En el área andina, al encuentro o pelea entre contrarios o dos lados opuestos, entre los de arriba contra los de abajo se denomina “tinku o ”… tinkhuta = encontrarse los ejércitos, o bandos contrarios en la guerra, pelea y cosas semejantes ”según Ludovico Bertonio (1557-1625) quien estuvo destinado a Potosí a principios del siglo XVII. En su estadía seguramente apreció este ritual que -desde su cosmovisión judeo cristiana- le pareció una guerra y no un ritual que promovía la igualación entre partes o paridad de los opuestos (Bouysse) y las fuerzas sociales para evitar conflictos en base al principio ideológico indígena del dualismo.
Este ritual es desarrollado para resolver problemas familiares, comunales, intercomunales y en estos pugilatos o tinku pueden participar hombres y mujeres que descansan después de cada encuentro, entre ritmos guerreros que tocan música considerada sacra por la sangre derramada que fertiliza la tierra. Laimes y Qaqachacas siguen en una controversia desde el siglo XVI, cuando el acta de posesión suministrado por Miguel García Morató a Don Bartolomé Astete y Fernando Taquimallku, gobernador de los originarios sobre las parcialidades de los ayllus Cahuali, Callapa, Sullkayana dejaron sin definir con precisión los límites, origen de las continuas disputas.
Los conflictos desde 1830, con incursiones de uno y otro bando(1949-1959-1075-1977-1989-1991-1992) continuaron hasta el año 2003, después de un reguero de muertos de ambas partes , lo que obligó al Estado a convocarlos para firmar un Acta de entendimiento en el Ministerio de Defensa, junto a los prefectos de Oruro y Potosí. No fue la solución y estas reparticiones territoriales que datan del siglo XVI sigue afectando a varias poblaciones del estado boliviano. Finalmente, en el gobierno de Evo Morales se aprobó la Ley de Delimitación Interdepartamental (2014) entre Oruro y Potosí, Laimes, Jucumanis y Qaqachacas festejaron el hecho con un partido de futbol en el Estadium Bermúdez de Oruro.
La marcha por territorio y dignidad de 1990 fue organizada por las naciones indígenas del oriente boliviano (Chimanes, Yuracares, Sirionós, Mojos) entre otros grupos campesinos cuya motivación central era la defensa de sus derechos territoriales que son constantemente despojados ilegalmente por el Estado coludido por empresarios, mayormente extranjeros, que conocen la debilidad institucional y moral de las autoridades para apropiarse de inmensos predios, expulsando comunidades enteras y condenándoles a la miseria y exclusión a nombre del “progreso y desarrollo” que benefician a reducidos grupos familiares.
El resultado de esta movilización social fue el reconocimiento de los cuatro primeros territorios indígenas: DS Nº 22612: Creación del Parque Nacional Isiboro Sécure y DS Nº22611: Chimane y Multiétnico( Chimané, Mojeño, Movima y Yuracaré), ordenamiento jurídico que permitió fortalecer las instituciones indígenas para preocupación, en este caso, de las logias latifundistas cruceñas que se habían apoderado, durante la república, de enormes extensiones de manera amañada e ilegal. La Reforma Agraria del año 1953 no afectó estas grandes territorios productivos, lo que permitió la emergencia de grupos conservadores fortalecerse y aplicar políticas de expulsión de los indígenas originarios a través de sus “empleados” enquistados en el aparato estatal. Recuérdese al Ministro de Educación Hedim Céspedes que tenía una empresa como camouflage para el tráfico de tierras fiscales y al que nunca se juzgó.
Esta estrategia de infiltrarse al gobierno no es nueva; así en el gobierno de facto, el ex legislador y candidato a la Presidencia, Oscar Ortíz fue nombrado Ministro de Economía con un solo propósito, promover el DS: Nº 4232 que permite el uso indiscriminado de transgénicos a los agroindustriales, aprobado en tiempo record y sobreponiéndose a la Constitución Política del Estado. Una vez cumplida su misión, renunció; otro tanto ocurrió con uno de los líderes de la logia servo croata, el señor Marincovich que ocupó el mismo cargo y renunció luego de apropiarse de miles de hectáreas, incluyendo la Laguna Corazón que hasta la fecha el oficialismo no revierte al Estado para repartir a los campesinos sin tierra.
EL despojo de tierras productivas es una guerra en la que los valores románticos de preservación de la Madre Tierra suena a canto surrealista a los grupos neoliberales, habida cuenta que para los capitales no existe Patria ni Matria, solo intereses y codicia y para ello usan dinero para comprar conciencias.
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