Nuestro andar periodístico, estrecho y fecundo, tomó otros rumbos cuando ambos dejamos de pertenecer en Washington al equipo de corresponsales de la United Press International (UPI). Ella regresó a La Paz y yo me fui a Miami. Perdimos contacto (no había Internet) de manera que un mediodía me sorprendió su telefonazo.
Directa, como siempre fue, dijo: Hola, Hernán, soy Ana María Romero, te habrás enterado que me han nombrado directora de Presencia. Te llamó porque me gustaría saber si aceptas subirte a bordo. Te ofrezco la subdirección…
Me quedé mudo. Ella entendió mi sorpresa y puntualizó: No me des la respuesta ahora mismo. Pensalo. Puedes tomarte unos días…
--Es un poco difícil, Ana María, apenas tengo seis semanas en el Miami Herald y ni mi familia todavía se ha trasladado. Definitivamente te agradezco, pero no puedo aceptar tu oferta, le dije.
--Había pensado en ti, porque necesito alguien con carácter, de ñeque, porque tengo problemitas con ciertas personas… No importa. Veré que hago, dijo. Pasamos a hablar de colegas y amigos comunes.
Nunca sabré si, como me ocurrió otras veces, dejé que la oportunidad se me escurriera de las manos. Hubiera vuelto al país porque cuando salí de allí, mi amigo, maestro y colega José Gramunt de Moragas SJ me había recomendado “dejar siempre la puerta entreabierta”.
Cuando en octubre de 1958 Presencia pasó de semanario a diario, con don Julio Borelli, y Enrique Martinez Pereira constituimos el primer equipo de la sección deportes. Fue efímero nuestro paso, pero a mi me dolió dejar el periódico. Quienes nos reemplazaron se quedaron décadas.
En una época en que los diarios no tenían enviados especiales, colaboré desde Caracas con Presencia cuando Bolivia jugó eliminatorias para la Copa Mundial Argentina-78. Tito de la Viña, jefe de deportes, me alentaba a hacerlo.
Meses después de mi charla con Ana María, una tarde en el Herald revisaba los libros que regalaban sus autores a la redacción para que los comentaran, cuando vi “Guerrero en las sombras”, del cubano Félix Rodríguez.
Al hojearlo vi la foto del agente de la CIA con el Che Guevara en las afueras de la escuelita de La Higuera donde fue ejecutado. Fue la última foto del Che vivo y supe de inmediato su importancia.
Llamé a Presencia (era un domingo) y Ana María no estaba, pero si Mario Maldonado Viscarra. Le conté rápidamente el hallazgo. ¿Puedes escribir una breve nota y mandarnos la foto?, me preguntó.
Tenía que trabajar, asi que a Mario le dicté unos cuantos párrafos de lo que leía en el libro y le dije que procuraría enviarle una copia de la foto en el vuelo de esa noche del LAB con algún pasajero. Un hombre de Presencia lo recibiría en El Alto. Lo hizo. A los dos días no vi nada publicado.
Al tercer día estaba la sensacional foto con los párrafos que le dicté a Mario. Satisfacción del deber cumplido. Ana María me llamó para agradecerme por la “gran pepa” (primicia) y me dijo que demoró la publicación por otra noticia local de importancia.
Esa fue la última vez que tuve trato directo con el diario, aunque a través de la ANF, cotidianamente publicaba mis artículos de opinión.
El colega y amigo Juan Carlos Salazar me envió hace poco el libro que compiló: “Presencia, una escuela de ética y buen periodismo” y traté de hallar las causas de su cierre tras 49 años de fructífera vigencia.
La Conferencia Episcopal Boliviana afirma que se debió a causas económicas, pero quizás hubo otras. Su último director, Mario Frías Infante, revela que el diario “fue declinando por causas que no me corresponde mencionar”. Inevitablemente recordé aquella charla telefónica con Ana María.
Tras la muerte del Che, muchos de los que lo persiguieron u ordenaron su ejecución encontraron la muerte, asesinados o en circunstancias sospechosas alimentando la leyenda de la “maldición del Che”.
El libro “Caballero Templario”, escrito por la viuda del agente de la CIA que operó con Rodriguez en Bolivia, Julio Gabriel Salvador Garcia, contiene una docena de fotos. En una de ellas se ven las manos amputadas del Che sobre un diario Presencia, de esos días…
(*) Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.