El Chavo del 8, aunque ha dejado de emitirse, no sale de la memoria de quienes disfrutaron de la serie y de cada uno de sus personajes entrañables. En la Vecindad, el niño del barril, La Chilindrina, Doña Florinda, la Bruja del 71, el Señor Barriga, Quico y Don Ramón captaron la atención de millones de televidentes en el mundo occidental.
Pero también hubo personajes secundarios que llegaron a ser apreciados, que despertaron la empatía de los espectadores. Uno de ellos fue Godínez. El chico que se sentaba en el fondo del aula en la clase que dictaba el Profesor Jirafales.
Con su overol azul, la camisa amarilla y una gorra con visera verde echada hacia arriba, buscaba pasar lo más desapercibido posible. Según los libretos, era brillante, pero siempre estaba enfocado en otras cosas. Apareció por primera vez en 1974, en el capítulo titulado El alumno más inteligente, junto con Ñoño, La Popis y Malicha.
Totalmente despreocupado, intentaba esquivar las preguntas que le hacía el ‘Maestro Longaniza’. También contestaba con ocurrencias únicas los interrogantes que surgían en clase o pasaba el tiempo concentrado en sus dibujos y sus interpretaciones en la armónica. Ni bien el profesor Jirafales se dirigía a él, respondía: "Yo no fui", "Yo no hice nada”, “.. ¿Yo por qué?”, fueron sus frases típicas.
El diario digital Infobae señala que si bien Godínez es un apellido, “en México se les llama como godín a las personas que trabajan en la administración pública, y que buscan evadir las tareas que les indican sus jefes, como aquel niño hacía con las órdenes que le daba Jirafales”.
Era querido por sus respuestas insólitas. Como la vez que le preguntó el maestro "Qué es el cosmos" y él esbozó "El equipo de fútbol donde jugó Pelé en Estados Unidos". O cuando ante el interrogante “¿Quién me puede decir cuál era la principal actividad del azteca?” (en relación con la cultura prehispánica) y Godínez respondió “los partidos de futbol”, pensando en el famoso Estadio Azteca de México.
¿Quién estuvo detrás de ese personaje? Horacio Gómez Bolaños, hermano de Chespirito y productor de los programas que Chespirito encarnaba. El, según diferentes versiones, no buscaba protagonismo, su incursión frente a las cámaras fue por expreso pedido de su hermano, él prefería estar detrás de las cámaras.
Según publicó años atrás el diario mexicano El Heraldo, Horacio era un gran guionista y un buen jugador de fútbol. Pero en el deporte no tuvo mucha suerte, y por eso probó suerte en el mundo televisivo. Todo lo que ocurría dentro del universo de la productora de Gómez Bolaños pasaba por sus manos. Hasta supervisaba el marketing, un verdadero emporio que le hizo ganar millones a la empresa.
Siempre soñó con ser un creador de contenidos, trabajar desde las sombras. Aun cuando se sentía más a gusto al otro lado de las cámaras, Chespirito lo alentaba para que se hiciera famoso apareciendo en escena. Su escasa participación tuvo que ver con eso: darle el gusto a su hermano más que por un deseo propio.
Roberto Gómez Bolaños encontró muchas cualidades artísticas en Horacio. Por algo lo instó a personificar a un detective, un ladrón y hasta un cantinero en El Chapulín Colorado, otras de sus grandes producciones. Además, en 1978 participó de las películas Charrito y El Chanfle, personificando a un policía.
Al concluir la serie, Horacio se alejó de su hermano y volvió a producir. En 1994 se unió a su sobrino, Roberto Gómez Fernández, y empezaron a crear productos televisivos.
Horacio Gómez Bolaños trabajó en su verdadero oficio como guionista en distintas producciones televisivas; falleció en 1999 a la edad de 69 años, a causa de un infarto fulminante.
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