22 noviembre (La Vanguardia).- El Brasil-Argentina de las eliminatorias del Mundial 2026 comenzó con casi media hora de retraso por una pelea generalizada registrada en la tribuna del estadio Maracaná de Río de Janeiro antes del comienzo del superclásico sudamericano. Liderados por Leo Messi, la selección argentina se llegó a retirar a los vestuarios y regresó al campo después de ausentarse 17 minutos tras desatarse la pelea y ser reprimida por la policía.
Los incidentes comenzaron cuando los altavoces del estadio de Río de Janeiro reproducían el himno argentino y se desató una pelea entre algunos aficionados brasileños y visitantes que se extendió por varios minutos. Como la policía fue incapaz de contener los ánimos, los jugadores argentinos, que ya se posicionaban para el inicio del partido, se dirigieron en grupo hasta la tribuna sur del Maracaná para pedir calma a los aficionados.
Liderados por Messi, los futbolistas argentinos se negaron a jugar y estuvieron 17 minutos en el vestuario
Miembros de la delegación argentina también intervinieron luego de que algunos aficionados aparecieran sangrando al parecer por la represión policial. Como la policía ocupó parte de las sillas destinadas a los argentinos y no permitió el regreso de los que estaban sentados en ellas, los futbolistas de la albiceleste se dirigieron a los vestuarios y dijeron que esperarían unos minutos a que la situación fuese controlada.
El último clásico por las eliminatorias mundialistas entre Argentina y Brasil, disputado en 2021 en Sao Paulo, también fue conflictivo. Se interrumpió a los cinco minutos del pitido inicial por la presencia de agentes sanitarios en el campo que acusaron a cuatro jugadores argentinos de haber violado las normas de prevención de la covid por no haber respetado la cuarentena. Ante la vergonzosa situación, y con las dos selecciones clasificadas al Mundial de Qatar 2022, el partido que estaba aplazado jamás fue completado.
El partido
Argentina asestó la tercera caída en línea a la selección de Brasil, la primera dentro de su casa en la historia de las eliminatorias, y la dejó sumida en una crisis al cierre de la sexta jornada, que dejó al campeón del mundo sólido en la cima y a Uruguay como escolta.
La alegría de la albiceleste al final del partido en el estadio Maracaná quedó ensombrecida por la manifestación del seleccionador Lionel Scaloni, quien en conferencia de prensa dejó en suspenso su permanencia en el cargo. Explicó que el listón de los logros obtenidos por Argentina ha quedado muy alto y los jugadores necesitan un entrenador que tenga "todas las energías posibles".
Un gol de Nicolás Otamendi en el minuto 62 en el superclásico le infligió una dura derrota a su rival, que nunca había perdido en casa en las eliminatorias sudamericanas para terminar el año en la cima de la clasificación con 15 puntos.
Brasil sumó su tercera derrota y la de este martes, la más humillante. Con 7 puntos ocupa el sexto lugar, el último puesto que garantiza cupo directo para el Mundial 2026. Y en la cuerda floja está el entrenador interino, Fernando Diniz, cuya cabeza fue pedida a gritos por el público, que ovacionaba cada jugada de los argentinos.
El caldeado ambiente en las gradas se trasladó al terreno de juego y como resultado de ello hubo un expulsado: Joelinton, a los 82 minutos, por una agresión a Rodrigo De Paul. Por precaución, Messi tuvo que retirarse del campo antes de tiempo, en el minuto 76, por unos problemas físicos.
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