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Fernández y García, dos familias víctimas de la explosión en Oruro

Ahora la familia Fernández Gutiérrez clama por justicia y aclararon que no se trata de una explosión ocasionada por la garrafa que usaba la señora Ana para su negocio, pues corroboraron que el carrito y el balón de GLP que pertenecían a su madre estaban intactos. Incluso hay pruebas.


Lunes 19 de Febrero de 2018, 10:45am






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Oruro, 19 de febrero (Rosío Flores, Urgentebo.com).- La recuerdan como una mujer trabajadora, cariñosa y muy dedicada a su hogar. Desde hace 30 años la señora Ana Fernández se dedicaba a la venta de chicharrón de llama para ayudar al sustento de su familia que estaba compuesta por seis hijos y su esposo. Pese a los años que tenían sus hijos, unos ya casados, siempre estuvo pendiente de ellos tanto en lo sentimental como en lo económico.

Sus compañeros del gremio, también la recuerdan como una mujer colaboradora y trabajadora. Cuentan que ella, pese a su edad avanzada, salía cada noche a vender en la esquina de la avenida 6 de Agosto y Junín, pero por la entrada del carnaval ella y otros comerciantes fueron reubicados.

“Nosotros la conocíamos a la señora desde hace muchos años, está afiliada a nuestra asociación de gremiales. Su puesto era en la Junín y 6 de Agosto, cada noche ella vendía chicharrón. Era muy trabajadora. Lamentablemente ella sus hijos y nietos encontraron la muerte”, dijo Elizabeth Herrera, secretaria General del Sindicato Mixto de Comerciantes Minoristas y Ramas Anexas Kory Tica.    

Días antes de la entrada folclórica, doña Ana Fernández se había preparado con mucho entusiasmo para salir a vender el chicharrón que preparaba con carne de llama, pues estaba esperanzada en tener buenas ganancias, relató su hija Jaquelin Gutiérrez Fernández.

Jaquelín contó que ella se fue hace poco a vivir a Santa Cruz en busca de mejores días. Doña Ana la llamaba siempre para saber cómo estaba. Una semana antes le había recomendado cuidar su salud porque padece de diabetes.

“La última vez que he hablado con mi mamá era un sábado antes, ella estaba muy feliz porque iba a ganar más dinero por el carnaval. Quizá mi mamá ha presentido algo de que iba a morir porque una semana antes me ha llamado recomendarme que cuide mi salud y sus palabras finales fueron que Dios te bendiga”, contó la hija.

 El día de la tragedia, dos de sus hijos, su yerno y sus cuatro nietos habían ido al puesto para saber si necesitaba algo. Ellos se encontraban degustando la comida que les había invitado su mamá, cuando pasó el trágico hecho.

Dos de los hijos de la mujer corrieron la misma suerte de mamá. Ellos fueron a verla “de pasada”, pues después de visitarla pretendían ir a ver la entrada del carnaval. Hebert Gutiérrez Fernández (38) fue con su pequeña hija Nicol (4) y su hermana Janeth (47) estaba con tres de sus hijos Katherin (24), Gabriel (7) y Emily (2).  

Ahora la familia Fernández Gutiérrez clama por justicia y aclararon que no se trata de una explosión ocasionada por la garrafa que usaba la señora Ana para su negocio, pues corroboraron que el carrito y el balón de GLP que pertenecían a su madre estaban intactos. Incluso hay pruebas.

“Los culpables tienen que pagar, pedimos a las autoridades que den con los verdaderos responsables del hecho porque mi mamá no ha ocasionado ese accidente”, expresó Jaquelin ante la hipótesis de que la explosión fue de garrafa.

Dos de los Fernández son investigados

Carlos B. G., nieto de Ana Fernández (+) e hijo de Janeth (+) y Carlos T. yerno de Ana, son investigados por la Policía como sospechosos de haber ocasionado la explosión del sábado 10 de febrero, sin embargo ellos y los familiares descartaron ese hecho.

Germán Costas, tío de Jorge, explicó que sus sobrinos fueron detenidos el jueves sin que haya una orden de allanamiento y menos de aprehensión. Relató que Jorge fue sometido a maltratos por parte de los uniformados.

Explicó que las sospechas surgen porque él (Jorge) es trabajador de Fanexa, una empresa distribuidora de productos explosivos que es proveedora principal de la mina San Cristóbal.

“Jorge es el nieto de Ana y Carlos es el yerno. Uno de ellos se encontraba ese día en el puesto pero justo minutos antes de que ocurriera la explosión se había retirado del lugar para ir al baño y cuando regresó ya había pasado todo. Entonces la Policía lo investiga por esas dos situaciones. Además, la familia decidió resguardar la integridad de los hijos de Janeth, por eso les decíamos que no se encontraban en la casa”, declaró Costas.

Después de horas de la toma de declaraciones y las pruebas de absorción atómica para saber si ellos manipularon explosivos, fueron liberados, sin embargo continuarán siendo investigados, según las declaraciones de las autoridades policiales.

