Dice mucha gente que “los políticos son torpes, venales, perniciosos y por lo tanto culpables de los padecimientos de la ciudadanía en crisis. Los denostadores actuales de los políticos parecen también creer que son de una clase diferente. Los políticos electos no son una casta aparte, ni mejor ni peor que los políticos electores. En un sistema democrático todos somos políticos en ejercicio” (Fernando Savater).
Hoy, conocí a Don Máximo Poma, con quien compartimos una palestra radial. Luego de escuchar su punto de vista sobre la política, puedo ahora afirmar que se constituye en una categoría de vida y pensamiento de la cosa democrática que está en plena construcción. Según Don Máximo, construcción que debería darse a partir del amor -lo que entendió a profundidad luego que su amada pareja falleciera-.
Al señor Poma, “ciudadano de a pie” de entre 70 y 80 años, le pregunté si podría publicar su exposición, mencionado su autoría, sobre ¿Qué se quiere cambiar? Me contestó que tenía miedo, pero qué no perdería nada por su edad, explicándome que no estudió y qué solo su palabra crítica expresa amor.
Máximo Poma, en las actuales condiciones políticas, no promueve ideas antidemocráticas, no confunde medios con fines, pero quita apoyo a la forma actual de concebir la política y de hacer la política.
Nuestro “ciudadano de a pie” nos dice -casi textualmente- que quiere cambiar todo lo malo del pasado: la forma de gobernar del pasado, la forma de hacer política del pasado. La forma de vida de la sociedad del pasado: Representado por la injusticia, la violencia, la corrupción, el autoritarismo, el abuso, la falta de trabajo y la pobreza.
¡Lo que se quiere es tener bienestar!; pero, lamentablemente las cosas siguen igual o peor que antes -su vivencia-, juraban respetar la Constitución Política del Estado; gobernaban con demagogia, mentira, engaño y traición; no respetaban las leyes y las instituciones; controlaban los órganos del estado; abusaban de los bienes del estado; dividían las organizaciones; derrochaban los recursos del estado; enseñaban doctrinas y creencias falsas; daban bonos, subsidios y regalos; deseaban eternizarse en el poder; había discriminación; había inseguridad ciudadana, violencia contra la mujer, niñez y vejez; trata y tráfico de personas; crimen, atracos, narcotráfico, alcoholismo, inmoralidad, violencia y corrupción; falta de trabajo y pobreza.
Don Máximo afirma que la izquierda, la derecha o socialismo y capitalismo son un invento de la gente, de los politiqueros, de los vivos, de los pícaros para usufructo y provecho del poder. Engañan a la gente diciendo que la solución a los problemas es la izquierda o la derecha, lo que es falso. Los políticos tradicionales -partidos- con el pretexto de solucionar los problemas, lo que más buscan es el poder para disfrutarlo. No les importa los problemas de la sociedad, no buscan el bienestar del pueblo, lo que buscan es su bienestar personal.
Nuestro compatriota nos indica que la izquierda o la derecha no es la solución a los males de la sociedad; al contrario son los que ocasionan problemas, guerras, contiendas, violencia, pobreza y miseria; todo por el poder y más poder, sin importar el bienestar de la sociedad. Nos dice que, para gobernar no es necesario ser de la izquierda o de la derecha, solo hay que gobernar como gente, como humano, con justicia, con la verdad, con respeto y responsabilidad, con libertad, sin discriminación, castigando el mal y premiando el bien.
Hoy recibimos, una gran lección de vida del Don Máximo, una enseñanza de cómo ser un político en ejercicio con autocritica y no un político observante con pereza intelectual que sigue afirmando no ser del “grey” político.
///