Los datos oficiales del Estado Plurinacional no dejan lugar a dudas. La minería privada, la que es conformada por un pequeño grupo de empresas privadas, constituye la columna vertebral de este sector, debido a su importancia en las exportaciones como en el aporte al Estado en concepto de impuestos y regalías. Sin embargo, pese a esta realidad, el gobierno no la impulsa y, por el contrario, dio espacio al crecimiento de la actividad informal.
Esa es la posición de Henry Oporto, director ejecutivo de la Fundación Jubileo, quien ha compartido algunos datos que muestran la importancia de la minería privada en Bolivia en relación con la estatal, que se expresa en las operaciones lideradas por la Corporación Minera de Bolivia (Bolivia) y los cooperativistas, a los que se suman los actores de la minería chica.
Oporto hizo un análisis del aporte de la minería boliviana en la última década, entre el 2010 y el 2020. Y su principal conclusión es que este sector, que puede proyectarse a nivel global e insertarse a la minería moderna, es sostenido por las empresas privadas que tienen capacidad de hacer inversiones, que aplican tecnología moderna y contribuyen al respeto del medio ambiente, a diferencia de la minería informal que en los últimos años se ha expandido-
“El 78% de las exportaciones en minería provienen de la minería empresarial, el 12% de las cooperativas y de la minería chica y solo el 8% de la Comibol”, precisó Oporto. ¿Qué ocurre con la producción? El especialista señala que la minería privada tiene a su cargo el 70% de los volúmenes de producción, las cooperativistas contribuyen con el 27% y las administradas por el Estado, solo el 3.
El entrevistado sostiene que en Bolivia hay, en realidad, dos grandes columnas: la minería moderna, constituida por las empresas, y la informal, en la que están inmersas la cooperativizada y la chica.
Este criterio que tiene también se expresa en la contribución al Estado, en concepto de impuestos y regalías, bajo los siguientes datos del periodo 2010-2020. El 82% de los tributos pagados al nivel central corresponden a la minería privada, el Estado paga el 12% y las cooperativas el 6%.
Las firmas de la minería privada son también, según Milenio, el subsector que más contribuye a las recaudaciones fiscales por concepto de regalías e impuestos mineros. En 2019, el sector aportó el 74% del total de la renta minera.
¿Qué hay con las reglaías? El 67% es contribución de las empresas privadas grandes, el 25% de las cooperativas y el 7% de las operaciones mineras dirigidas por Comibol.
Eso sí, el 90% de los empleos generados en este sector de la economía está en manos de la minería chica y la cooperativizada, aunque carecen de seguridad industrial y de seguridad social.
“Estos datos demuestran fehacientemente, que la minería privada, a pesar de estar conformada por un pequeño número de empresas, son la columna vertebral de la minería en Bolivia. Esto significa que el gobierno del MAS ha fracasado en su intención de hacer que Comibol sea el eje del sector, que ha sido política desde el 2006. El principal resultado de la política minera del gobierno del MAS es la proliferación de la minera informal, formadas por las cooperativas mineras y por algunas empresas chicas”, explicó.
En ese marco, el director de Milenio señala que Bolivia tiene la oportunidad ser una potencia mundial en el sector de la minería debido a su potencial y reservas, pero lamentó que aquello no ocurre por la falta de oportunidades a los inversionistas.
“Este estancamiento perjudica a las regiones mineras de Bolivia: Potosí, Oruro y La Paz, que pierden la oportunidad de percibir una mayor renta minera y no puede desarrollarse alrededor de lo que en otros países es una economía pujante. Hoy la minería sufre un decaimiento”, sostiene.
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