30 de diciembre (Infobae).- El trágico accidente de un avión Boeing 737-800 de la aerolínea Jeju Air, ocurrido el domingo en el Aeropuerto Internacional de Muan, dejó 179 muertos, pero dos miembros de la tripulación de cabina lograron sobrevivir, según informaron las autoridades. Expertos atribuyen su milagrosa supervivencia a que ambos se encontraban en la cola del avión, la única parte del fuselaje que mantuvo su forma tras el impacto y posterior incendio.
El jefe de bomberos de Muan, Lee Jung-hyun, explicó que el extremo trasero del avión fue el único segmento reconocible tras el siniestro. “Solo la cola retuvo algo de su forma. El resto del fuselaje quedó completamente destruido”, detalló. Este factor resultó determinante para que los dos tripulantes, identificados como Lee Mo, de 33 años, y una mujer de 25 años apellidada Koo, fueran hallados con vida entre los escombros.
Detalles de la ubicación y condiciones de los sobrevivientes
Lee Mo, un asistente de vuelo encargado del servicio en la parte trasera del avión, sufrió fracturas en el hombro izquierdo y lesiones en la cabeza. Fue trasladado inicialmente a un hospital en Mokpo antes de ser enviado al Hospital de la Universidad Femenina Ewha en Seúl, donde está bajo observación intensiva debido a riesgos de posibles secuelas graves, incluida parálisis corporal completa.
Por su parte, Koo, también miembro de la tripulación, fue rescatada con heridas menos severas, incluidas laceraciones en el cuero cabelludo y fracturas en los tobillos. Actualmente recibe tratamiento en el Centro Médico Asan, en Seúl.
Ambos sobrevivientes fueron localizados en la sección trasera de la aeronave, lo que, según los expertos, fue crucial para su supervivencia. La cola del avión, al ser la última en recibir el impacto directo, ofreció cierta protección frente al choque contra el muro de concreto y las llamas que consumieron el resto del fuselaje.
Factores que contribuyeron a su supervivencia
Especialistas en seguridad aérea y funcionarios de rescate han destacado la importancia de la ubicación dentro del avión como un factor clave en este tipo de accidentes. David Learmount, experto en aviación, explicó que la fuerza del impacto se distribuye de manera desigual en un accidente de esta magnitud, con las secciones delanteras y centrales del avión siendo las más vulnerables.
Además, ambos sobrevivientes llevaban puestos sus cinturones de seguridad, lo que, según los informes médicos, pudo haber reducido la gravedad de sus lesiones.
Sin embargo, Lee Mo aseguró no recordar nada después de que el avión comenzara a descender y confirmó haber estado sujeto con el cinturón al momento del impacto. “¿Qué pasó?" y “¿por qué estoy aquí?“, fueron las preguntas que hizo cuando Lee recobró el sentido.
Las autoridades aún investigan cómo el avión perdió potencia y sufrió fallas hidráulicas antes de aterrizar a alta velocidad, pero señalan que la resistencia estructural de la cola jugó un papel crucial en la supervivencia de los dos tripulantes.
Lee Jeong-hyeon, encargado de las operaciones de rescate en el lugar del accidente, enfatizó: “El resto del fuselaje era irreconocible. Si no hubieran estado en la cola, probablemente no habrían sobrevivido”.
Este siniestro, considerado el peor accidente aéreo en Corea del Sur desde 1997, dejó pocas esperanzas de encontrar sobrevivientes tras el impacto y el incendio que envolvió la aeronave. La ubicación de los dos tripulantes en el único fragmento relativamente intacto del avión ha sido calificada por expertos como una combinación de azar y diseño estructural.
Investigación en curso y preguntas sobre seguridad
Las investigaciones preliminares sugieren que el accidente podría haber sido causado por una falla hidráulica, posiblemente derivada de un impacto con un ave poco antes de intentar el aterrizaje. Videos del incidente muestran que la aeronave perdió potencia en al menos un motor y aterrizó a alta velocidad, sin desplegar los flaps ni los frenos de velocidad necesarios para reducir la velocidad al tocar pista.
Especialistas en seguridad aérea señalaron que los sistemas hidráulicos de la aeronave podrían haberse visto comprometidos, aunque algunos cuestionaron la teoría de que un impacto con un ave fuera suficiente para inutilizar el tren de aterrizaje.
Geoffrey Dell, experto en seguridad aérea australiano, comentó que nunca había visto un caso en el que un choque con un ave impidiera el despliegue del tren de aterrizaje.
Además, algunos expertos criticaron la presencia de un muro de concreto al final de la pista, argumentando que su ausencia podría haber salvado vidas. Según el analista de aviación David Learmount, el avión habría podido detenerse en un campo cercano en lugar de colisionar con la barrera. “Es casi criminal tener un muro de concreto en esa ubicación”, afirmó a medios internacionales.
Sin embargo, Joo Jong-wan, un funcionario surcoreano, defendió el diseño del aeropuerto, afirmando que este cumple con las normas internacionales de seguridad y que las zonas de amortiguamiento existentes cumplen con los estándares requeridos.
Dolor y reclamos de las familias
De los 179 fallecidos, 141 han sido identificados hasta el momento, mientras que las pertenencias de las víctimas están siendo recuperadas de la pista como parte de las investigaciones. Familiares de las víctimas exigen respuestas sobre las circunstancias que llevaron a este desastre, el peor registrado en Corea del Sur desde el accidente de Korean Air en Guam en 1997, que dejó más de 200 muertos.
Jeon Je-young, padre de una de las víctimas, expresó su consternación. “Cuando vi el video del accidente, el avión parecía fuera de control. No puedo creer que mi hija, en la plenitud de su vida, haya terminado así”, declaró entre lágrimas.
Las investigaciones continuarán para esclarecer las causas exactas del siniestro y evaluar posibles fallos en los protocolos de seguridad del aeropuerto.