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Fama y familia detrás de las cholitas luchadoras

Sonia, Claudia, Ángela, Claudia y Wara son cholitas luchadoras famosas a nivel nacional e internacional que todos los jueves y domingos demuestran sus habilidades y técnicas que fueron perfeccionando con el tiempo. Subirse al cuadrilátero no es nada fácil, porque arriesgan su vida.


Lunes 3 de Septiembre de 2018, 11:30am






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La Paz, 03 septiembre (Soledad Mena, Urgentebo.com).- 1, 2 y... Juanita la Cariñosa se desprende de la llave que le hacía la “Simpática Ángela”. Saltos desde la última cuerda; golpes en el pecho; patadas voladoras; empujones y jalones de trenzas no faltan en este enfrentamiento cara a cara.  Este es un espectáculo protagonizado por cholitas luchadoras que acaparan un público extranjero que se trasladan hasta la zona 16 de julio de la ciudad de El Alto.

Sonia, Claudia, Ángela, Claudia y Wara son cholitas luchadoras famosas a nivel nacional e internacional que todos los jueves y domingos demuestran sus habilidades y técnicas que fueron perfeccionando con el tiempo. Subirse al cuadrilátero no es nada fácil, porque arriesgan su vida.

 “Tuve lesiones en mi rodilla por hacer un mortal; lesiones en el hombro y  cabeza varias veces, pero sigo aquí.  Es un poco complicado con  la familia pero a mí me gusta el deporte extremo, pero me apoyan de alguna manera”, dijo Juanita de 36 años de edad que todos los jueves y domingos se enfrenta a luchadores rudos y cholitas luchadoras en el Hotel Havana y en coliseo de Villa Dolores.

Detrás de ellas hay una familia, hijos y compromisos que cumplir. Muchas de las cholitas luchadoras son madres de hasta tres hijos y algunas madres solteras. Algunas van  acompañadas de sus hijos hasta su trabajo. Los dejan durmiendo y al cuidado de sus compañeras y compañeros cuando les toca subirse al cuadrilátero. Ya de grande sus hijos, algunos, deciden seguir sus pasos.   

El Camilo, es un luchador de 17 años, es hijo de Juanita la Cariñosa, debuto en la lucha a sus 13 años,  ya tiene cuatro años de experiencia. Sus padres le incentivaron en la lucha, cuenta que le veía luchar su mamá a través de la televisión y a veces la acompañaba. “La admiro, pero quiero superarla y enfrentarme a ella, quiero ser el mejor”, sonríe irónicamente El Camilo.  

Juanita la Cariñosa, antes de ser luchadora es madre, donde vaya está acompañada de sus tres hijos (un año, siete y 17 años). La encontramos en el hotel Havana de la ciudad de El Alto cargada de su bebé y acompañada de dos hijos. 

  La luchadora también ocupaba el cargo de presidenta de la Asociación de Mujeres Luchadoras de la ciudad de El Alto. Ella supo administrar su cargo, su fama, su labor como madre y ama de casa.  En sus tiempos libres se dedica al comercio, porque los ingresos económicos no son suficientes.

La Asociación aglutina a 12 luchadoras, detrás de ellas hay una historia particular. Muchas comenzaron a practicar el deporte extremo desde sus 13 años incentivadas por sus hermanos o padres. Fuera del ring se dedican al comercio, costura, peinado y a enseñar.

Los días de lucha ellas se lucen peleando con sus mejores trajes para conquistar al público extranjero porque es una oportunidad para salir del país y ser famosa a nivel internacional. Muchas de ellas viajaron a Colombia, Argentina, México y España donde se enfrentaron a luchadoras rudas. Rn el exterior consideran a la lucha como una profesión y no un deporte con lo consideran en el país

 “Cuando viajamos nos pagan bien. La lucha es un gancho que hacemos con los extranjeros, ellos ven nuestro  trabajo nos llevan  y lo que hacen es pagarnos bien”, dijo la representante.

