La Paz, 27 de mayo (Urgentebo.com-El Compadre).- Valeria Quispe, Martha Mamani y Guadalupe Montecinos son madres guerreras y especiales pese a sus limitaciones físicas lo dan todo por sus hijos.

El semanario El Compadre decidió abordar el Día de la Madre boliviana desde las experiencias de mamás con discapacidad. Ellas cuentan que la maternidad las ha motivado para superar los obstáculos y luchar por los sueños de sus hijos.

Valeria tiene dos profesiones y está orgullosa de su hijo  Miguel

Tiene dos títulos profesionales: enfermera y abogada. Sin embargo, Valeria Quispe, de 44 años, sufrió discriminación laboral, pese a que tiene carnet de discapacidad. Cuenta que trabajaba en la Alcaldía de El Alto en la gestión de Edgar Patana (2010), pero fue aislada y la apodaban “La Cojita”. “La directora no me tomaba en cuenta”, lamentó.

Es hija de un invidente y una mamá con discapacidad auditiva, a los seis años Valeria sufrió un accidente y se luxó el pie. No se hizo el tratamiento adecuado lo que degeneró en una displasia de cadera que la priva de caminar, por lo que no pudo ejercer su profesión de enfermería.

“Mi hijo Miguel, por el arcángel, de cuatro años es muy independiente, nada tímido e ingresó a los Juegos Deportivos Plurinacionales”, dijo con orgullo. Recordó entre lágrimas que cuando su niño era bebé no podía cargarlo para darle de lactar, pues no puede levantar más de una libra. Lloraba junto a él de impotencia y hoy su pena es no poder salir de su casa e ir a verlo desempeñar en sus actividades.

Cuando estaba embarazada, en el quinto mes le dio una tos fuerte por lo que la internaron. Sufrió una crisis que le provocó la pérdida del líquido amniótico. “Le pedí al Señor que me ayude a tener a mi hijo y nació  de ocho meses”, por esa razón le puso el nombre de Miguel.

Quispe recuerda que fue discriminada en la calle cuando los peatones la empujaban hasta el transporte público que no quería recogerla.

La expareja de Quispe la lastimó; le decía que “No sirves para nada” y la abandonó argumentando su discapacidad.

Por eso Quispe se concentró en su hijo “Me da mucho amor, me abraza y me fortalece bastante”, recalca a tiempo de explicar que fue gracias a su maternidad que tomó la decisión de estudiar dos carreras.

Valeria hace una valoración de su experiencia e insiste que es importante el estudio. Tras un análisis, manda un mensaje al presidente Evo Morales exigiendo que se preocupe más por la salud y las infraestructuras que no son acordes para el tránsito de personas con discapacidad.

Martha se da modos para cuidar a sus dos hijos

Madre de dos hijos, Martha Mamani Fernández nació un 29 de julio de 1975. En el 2005 empezó a trabajar en el Comité Nacional de las Personas con Discapacidad (Conalpedis), admite que fue difícil desenvolverse en el área laboral porque su primer trabajo fue en una empresa privada de artesanía. Sin embargo, sus hijos fueron el incentivo para poner todo de ella y sacar adelante a su familia.

Mamani tuvo un accidente de tránsito en un viaje de la ciudad de La Paz a provincia. Desde los 14 años tiene que movilizarse en silla de ruedas, no pudo culminar sus estudios. Sin embargo, la maternidad  la ayudó psicológicamente y hoy se siente plena.

Martha es madre de un hijo de 23 años y otra hija de 15 primaveras. Además, las actividades deportivas que comparte con personas con discapacidad todos los sábados la llenan de energía, salud y vida, identificó que su fuerte es la pista y practica en la Ciudad Satélite los sábados, explicó.

Por ser una deportista dedicada desde los 24 años de edad, juega en campeonatos locales, nacionales e internacionales en el área de básquet. Entre los meses de junio, julio, octubre y noviembre competirán contra otros departamentos, como ya se acostumbra cada año.

“Es difícil, pero no imposible”, es el mensaje que manda Mamani a todas las madres, tengan o no una discapacidad, porque a pesar de que no podía levantar  cosas pesadas o jugar con sus hijos, si les dio mucho amor y atención. “Hay que darse modos”, reitera.

Guadalupe lucha para darle todo a su hija

Guadalupe Montesinos López, pudo cumplir el sueño de hacerle la fiesta de 15 años a su única hija trabajando el doble en un taller de artesanía. Ella es viuda.

Montesinos de  44 años trabaja se traslada todos los días al taller de artesanía  ubicado en San Pedro donde hace bordados a mano con figuras de llamitas, cholitas, arbolito y Papá Noel, entre otras sobre las chompas de alpaca.

Su primer trabajo fue en casa, donde hacía artesanías a pedido y de igual manera se ocupaba de realizar peinados, cortes, bases y tintes para mantener a su hija Aylin de 15 años.

Montesinos tiene discapacidad física motora a consecuencia de la poliomielitis y, a pesar de aquello, quiere trabajar porque su hija crece y tiene mayores necesidades y exigencias. Ella se entristece al no poder darle todo.

Es viuda desde que su hija tenía cuatro años. Su mamá la colaboraba con el cuidado de su hija pero falleció hace cuatro meses.

Participa de las actividades deportivas para personas con discapacidad en Ciudad Satélite.

Su fuerte es el ajedrez.