Diciembre 23, 2024 -H-

Perfil: Alberto Zuazo Nathes, el periodista que jamás salió de una redacción

Periodista de pies a cabeza, como solían decir nuestros mayores, creo que Zuazo Nathes jamás puso sus pies en otra oficina que no haya sido una sala de redacción.


Jueves 3 de Enero de 2019, 10:45am






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Bolivia perdió ayer a uno de sus más insignes periodistas, don Alberto Zuazo Nathes. Por 66 años trabajó en al menos tres medios paceños y fue corresponsal 20 años de la United Press International en Bolivia. Me duele su partida. Era el actual editor general de El Diario y estaba en sus oficinas hasta el sábado último cuando escribió su última columna. Hace seis años me pidió le hiciera el prefacio del libro que escribió y lo hice con enorme aprecio por el colega que le dedicó a la profesión hasta el último día de sus 86 años. Se los copio:

     Prefacio

Aquel día nada le hizo pensar en que se convertiría en testigo de un hecho histórico de primer nivel. Estaba entre el puñado de periodistas convocados por los altos mandos militares bolivianos para que certificaran que el guerrillero Ernesto Che Guevara estaba muerto.

Alberto Zuazo Nathes era el Jefe de Información de El Diario, el decano de la prensa nacional, bajo cuya dirección trabajaban los tres redactores a los que se encomendó la cobertura noticiosa que generaba en Bolivia la guerrilla encabezada por Guevara.

La dirección del periódico, sorprendida por la intempestiva invitación de nombrar un periodista para viajar a al lugar donde fue ejecutado el Che, designó a Zuazo Nathes, quien se embarcó en un avión militar junto con una veintena de colegas de otros medios.

El enjambre de periodistas que informaba al mundo del juicio al intelectual francés Regis Debray, al argentino Ciro Bustos y al fotógrafo inglés George Roth, se encontraba en Camiri y es de imaginarse su frustración al no poder estar entre los privilegiados que viajaban desde La Paz.

En realidad, más que en el juicio de Camiri, muchos de ellos ambicionaban la posibilidad de lograr una entrevista con el mítico guerrillero y comprobar que vivía, dado que por aquellos años se lo daba por muerto en aventuras en el Congo o acaso preso en la propia Cuba por supuestas desavenencias con Fidel Castro.

Zuazo Nathes se convirtió así en una de las pocas personas que aparecieron fotografiadas junto al cadáver del guerrillero, en una instantánea que recorrió el mundo y que fue publicada en centenares de medios internacionales. Las fotos de Freddy Alborta, que podían valer muchísimo, fueron vendidas apenas por un puñado de dólares.

Y es que en esos tiempos a los periodistas bolivianos más satisfacción les causaba el deber cumplido que las recompensas materiales. Por esto no es extraño que Zuazo Nathes no haya guardado para sí una copia del tabloide “especial” de cuatro páginas que publicó el diario y que él mismo preparó ese mismo día a su regreso de Vallegrande.

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Don Alberto Zuazo Nathes cuando recibió el galardón Premio Nacional de Periodismo

“Quedé muy impresionado porque el cadáver tenía los ojos abiertos, de modo que parecía como que estuviera vivo, descansando…”, recordó. Muchos años después, cuando el captor del Che, el capitán Gary Prado, escribió un libro, Zuazo Nathes lo comentó e hizo lo mismo al aparecer el libro de Humberto Vásquez Viaña, guerrillero como su hermano Jorge.

Sobre la guerrilla del Che se han escrito muchísimos libros y el pasado 14 de junio, cuando hubiera cumplido 85 años, el torrente de publicaciones ha demostrado que el mito vive así sea, en estos tiempos, por mero interés crematístico.

Hace algún tiempo me pregunté las razones que tendría Alberto para no haber escrito sobre esa experiencia y haberse sumado a los periodistas que tuvieron una vivencia tan cercana al guerrillero y, aún más, tras haber seguido esa aventura tan día al día en su calidad de Jefe de Informaciones del decano de la prensa nacional, uno de los más importantes medios en la Bolivia de aquellos años.

Quizás la respuesta está en que Zuazo Nathes, en el ejercicio de su profesión, ha estado lejos de cualquier ambición extra periodística. Jamás se ha involucrado en la política partidista y por eso la autoridad con la que escribe sus comentarios cuyo fin último es orientar sobre lo que es Bolivia, lo que debe hacerse o lo que está mal hecho y debe rectificarse.

A fines del 2009, cuando celebré su elección como miembro del Tribunal de Etica de la Asociación Nacional de Periodistas, escribí que si hay un testigo de primer nivel de todo lo ocurrido en Bolivia en las últimas décadas, ese es Zuazo Nathes. Ojalá, dije, pudiera poner en blanco y negro esa historia que ya la escribió diariamente y de a poquito en estos 60 años de profesional honesto.

“Fue como un campanazo que le diste a mi conciencia”, me dijo el colega y para no defraudarme “del todo” compiló una selección de las opiniones que plasmó en los últimos tres lustros en sus columnas de La Razón, Hoja del Sur y El Diario y decidió entregarnos un libro que denomina “Pulsaciones periodísticas del acontecer político”.

Se trata de una colección interesante de artículos que nos ayudarán, y mucho más a los futuros historiadores, a entender qué pasó en Bolivia estos años al punto de haberse materializado un “proceso de cambio” que involucra una nueva realidad político-económico-social del país.

Conocí a Alberto en El Diario. Cuando recuerdo ese noviembre de 1955 siempre me pregunto qué edad tendrá. Apenas unas semanas antes yo había alargado los pantalones para incorporarme como aprendiz en la sección Deportes bajo la dirección de don Julio Borelli, y ya en ese entonces él era Jefe de Información.

