Con el inicio del proceso a los tres abogados de Zapata, se hace cada vez más visible una metodología del ejercicio de la abogacía que desde hace tiempo ha estado resolviendo sus casos en la televisión. Todos conocemos a la Doctora Ana María Polo, alguna vez hemos visto su programa Caso Cerrado y hemos quedado enganchados al ver cómo se resuelven sus casos, entendiendo que se ha hecho justicia.
Vale la pena preguntarnos si esa es la justicia que deseamos se aplique en la realidad, en el mundo fuera de la tele, por mucho que el modelo de programa televisivo que vemos sea un “reality show”. Esta semana hemos sido testigos de la capacidad histriónica de los abogados de Zapata, el más notorio Eduardo León, quien apeló a convertirse en el personaje principal de un “reality” judicial propio de Caso Cerrado.
Buscó aprovechar las cámaras y los micrófonos para buscar que se registre y transmite cada paso de su procesamiento, no sólo leyó ante todos los presuntos delitos que cometió, también su aprehensión, su ingreso a la Fiscalía levantando las manos en señal de inocencia, golpeando las rejas, transformándose en el nuevo galán de una telenovela de mentiras que ya tiene hastiados a los bolivianos.
En ese contexto, León está demostrando serias debilidades jurídicas, porque al transformarse en un actor más del juicio, ratifica su rol actoral antes que jurídica. Al emitir criterios políticos devela su intención de ingresar a la política y tercero, está enviando serias y preocupantes señales sobre los casos que defiende, ya que lo estaría resolviendo en los medios de televisión y no en los estratos judiciales ¿Modelo a seguir?.
La tele como una sala judicial. Desde que se inició el “Caso Zapata” hemos visto cómo éste ha ido resolviendo en los medios, porque la estrategia ha sido esa, conscientes están los abogados de Zapata que en el ámbito jurídico, más allá de las chicanerías de rigor, no se puede afirmar sin pruebas, mucho de lo que se dice (especula) frente a los micrófonos. En este escenario lo que se busca es el apoyo (sensación) de la audiencia a favor, buscando que ésta ejerza una falsa presión sobre los jueces para forzar una decisión a su favor. Si está fuera contraria a sus intereses, el terreno para denunciar la “injusticia” estaría listo, declarando al sistema como único enemigo y personificándolo en el gobierno de turno.
Podríamos calificar a esta metodología de ejercicio jurídico como el “modelo Polo”, siendo su aplicación por lo demás criticable, porque a nombre de la abogacía se está haciendo televisión y lo que es peor política, actitudes reprochables que el universo jurídico censura, porque no se está jugando con reglas limpias, se está aplicando una “técnica ilícita” de obtener triunfos, de marqueteo gratuito, que estaría promoviendo la existencia de un bufete exitoso. Llegando también al extremo de no plantear la búsqueda de la justicia, de la verdad verdadera o de cómo se llame, sino la extensión de proceso de forma indefinida, considerando el limbo legal como una herramienta de hastío y agotamiento que le permite al cliente sea culpable o no, una ventaja ante el fallo judicial.
El juego de los abogados de Zapata, está demostrando que las mentiras del cliente pueden ser tan extensibles a la de sus defensores, que en este universo más que la falacia en sí, vale más la probabilidad de ambigüedad, de que sea esta probablemente cierta o falsa. La Doctora Polo está en Bolivia, la mediatización de los casos está vigente hace tiempo, los medios y los periodistas aprovechan de esta condición no sólo en su afán comercial o política, sino para fingir seguimiento noticioso a título de ejercicio periodístico, obviando también una mirada crítica, prestándose al uso y manipulación de los y las Doctoras Polo que hay en el país. Esto no es derecho, tampoco periodismo, los jueces están en las salas jurídicas y la opinión en la sociedad, no en los sets televisivos.
Finalizando, lo único cierto, es que los abogados de Zapata han permitido (conscientes o no), la utilización de un niño para fingir otro, el uso de la imagen de cuatro niños para representar la existencia de otro niño, aquí en la tierra o en marte, eso estuvo mal y tiene que ser procesado.