La Paz, 29 de marzo (Revista Oxígeno- Urgentebo).- Sayuri Loza no solo es la hija de la Comadre Remedios. Es una mujer diletante y excéntrica, “loca”. Esa es la definición que ella hace de sí misma. Se inclina mucho por el arte, dice que hace las cosas por amor y no por dinero. Además es historiadora, bailarina de la danza Tribal Fusión y árabe, diseñadora de ropa e intérprete de idiomas aymara, japonés, inglés y latín.
¿Te consideras animalista?
No. Sería muy fuerte para mí decir eso, de hecho hasta hace tres años les tenía mucho miedo a los perros. A pesar que lo tengo a Oberyn (su perro) que es el más querido, tengo cuatro canes más que son de la familia. Me gusta alimentar a los callejeros, a veces apadrino esterilizaciones y ojalá algún día pueda tener un refugio para animales.
¿Cómo ves la vida?
La verdad es que no me lo he preguntado, pero me gusta ver la vida de manera amplia, sin perder mis horizontes, siempre supe lo que quería y lo obtuve con mis propios medios. He estudiado, trabajado, me he cultivado para eso. Me gusta la exigencia, el trabajo duro. La preparación es lo que te hace mejor, no superior que los demás, sino una mejorada versión tuya… y ser feliz con eso porque si eres infeliz de nada sirve.
¿Tú no quieres tener hijos?
Para mí los niños son una gran responsabilidad y todo lo que yo hago quiero hacerlo bien. El camino que he elegido es de tranquilidad, yo trabajo medio tiempo en RTP en archivo y ocupo mis tardes en hacer investigación, en traducir libros del siglo XV, XVI, crónicas, transcribir y traducir cuentos en idioma aymara. Si hago algo (Trabajo, clases) y me aburro, digo gracias y me voy. Eso no podría hacer con un hijo.
Hay mucha gente que ha seguido el camino de ser madre y me parece maravilloso pero yo quiero elegir otro camino.
¿Tú mamá apoyaba todo lo que hacías?
De hecho ella siempre aplaudió mi decisión, me decía que ahora el mundo está muy mal, ves que hay tantos violadores, asesinos, el agua se está terminando, la contaminación, ¿qué van a hacer tus hijos?, los vas a traer a sufrir, me decía.
Cuando decidí estudiar historia, la gente me decía te vas a morir de hambre, pero ella me decía que cuando uno es bueno en lo que hace, gana de donde sea y tenía razón porque a mí nunca me faltó trabajo jamás, me imagino porque era buena estudiante, no salía y hasta ahora no lo hago. No bebo, siempre fui hogareña; compartíamos el mismo gusto en música, en ropa, nos hacíamos hacer anillos gemelos, éramos mejores amigas, me apoyaba en todo siempre.
¿Coméntanos sobre tu primer viaje a Japón?
Ahí sí no me apoyó mucho (ríe) gané la beca, se lo comenté y me dijo que no iría. Desde Japón la llamé y se puso muy furiosa, me indicó que no me mandaría ni un peso como una manera de presionarme para volver.
Me quedé seis meses en Tokio, pero la vida era muy cara y la beca no me permitía trabajar, así que pasé de una universidad Jesuita de muy alto nivel a una universidad de un pueblo y ahí terminé mi licenciatura.
Cuando volví no encontré trabajo, porque mi título era de la Historia y Cultura del Arte Asiáticos con mención en la religión que aquí no servía. Me sentí muy mal y decidí estudiar historia acá y los lazos con mi madre se hacían más fuertes. Me dio cáncer en el intestino justo cuando estaba buscando trabajo, estábamos en una situación económica no muy buena pero éramos mi madre y yo contra la muerte. La enfermedad estuvo en estado latente hasta el 2014 y luego me declararon libre totalmente.
¿Cómo fue la etapa de enfermedad de tu madre?
Ella no tenía la costumbre de ir al médico, imagino por cultura. Mi abuela falleció en agosto del 2018 y le hizo prometer a mi madre que debía de ir al médico. A un principio le dijeron que tenía anemia severa pero una mañana a finales de septiembre me dice que tenía un “bultito” por el vientre, fuimos de nuevo al médico y en la tomografía apareció un tumor, y tras otros análisis descubrimos que era un cáncer muy avanzado.
Yo pensé que ella iba a quedar devastada porque siempre amó la vida, quería vivir hasta muy viejita, yo fui quien tuve que darle la noticia… y ella decidió que quería luchar. Al principio había la opción de la cirugía pero no se pudo porque estaba muy delgada y decidieron hacerle radioterapia.