Periodista de pies a cabeza, como solían decir nuestros mayores, creo que Zuazo Nathes jamás puso sus pies en otra oficina que no haya sido una sala de redacción. La familia periodística es grande, pero una sola en Bolivia, y jamás escuché alguna palabra de queja en contra suya de los que fueron sus subordinados.

No podía ser de otra manera. Zuazo Nathes siempre fue un soldado en la defensa de los derechos humanos, sobre todo en los días aciagos de las dictaduras que asolaron el país y él fungía como corresponsal. Efectivamente, fue por muchos años corresponsal de la United Press International (UPI) en Bolivia. Fue un gusto trabajar con él cuando desde Nueva York la compañía me mandó a cubrir la Asamblea Ordinaria de la OEA en La Paz que terminó inesperadamente con el golpe de Estado del coronel Alberto Natusch Busch.

También trabajé con Alberto en la cobertura del campeonato preolímpico de fútbol disputado en La Paz en 1987, pero cuando comprobé su fibra fue durante el golpe de Estado. Nunca perdió la calma. Ni siquiera cuando ametralladora en mano nos sacaron los golpistas de la Sala de Prensa de la OEA.

Alberto, además de corresponsal, ocupaba un cargo en Ultima Hora. Desafiando a las balas (y la orden de nuestro jefe en Nueva York, Enrique Durand, de no arriesgar nuestras vidas) nos trasladamos a sus oficinas para usar el teletipo... hasta que otra vez nos descubrieron. Creí perder un hermano cuando dejé a Alberto en medio de esas dos sangrientas semanas y una incierta situación política. Mis superiores me ordenaron descansar y volver a Caracas enviando en mi remplazo a Charlie Padilla, desde la oficina de Santiago de Chile. Alberto no tenía ese privilegio, ni hubiera aceptado irse. El siempre quería estar en la primera línea de combate.

En la década de los 70 se me ocurrió que algún día podría escribir sobre las negociaciones para una eventual salida al mar para Bolivia entre los dictadores Hugo Banzer y Augusto Pinochet y compilé los despachos diarios de Alberto desde La Paz. Han pasado casi 40 años de aquello y recientemente abrí las cajas que los contienen y todavía hoy me sorprende ver la habilidad con la que encaraba diariamente noticias que podían parecer repetitivas, cansadoras, trilladas. Pero también me maravilla cómo, en medio de la peor represión, siempre él se dio modos para denunciar ante el mundo la violación de los derechos humanos.

Aquí debería poner punto final al prefacio del libro que gentilmente Alberto me ha pedido, pero me asaltó una duda – muy propia en los corresponsales -- ¿Habré exagerado las virtudes de Alberto dada nuestra vieja amistad?

La respuesta me la dieron viejos colegas. He aquí sus testimonios:

Conocí a Alberto Zuazo Nathes a la distancia, por sus crónicas, cuando éstas llegaban desde La Paz a Nueva York para su retransmisión a los centenares de clientes que en esa época tenía UPI en América Latina y Estados Unidos. Siempre puntual, cuidadoso y atento a los requerimientos que pudieran hacérsele desde la mesa de redacción, no importaba el día ni la hora, como debe ser en una agencia de noticias internacional. Sus despachos trascendían lo inmediato, incorporando el contexto que les daba a los hechos perspectiva histórica cuando la tenían. Un buen recuerdo de un buen profesional. Enrique Durand (Argentina), ex jefe del Departamento Latinoamericano de UPI

Alberto no solo se distinguió como corresponsal de UPI. También lo hizo durante su paso por El Diario, uno de los más influyentes órganos de prensa de Bolivia. Siempre amable, bien informado y objetivo. Todo un periodista. Herman Beals (Estados Unidos), ex jefe de Deportes del Departamento Latinoamericano de UPI

Alberto Zuazo Nathes fue un colega muy apreciado durante mis años en America Latina con UPI y después como redactor de The Miami Herald.

Un periodista sólido, inteligente, trabajador y de gran integridad. Fue un placer trabajar con él. Martin McReynolds (Estados Unidos) ex jefe de fotografía en Argentina y gerente de UPI en Colombia.

Yo tuve el gusto de conocer a Alberto a través de sus excelentes artículos, muchos de ellos escritos en circunstancias apremiantes por la constante picazón de poder que aquejaba a los militares bolivianos en los inicios de los 80, y en otras épocas..Después, ya en persona, encontré que además de su profesionalismo, Alberto poseía una gran calidad humana y una honestidad a prueba de fuego. Y recuerdo que en La Paz había fuego granado constantemente… Tony Espetia (México) ex corresponsal y gerente de UPI en Perú y Puerto Rico.

Tuve el gusto de trabajar con Alberto en La Paz en varias ocasiones, especialmente días después del golpe de (Luis) García Meza. Alberto es un gran conocedor de los entretelones de la política boliviana, la cual durante la época de los regímenes militares estaba dominada por conspiraciones que parecían no tener fin. Alberto aportaba una buena dosis de claridad a los múltiples enredos, y siempre fue un colega decente en todo el sentido de la palabra.  Edwin Vidal (Perú) ex editor de la mesa Latinoamericana de UPI en Washington y Ciudad de México.

Y bueno, parafraseando irrespetuosamente al Evangelista Juan (21, 25),  pongo a consideración de ustedes, apreciados lectores, estas “Pulsaciones periodísticas del acontecer político”, que abarcan los artículos de opinión de apenas estos últimos años del amigo y colega Zuazo Nathes, porque él ha producido tanto que si se compilara todo lo que ha escrito en casi seis décadas “no habría lugar en el mundo para tantos libros”.

Hernán Maldonado

Ex UPI, EFE, dpa, El Nuevo Herald, CNN.

Miami, julio 2013

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