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Las personas tóxicas, un pésimo negocio

Un dicho popular dice que uno es el producto de las cinco personas con las que pasas más tiempo.


Sábado 16 de Febrero de 2019, 6:30pm






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De acuerdo con estudios de neuropsicología, una persona considerada como tóxica, puede provocar en el cerebro de una persona un profundo agobio y negatividad, provocando un masivo estrés, atentando contra su productividad, equilibrio emocional y bienestar.

De hecho, la gente tóxica desafía, prácticamente, cualquier lógica. Algunos, no se dan cuenta del efecto negativo que ejercen sobre la gente que los rodea, y otros, en cambio, parecen sentir satisfacción al sembrar caos y alterar el bienestar de los otros en el ambiente laboral.

La gente tóxica provoca una serie de complejidades innecesarias en el trabajo, provocan conflictos a toda escala y, por supuesto, un estrés constante en el trabajo. Estudios de la Universidad Friedrich Schiller, en Alemania, señalan que las personas tóxicas son definitivamente, un caso serio porque provocan malestar en su entorno de manera permanente.

La toxicidad de esas personas, afectan la efectividad de las neuronas en el hipocampo, una importante área del cerebro responsable del razonamiento y la memoria. Semanas de estrés provocan daños irreversibles en las células del cerebro, y meses de estrés pueden destruirlas permanentemente. Esto quiere decir, que la gente tóxica no sólo te hace sentir miserable, también dañan fuertemente tu cerebro.

TalentSmart realizó un estudio con más de un millón de personas y descubrió que el 90% de los que mejor se desempeñan en el trabajo, son aquellos que saben controlar sus emociones en tiempos de estrés para conservar el control y la calma. Y una de las virtudes de estas personas, es su habilidad de identificar a la gente tóxica y mantenerse a distancia.

¿Pero estas personas tóxicas, podrían ingresar en la categoría de la psicopatía? Por su tendencia a provocar daño social, laboral; por su permanente conducta de provocar desestabilización emocional en los ambientes de trabajo.

Robert Hare, un académico inglés, publicó un libro titulado “Serpientes con traje”, donde hace una particular puntualización sobre los psicópatas, quienes no sólo son los fríos asesinos que vemos en las películas. De hecho, afirma Hare, están en todas partes, viven entre nosotros y tienen formas mucho más sutiles de hacer daño que las meramente físicas. Los peores, sostiene el académico, llevan ropa de marca, ocupan suntuosos despachos, están en la política y, por supuesto, en las finanzas.

Son personas que saben controlar a los demás, pero parecen muy buenos. Tienen atractivo y son líderes. Son carismáticos, pero sin conciencia.

Un dicho popular dice que uno es el producto de las cinco personas con las que pasas más tiempo. Si permites que al menos una de esas personas sea tóxica, pronto te darás cuenta de qué tan capaz es él o ella de frenarte en tu desarrollo emocional. La gente tóxica, dicen los estudios, tienen una habilidad innata de volver a la gente literalmente loca, porque su comportamiento es irracional. El comportamiento de una persona tóxica, realmente va en contra de toda razón.

No puedes pensar en apartarte de la gente tóxica hasta que los identificas. El truco consiste en separar a quienes son molestos o difíciles de aquellos que son verdaderamente tóxicos. Una categorización genérica ubica a los tóxicos, por ejemplo, como el chismoso de la oficina, al temperamental, al manipulador, al arrogante que mantiene, siempre, conversaciones difíciles y en un enredo continuo. Por ello, para Hare, las personas tóxicas o psicópatas son esponjas emocionales que absorben todo lo que tenemos. Pero si los exprimes, no devolverán agua, sino sólo polvo.

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