 

Los García, otra familia de Oruro que cayó en desgracia

La pareja de esposos, Leandro García Gregorio y Felisa Arias Choque junto a su pequeño hijo  Jeyson de un año, son las tres víctimas fatales que dejó la segunda explosión en Oruro, el martes de ch’alla. Hasta el jueves, los tres cuerpos permanecían en la morgue del Cementerio General sin ser identificados. Ahora sus familiares piden justicia y que se esclarezcan los hechos.

Eran casi las 19:30 cuando un fuerte estallido se volvió a sentir en el lugar donde tres días antes se había producido la primera tragedia. En ese lugar la familia García se aprestaba a regresar a su domicilio luego de asistir al culto de su congregación cristiana. La parada de la línea de transporte que los llevaba hasta la zona donde vivían estaba ubicada sobre la calle Caro, casi Bacovik. Ese día, los hijos mayores, jóvenes ya, se quedaron en su casa.

Los otros hijos de la pareja, Luis Daniel (14) y Milton Leandro (17), quedaron preocupados porque sus padres y su hermanito no retornaban a su hogar, sin imaginar que ellos fueran las víctimas mortales de la segunda explosión que conmocionó a Oruro y a todo el país.

Leandro había llegado de Cochabamba para pasar los días de feriado con su familia, pues él se había ido a radicar a esa ciudad en busca de mejores oportunidades de trabajo. Su hija mayor se fue con él para también buscar una fuente laboral ya que la familia es de muy escasos recursos.

Su esposa Felisa, se quedó a cargo de tres hijos Luis, Milton y Jeison. Ella, por su parte, ayudaba en la economía de su familia vendiendo comida junto a su suegra Ignacia Gregorio. Ambas planificaron, días antes, preparar comida para vender en la entrada de tentaciones que se realiza en la comunidad de Peñas, al Sud de Oruro.

“Mi hijo había llegado de Cochabamba, se ha ido para mantener a su familia. Los chicos (sus hijos) estaban preocupados porque sus papás no llegaban a su casa, pensábamos que habían ido a tomar. Pero ya en las noticias nos hemos enterado que había tres muertos en la morgue y era una mujer con un bebé, hemos ido y habían sido ellos”, expresó Ignacia Gregorio, madre de Leandro.

Algunos miembros inferiores de Felisa y su bebé Jeison quedaron cercenados, mientras que Leandro falleció por un traumatismo encéfalo craneano.

Los hijos y familiares lloran la muerte de sus seres queridos y pidieron a través de los medios de comunicación puedan prestarles ayuda para seguir adelante.

“Mis padres hacían todo lo posible para mantenernos. En este tiempo estábamos separados porque mi papá y mi hermana se han ido a Cochabamba”, expresó Luis.

 

La familia Huacaña perdió un hijo y otro perdió la vista

 

 La familia orureña fue víctima de la segunda explosión ocurrida en la calle Caro y Bacovik. Se trata de Demetrio Huacaña Solares, Demetria Massi Coria que junto sus pequeños hijos Ariel (10) y Alex (3) se encontraban ese día en la zona donde ocurrió el hecho parqueando su vehículo sobre la calle Caro para ir a comprar útiles escolares.

En ese momento también fueron sorprendidos por el impacto de la  explosión que segó la vida de su hijo menor Alex. Mientras que la pareja y su otro hijo fueron trasladados hasta el Hospital General San Juan de Dios. 

La madre se recupera favorablemente  en la sala de cirugía de mujeres. Ella señaló que se siente mejor y espera recuperarse pronto para ir a ver a sus hijos.

Mientas que Demetrio Huacaña fue trasladado a un hospital de La Paz por la complejidad de su estado de su salud y requiere una cirugía especializada por un trauma facial grave y plitraumatismos.

En medio de llanto, dolor y el pedido de justicia, enterraron el jueves al pequeño Alex. Su  hermano Daniel de 15 años recordó a su hermanito como un niño alegre y juguetón.

“Mi hermanito ha salido con mis papás y estaba feliz porque se lo iban a comprar una mochila”, dijo entre lágrimas.

La familia decidió mantener en reserva la muerte del pequeño de tres años hasta que la salud de sus padres y hermano mejore.

“Los médicos nos han recomendado que mantengamos en reserva sobre el fallecimiento de su hijo Alex para evitar traumas”, contó Néstor Massi, familiar de la familia.

El otro hijo, Ariel, también fue trasladado hasta La Paz para ser atendido, sin embargo el viernes, el director del Servicio Departamental de Salud (Sedes) de Oruro, Jesús Ignacio, informó la pérdida de visión del niño de 10 años.

“Nos informaron preliminarmente que el niño, Ariel Huacaña Massi, ha perdido la vista”, dijo a los periodistas en base a un informe recibido del Centro Oftalmológico de la ciudad de La Paz.

 

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