistema moderno, exige recorrerlo con los "chakis" —los pies— de quienes luchan por desmantelar las estructuras de opresión, dominación, injusticia y desigualdad y avanzar hacia el horizonte del Vivir Bien. Un horizonte donde la comunidad de la vida pueda alcanzar la armonía, el equilibrio y haga de la existencia digna.
Aquel sueño fijado tras las lágrimas derramadas por los patriotas de octubre de 2003 parecía encaminarse hacia una Bolivia diferente, una Bolivia más justa y equitativa. Sin embargo, la realidad actual resulta indignante. Hoy en día, persiste la injusticia que aquellos mártires lucharon por erradicar, y la vergüenza ajena que se siente ante la incapacidad de algunos actores políticos, carentes de la ética y la moral, que la Revolución Democrática y Cultural demandaba. Es doloroso constatar que muchos de los ideales por los que tantos dieron su vida están siendo traicionados, mientras las promesas de cambio parecen haber quedado en el olvido. Pero son esas energías de esos mismos espíritus guerreros por la patria y la dignidad, reviven el fantasma de ese tiempo y nos desafían a abandonar ideas rancias de la bipolaridad por ejemplo la del “amigo – enemigo” y volvamos a la ruta Patria, Pacha, Pueblo y Transformación para construir la Plurinacionalidad boliviana que aprenda y sepa Vivir Bien, o como decimos los quechuas que aprendan a, ser humanidad – saber ser human@ – Runa Kay.
Este nuevo horizonte político, hace pensar en la juventud y las mujeres la otra, más de la mitad de la población, como los sujetos que tienen la posibilidad de revitalizar los principios y valores de la Revolución Democrática y Cultural, conduciendo a Bolivia hacia un proceso genuino de descolonización y despatriarcalización. Con ellas y ellos, todos y todas en unidad patriótica es posible caminar hacia el Vivir Bien, donde la dignidad humana y el equilibrio con la naturaleza sean la brújula de una política renovada y comprometida con la justicia histórica y social. Solo con ese liderazgo podemos asegurar que las promesas de nuestros mártires no queden en el olvido y que la lucha por un país más justo y equitativo continúe.
¡Honor y gloria a los mártires de octubre negro de 2003!!!
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