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Otras dos razones por las que el 23 de marzo de 1879 es tan importante para los bolivianos

El historiador Fernando Cajías destacó la batalla de Calama o combate del Topater, que ocurrió el 23 de marzo de 1879, donde se dio la única defensa del Litoral


Domingo 24 de Marzo de 2019, 7:00pm






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24 de marzo (Albaro Huanca, Urgentebo).- Como resultado de la coyuntura, en los últimos días hubo una fuerte controversia sobre si es necesario aún que los bolivianos conmemoren el Día del Mar, luego del fallo de la Demanda Marítima por parte de la Corte Internacional de Justicia. Y la conclusión es que sí, que, a pesar del contexto actual, los connacionales continuarán recordando los hechos del 23 de marzo de 1879.

¿Por qué? La primera respuesta lógica es la defensa ante la invasor Chileno, que en número y armas era muy superior a los bolivianos. Sin embargo, este dato tiene otros dos elementos que reafirman el valor de esta fecha. Ese día, 133 bolivianos, mayoritariamente civiles, con el apoyo de algunos militares, se unieron para defender la Patria. Ese día, ellos dieron en los hechos la primera batalla y quizás la única de honor ante el invasor chileno.

Y todo empezó el 14 de febrero, cuando los chilenos invadieron Antofagasta, una localidad donde la presencia del Estado Boliviano eran tan escasa como lo es aún en algunos pueblos en plenoz siglo XXI.

En febrero de 1879, Ladislao Cabrera informó al gobierno de Hilarión Daza los hechos dramáticos que vivía el puerto de Antofagasta, que fue ocupado por el ejército chileno desde 14 de febrero.

Ante el avance del invasor a Caracoles, y como los residentes bolivianos eran amenazados de ser pasados a degüello, Cabrera, ya como coronel de artillería, salió a Calama, para organizar la defensa del territorio boliviano, junto con personajes como Eduardo Abaroa.

El 23 de marzo de 1879 Calama fue tomada por el ejército chileno, después de una resistencia de los 135 voluntarios de la defensa boliviana. Abaroa y otros valientes defensores cayeron abatidos por las balas enemigas.

El historiador Fernando Cajias destaca que la defensa del territorio boliviano fue llevada por civiles. “Los 135 personas que defendieron el territorio de Calama, provenían de diferentes actividades, por ejemplo funcionarios bolivianos que estaban en el Litoral, pero que se replegaron hacia Calama como el propio prefecto Fernández, pero la mayoría era gente de clase de media, también entra el pueblo que tenía esta vinculación con Bolivia”.

Ladislao Cabrera se vio obligado a evacuar a sus hombres hacia Chiu Chiu y de allí se dirigió a La Paz, donde más tarde desempeñó importantes cargos públicos. En 1881 ocupó la presidencia de la República interinamente. Falleció en Sucre, Bolivia, el 24 de diciembre de 1921, cuando ejercía el cargo de Ministro de la Corte Suprema de Justicia.

Eduardo Abaroa Hidalgo fue el primero de los civiles en ofrecerse como voluntario al abogado y coronel de milicias, Ladislao Cabrera. Se convirtió en su brazo derecho para los preparativos de la defensa.

“El tipo de personajes que se da en esta batalla se ve reflejada en el propio Eduardo Abaroa, que ha sido muy bien estudiado gracias a que se encontrado sus cartas y a través de eso se puede ver que era un mediano empresario, como muchos de esa regiones y, por lo tanto, se dedicaba a varias actividades, por ejemplo al comercio y también era un pequeño minero de las minas de cobre que había en los alrededores de Calama y que siguen existiendo”, detalló el historiador Cajías.

Por lo que explica, hasta el mismo “Ladislao Cabrera tenía varias actividades entre las que destaca su labor como periodista, él publicó el periódico Eco de Caracoles”, recordó el académico boliviano.

Según Cajías, esta es una característica bastante general de los personajes que participaron, donde se evidencia una ausencia evidente de militares. Por lo menos de los 135 solo 10 % eran militares.

“En la época el manejo de armas era muy común y el formar parte de milicias. Por ejemplo Eduardo Abaroa a pesar de ser un comerciante, empresario se destacaba por manejar muy bien las armas”, acotó.

Los territorios disputados, así como las zonas aledañas, se ubican en el desierto de Atacama, y en aquel tiempo tenían acceso expedito solo por mar. En los primeros seis meses, Chile logró la supremacía naval, vital para conquistar las zonas costeras del desierto.

La firma el Pacto de Tregua entre Bolivia y Chile de 1884, puso fin al estado de guerra entre ambos países. Por su omisión en el tratado, Bolivia aceptó la anexión chilena de la franja 23°S-24°S.

Bolivia aceptó la ocupación militar chilena de la zona entre el río Loa y el paralelo 23°S, pero su soberanía quedó en disputa y fue resuelta a favor de Chile.

Calama, la batalla de honor que libró Bolivia

El historiador Fernando Cajias destacó la batalla de Calama o combate del Topater, que ocurrió el 23 de marzo de 1879, donde se dio la única defensa del Litoral. Fue el primer enfrentamiento armado de la Guerra del Pacifico.

Luego de la ocupación chilena del puerto de Antofagasta el 14 de febrero, el mando chileno decide ocupar el despoblado Atacama, ya que era el principal centro de abastecimiento en medio del árido desierto, mientras los civiles bolivianos, hacendados con sus peones ya aprovechaban este hecho para movilizarse. De esta forma el entonces pueblo de Calama adquiere importancia en el teatro de operaciones de la Guerra del Pacifico.

“Se puede decir que fue más una batalla de honor porque la minoría numérica era muy grande, inclusive la gente del pueblo decía que los van a matar a todos. Un poco desanimándolos a que no hagan la defensa”, cuenta Cajias.

El prefecto del Departamento de Litoral, Severino Zapata, se retiró de Antofagasta junto con todas las autoridades y el personal a Calama, donde los hacendados y peones ya estaban armándose, pues sabían que los chilenos atravesarían el desierto para romper la resistencia boliviana.

Las tropas chilenas salen del poblado de Caracoles al mando del coronel Emilio Sotomayor Baeza, eran 544 soldados armados.

Este hecho histórico sirvió de base para que Bolivia mantenga la memoria activa de la pérdida del Litoral. Es por ese motivo que cada 23 de marzo al recordar el hecho, “se activa la memoria de mar que perdimos y se renueva el compromiso de luchar por la reivindicación marítima”.

Las tropas bolivianas, organizadas en tres sectores, constituidas por civiles más dos militares retirados, reunieron cuanta arma se pudo ante el invasor.

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