Diciembre 24, 2024 -H-

Tipo de Cambio fijo, informalidad y las deficientes empresas estatales

Pareciera que los ideólogos, expertos y/o autoridades del oficialismo no se pusieran de acuerdo, pues mientras unos apuestan a fijar y mantener inalterable el Tipo de Cambio, otros se emocionan propiciando emprendimientos empresariales estatales


Miércoles 2 de Mayo de 2018, 11:30am






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Van doce años y el Proceso de Cambio ha fracasado, jamás diversificó y menos cambió la Matriz Productiva. Administrar (y malgastar) los recursos generados por las actividades extractivas, apostar al mercado interno, controlar la inflación y mantener la bolivianización del sistema monetario, fueron las principales apuestas del otrora ideólogo Ministro de Economía y Finanzas, políticas que aún mantiene vigentes su sucesor en la cartera de gobierno que administra la economía boliviana.

La desaceleración de la economía ya convive con nosotros, desde la gestión anterior los niveles de consumo se redujeron; pero eso no es suficiente para las autoridades gubernamentales, que ven actitudes más conservadores y menores expectativas en inversores y consumidores, pero que creen que nunca llegará a derivar en crisis, es más, apuntan a un repunte para esta gestión.

Entonces, ¿por qué cambiar el modelo?, ¿por qué insistir en el discursito de cambio de la matriz productiva?; por qué entonces, por ejemplo, deberíamos cambiar la política cambiaria.

Una devaluación de la moneda, arriesgaría la llegada de un proceso inflacionario, subirían los precios de los productos importados que inundan los mercados, supermercados, tiendas comerciales y galerías; afectando nuestros bolsillos, bajando el consumo, y por supuesto, la pega de miles de bolivianos que se dedican a vender productos importados de manera legal o ilegal.

Por supuesto que la misma devaluación podría hacer más competitivas a nuestras industrias y exportaciones, y a mediano plazo diversificar nuestra matriz productiva; pero: ¿de qué serviría?, si ya la importancia de nuestras industrias y exportadores es marginal en nuestra economía, no dan ni la tercera parte del empleo que da el comercio que vende baratos productos del extranjero.

Producir o importar materia prima para industrializar y elaborar un producto boliviano, cada vez es más difícil. Ahí están entonces las pobres textileras compitiendo con los importadores de ropa usada, los productores agrícolas con las frutas y verduras peruanas, o la industria gráfica con los cuadernos chinos; demostrando que una de las variables que van de la mano del desarrollo productivo y la exportación no tradicional, es una correcta política cambiaria, o al menos, una diferente a la actual.

A esto, hay que sumar la guerra perdida contra el contrabando, pasaron los mismos doce años y la informalidad de la economía cunde en nuestras calles, así como los balazos y grupos organizados de contrabadistas en las fronteras, convirtiéndose en el tiro de gracia de nuestra moribunda industria.

Sin embargo, pareciera que los ideólogos, expertos y/o autoridades del oficialismo no se pusieran de acuerdo, pues mientras unos apuestan a fijar y mantener inalterable el Tipo de Cambio, otros se emocionan propiciando emprendimientos empresariales estatales.

Y así, a pesar de que nuestro mercado está poblado de alimentos, productos tecnológicos, de imprenta y ropa importada, favorecida por el Tipo de Cambio sobrevalorado; y apoyados además por la permisividad que el Estado le da al contrabando de todo tipo de productos; no faltaron los que se imaginaron que emprendimientos del Estado como Cartonbol, Papelbol, Enatex o Quipus, podrían competir en este salvaje mercado boliviano.

Resultado: así como nuestras pequeñas y medianas empresas privadas, sufren el olvido de las políticas estatales; estas empresas, denominadas “estratégicas” no lograron salir adelante. Enatex ya fue liquidada, la Empresa Quipus cuenta con varias gestiones de Quiebra Técnica en sus Estados Financieros, Cartonbol luego de varios años logró ínfimas utilidades, y Papelbol debe tener tan mal desempeño, que sus resultados financieros, son los más ocultos del Estado.

La diferencia, las inversiones malhechas en estas empresas creadas por el Gobierno de Morales, no salieron del bolsillo del Presidente (como salen de los inversores que apuestan por el país); sino de préstamos que el Estado adquirió a nombre de todos los ciudadanos.

Existen dos caminos, que el Gobierno de el ejemplo y aplique su nueva Ley de Empresas Sociales y ponga a cargo de estas empresas a los Sindicatos, tal vez hasta ellos lo harían mejor; o esperar que el 2020, los responsables de estos emprendimientos fracasados, respondan en la justicia la negligencia con la que ejecutaron la gestión pública.


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