Nos enteramos que tenía cáncer a inicios de octubre; durante el mes de noviembre y los primeros días de diciembre terminaron las sesiones, pero ya el día jueves 13, antes de morir, empezó a ser como una niña. Ya no hablaba con coherencia, hablaba al vacío, miraba a lo lejos, entonces me di cuenta que el cáncer estaba haciendo metástasis en el cerebro. Le compré picana (su plato favorito) ese día porque ya sentía que no iba a sobrevivir, tomaba mucha agua con hielo y después del mediodía me dijo “quiero ir donde has dicho que me vas a llevar”, ¿dónde pues? “ahí abajo donde has dicho que no me va a doler”. “Sí claro”, le dije, me pidió que la hiciera sentar y me dice ponme mis enaguas más bonitas, ponme ropa bonita… (con la voz entrecortada) se fue apagando poco a poco. Teníamos una relación muy bonita mi esposo, ella, el perro y yo. Era mi persona favorita en el mundo, mi mejor amiga.
Nunca he tenido problemas con ellos y espero nunca tenerlos, creo que es muy complicado lo que ha pasado con nuestras familias, con Condepa, con RTP, ha sido la tragedia del siglo XX. Hay cosas que no se han solucionado o cerrado, pero yo siempre he sentido que RTP, Condepa, radio Metropolitana son mi familia, por eso me gusta trabajar ahí. Yo soy hija de ese proceso como lo son Jorge Luis, Ana Carolina, “Cae”, Pupi, Verónica y también como lo son Adolfo Paco, Pato Patiño; toda la gente que ha formado hizo que yo sea quien soy ahora. No te puedo hablar de odios porque a mí no me gusta pelearme con nadie.
¿En el velorio de tu madre había gente que decía que ustedes seguirán el legado?
Yo siempre digo que el que se mete a política ahorita es ingenuo o ambicioso.
El que sabe, sabe y el que no sabe va a mandar, es presidente, es alcalde, es director, jefe de prensa, lo que quieras. Yo sé de mi profesión, si me meto a mandar no voy a poder hacer nada de lo que hago y además me voy a comprometer porque luego ya no te perteneces, eres del pueblo. Eso me han dicho de mi madre. “Tienes que enterrar sus cenizas porque ella es nuestra, nos pertenece” y tienen razón porque ellos le han puesto donde estaba.
¿Qué piensas de la política?
Creo que la política es muy hermosa pero en nuestro país siempre ha tenido consecuencias ingratas para los políticos como para el pueblo. Todavía no aprendemos, no sabemos lo que es la democracia, no la practicamos, estamos en una oclocracia, que es el gobierno de las masas, sindicatos, dictadura sindical, no importa quién sea, el Presidente tiene que tranzar… por eso hay éxito en el Gobierno de Evo Morales porque él pacta con esas organizaciones.
¿Crees que hay la manera de recuperar la democracia?
Creo que hay, pero nadie va a querer. El presidente Morales tuvo la oportunidad el 2005 cuando obtuvo la mayoría aplastante de hacer un cambio grande y trascendental que es quitarle el 54% del presupuesto nacional a las FFAA.
Alguna vez dijo mi madre que el gran error de los gobiernos ha sido no educar a los indígenas, y ahora el gran error de los gobiernos es no educar a nadie. Nosotros no tenemos ni siquiera en los colegios particulares acceso a buena educación.
A mí me encantaba el modelo endógeno de Condepa, donde la materia prima antes de exportarla la transformas aquí y le das precio. Además, una sociedad que tiene la capacidad de producir está por encima del resto.
Ahora cada vez hay menos artesanos, menos costureros, pero más comerciantes quienes por más exitosos económicamente que sean, no tienen valor en términos de la sociedad productiva. No es malo ser comerciante, lo que sí es malo es solo ser comerciante.
¿Nos hemos olvidado de la familia?
Yo recuerdo cuando era niña que la gente pobre no tenía qué comer, en cambio ahora no es así, tenemos plata. Ahora los dos papás trabajan y no es por la crisis, es por ese afán de querer tener más.
El expresidente de Uruguay José Mújica lo entendió todo, por eso no me deprimo… estoy protegida, cuidada… la gente feliz no necesita rodearse de objetos, de llenar vacíos.
Coméntanos sobre tu gusto por la danza tribal fusión y árabe
Me enamoré de esta danza y quiero que lo último que haga en mi vida sea bailar…
¿Quién es “Sayuriman”?
Es mi lado de superhéroe, esto surgió porque creo que todos somos héroes en algún momento.
Oscar Wilde dice si le das una máscara a un hombre te mostrará cómo es realmente, a veces tú te pones una máscara o un disfraz y puedes ser más tú.
Yo ayudaba mucho a mis contactos de Facebook, me hacían preguntas y yo respondía, y me decían ¡eres mi súper héroe!... pensaba cuál sería mi nombre y como soy Sayuri dije que puedo ser Sayuriman y a todos les ha parecido simpático, me encanta cuando me lo dicen.
(La nota fue escrita por Giovana De la Cruz y fue publicada en la edición Nº92 (febrero) en la revista Oxígeno)