Ellas son entrenadas por el maestro Kid Simunini, con 40 años de trayectoria, tres veces a la semana durante tres horas. Aprenden como caer, rodar,  enganchar, golpear, saltar y dominar las polleras.  Lo más importante, trabajan en el autoestima para que salgan al cuadrilátero imponentes y ganadoras. 

“Se les ha cambiado la mentalidad, siempre les digo que todos somos iguales. Las cholitas eran muy tímidas y las luchadoras extranjeras y los extranjeros son grandes, rubios y puntudos pero todos somos iguales”, dijo el ex luchador. 

Las cholitas se han trasformado, son jóvenes y aprendieron a dominar sus polleras en el cuadrilátero. Son famosas a nivel internacional, ellas dan la cara por el

país haciendo un espectáculo riesgoso.

Susana la bonita de 15 años

Susana  la bonita, es la luchadora más joven de las cholitas alteñas, tiene 15 años. Afirma que le gusta el deporte extremo. Cuenta con el apoyo de sus padres y sus dos hermanos quienes la resguardan en sus presentaciones.

“Es un deporte que me gusta. Mis hermanos también se dedican a esto. Es un trabajo independiente que inicie hace dos meses”, dijo la luchadora inicial.

Se enfrentó a más de 10 luchadoras. Martha la Alteña fue la más difícil de vencer por ser ruda: “tiene una técnica dura, golpea fuerte y agarra de las trenzas”,  reclamó.

Su papá y sus dos hermanos, que también se dedican a la lucha, la cuidan. “Mi papá me llevó, Habló con Juanita la Cariñosa para que me deje ingresar al  grupo”, dijo. 

Sonia la bonita es de estatura mediana. Después de luchar en el cuadrilátero, muy afanada, comienza arreglarse para salir simpática en las fotos que se sacan con ella los extranjeros.

Ella es de pollera, solo para ir al colegio se cambia de vestido.  Cursa cuarto de secundaria, quiere estudiar para ser maestra después de salir bachiller, es su sueño. Pero falta dos años para  iniciar sus metas, mientras tanto se dedica a perfeccionar su hobby para mejorar sus técnicas de luchadora. 

“Mis amigas me apoyan, es bonito que las gente me apoye y se vayan felices”, sonríe.

Simpática Ángela, famosa por ser ruda

Leonor  Córdoba más conocida como la “Simpática Ángela” se dedica a la lucha libre desde sus 13 años. Es un gusto que nació en ella desde niña. Ingresó a al mundo de la lucha que era dominada por los hombres más rudos y ruertes. Ángela es ruda, no teme enfrentarse a más de dos luchadoras y a luchadores rudos. Siempre quiso demostrar que las mujeres también pueden practicar este deporte extremo.

La luchadora de 33 años, es madre soltera, tiene un hijo de 12 años que siempre la acompaña en sus presentaciones. Tuvo que enfrentarse a su familia para seguir luchando porque no estaba de acuerdo con lo que hacía.

“Este deporte es muy riesgoso y como yo  me hago responsable de mi hijo no querían que siga  al final mi familia ha visto que me gusta y terminaron apoyándome. He tenido que acomodar mis actividades, mi rutina, mis viajes, pero siempre he priorizado a mi hijo”, dijo la luchadora.  

A lo largo de más de 18 años de experiencia le ha pasado muchas cosas. Logró adquirir fama a nivel internacional, viajó a España, Brasil y Argentina, pero también tuvo accidentes fatales que la dejó inhabilitada durante dos meses y volvió al cuadrilátero pese a que el médico le había recomendado no continuar con su actividad.

“Luchando me fracture el pie, es lo más grave que me hice. Me recupere rápido. Después  siempre me fue bien. Quiero continuar; el aplauso o el abucheo  me fortalecen. Claro que hay dolencia, pero eso pasa”, afirmó. 

Se dedica a entrenar tres veces a la semana durante tres horas, va mejorando las técnicas y va dominando las polleras que a un principio no le dejaba subir las cuerdas y no podía hacer algunas maniobras.

 

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