La Paz, 31 de octubre (Urgente.bo).- En Bolivia hay personajes míticos que son bien conocidos y que además son temidos por la población,debido a los perfiles y poderes que se le atribuyen a aquellos seres.  

En las puertas de ingresar al mes de los muertos (noviembre),  los cuentos, mitos y las leyendas se hacen presentes. Es muy difícil separar la influencia española con relación a los personajes locales.

Por ejemplo, de ahí es que tenemos la presencia del “anchancho”, un personaje pequeño, que dicen que usa sombrero ancho y que persigue el alma de las personas.

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El “anchancho” se acerca a sus víctimas mediante el engaño, con sus sonrisas y apariencia amistosa. Se presenta con la apariencia de un anciano bondadoso, calvo y obeso o como una persona pequeña. Algunos lo han descrito con nariz de cerdo y cuernos de becerro.

Cuida de los cultivos de los indígenas. Dicen que cuando se aparecen en esos contextos te asusta y se apodera de tu alama.

Otro conocido personaje muy conocido es el Kari Kari o Karisiri. Puede ser representado por la imagen de un cura, aunque hay karisiris locales. Se cree que tiene la cara diferente a un hombre común y corriente, que tiene la tez rojiza.

En un documento de 1943 de Melchor María Mercado, se pinta al Kari Kari como un “pacochi”, un personaje  de  las fiestas de San Pedro y San Pablo en Achacachi.

El antropólogo Milton Eyzaguirre dijo que el Kari Kari no solo te quita la sangre y la grasa,  sino “que te está quitando una de las almas que la persona tiene, y que por eso puedes llegar a fallecer, tiene una connotación mucho más grande”.

Por ejemplo, el Karisiri se aparece a los flojos o aquellos que se duermen donde sea, es por eso que el Karisiri te ataca. “Su tarea es hacer atacar al que se duerme en el camión y el micro”.

El  Japi Ñuños es una mujer desnuda de la cintura para arriba. Aparece en las minas a las personas borrachas  que encantados por ella, la acompañan, pero al día siguiente aparecen desnudos abrazando una piedra en medio de un basural.

En algunos casos, ella es representada por  los Juku Mari, osos andinos con “anteojos” que tienen pecho descubierto.

El Condenado es el muerte que deambula en las noches altiplánicos, porque está en el limbo, que no puede caer al infierno y mucho menos al cielo. Sin redención está entre los vivos y sin cabeza.

La leyenda del Guajojó es la de la hija infeliz de un cacique que impidió que ella convierta en realidad el amor que sentía por un mozo de la misma tribu. El hombre anciano insatisfecho decidió poner fin a la historia matando al joven enamorado.

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“Tras experimentar la prolongada ausencia del amante, la indiecita cayó en las sospechas y fue en su búsqueda selva adentro. Al volver a casa con la dolorosa evidencia, increpó al padre y le amenazó con hacer conoce al pueblo el crimen que había cometido. El viejo hechicero, la transformó al instante en ave nocturna, para que nadie supiera lo ocurrido. Pero la voz de la infortunada paso a la garganta del ave, y a través de ésta siguió en el inacabable lamento por la muerte del amado. Por eso siempre se escucha el lamento del Guajojó.

Jimmy Gira, Director de Culturas de El Alto, dijo que personajes míticos como los duendes, ancahchos, demonios, se reflejan con mayor presencia en la parte andina. Por ejemplo, la leyenda de cholita, la que lleva a bailar a los hombres y les bota por el peñasco es una historia presente en la cultura aimara quechua. En Santa Cruz, una historia similar existe con la viudita.

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